Mirra Andreeva es la nueva joya del tenis femenino. La rusa de 17 años irrumpió hace una semana en el top 10 tras conquistar sus dos primeros WTA 1000 de manera consecutiva, en Dubai e Indian Wells. Y dueña de un tenis de enorme nivel y de una personalidad efervescente y extrovertida, se convirtió muy rápido en la niña mimada de la gente. Pero su caída en la tercera ronda de Miami dejó claro que muchas veces el cariño de los fanáticos es efímero.

La número seis del ranking mundial -la jugadora más joven en ganar certámenes WTA 1000 (o Tier 1, como se conocía antes este nivel) al hilo desde Martina Hingis en 1997- perdió en su segunda presentación en el torneo de Florida ante la estadounidense Amanda Anisimova, en un partido picante que la local se llevó por 7-6 (7-5), 2-6 y 6-3. Y tras la derrota, que le cortó una racha de 13 victorias consecutivas, compartió algunos de los insultos y amenazas que recibió a través de las redes sociales.

«Y esto es lo que recibís cuando perdés un partido», escribió en una historia de Instagram, que eliminó poco después, aunque no antes de que la publicación se hiciera viral.

En la imagen se podían leer durísimos mensajes. «Una jugadora tan estúpida. La jugadora más descerebrada de la historia», le puso un usuario. «¿Cómo podés perder con alguien que comete 80 errores no forzados?», «¡Parecés un hombre! Mereces el peor cáncer que exista», «Una de los peores jugadores de la historia» y «Volvé a tu casa» escribieron otros.

Lo que vivió Andreeva no es ninguna novedad. Desde hace años, los jugadores y las jugadoras suelen ser blanco de ataques y amenazas en las redes sociales, de parte de usuarios (apostadores, sobre todo) que fueron «perjudicados» por algún resultado.

«Siento que ya no podemos estar en internet y sentirnos seguros. Hay que tener mucho cuidado con lo que leemos y a quién seguimos», comentó en agosto pasado Iga Swiatek, hoy número dos del mundo y ganadora de cinco Grand Slams.

Ante los reclamos y pedidos de las tenistas, la Federación Internacional de Tenis (ITF), la WTA, el All England Lawn Tennis Club (organizador de Wimbledon) y la Asociación de Tenis de los Estados Unidos (USTA, responsable del US Open) unieron fuerzas y a principios de 2024 lanzaron una iniciativa innovadora que utiliza el servicio Threat Matrix para monitorear las cuentas de redes sociales públicas en busca de contenido abusivo y amenazante y proteger a los jugadores y las familias del tenis.

Entre enero y octubre, el sistema monitoreó 2.47 millones de publicaciones. Y en diciembre revelaron que en esos diez meses se habían detectado y reportado «12.000 publicaciones y comentarios abusivos verificados en X (ex Twitter), Instagram, YouTube, Facebook y TikTok«. Y afirmaron que «las identidades de 15 autores de cuentas altamente abusivas -que había superado los «umbrales penales»- fueron facilitadas a las fuerzas de seguridad nacionales para que tomen medidas».

Pero el vasto y complicado universo de las redes hace que la tarea de proteger a los jugadores sea una misión demasiado complicada. Y aunque se haya avanzado mucho en esa tarea, los jugadores siguen siendo víctimas de personas que aprovechan el anonimato de una cuenta de Instagram o Twitter para generar miedo e inseguridad. Como le ocurrió a Andreeva, que por una simple derrota pasó de ser la nueva gran estrella del tenis femenino al blanco de ataques repudiables.



Fuente Clarin

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