La vida de Lois Boisson no será la misma cuando termine su camino en la presente edición de Roland Garros. La francesa, que entró al certamen gracias a una wild card, venció a la rusa Mirra Andreeva en cuartos y este jueves enfrentará en las semis a la estadounidense Coco Gauff, era una desconocida cuando llegó a París. Pero más allá de cómo termine su aventura, ya se aseguró irse del torneo como (al menos) una de las mejores 70 del ranking, con una bolsa de premios que multiplicó varias veces las ganancias de su carrera hasta ahora y con algunos récord y marcas históricas bajo el brazo. Y como la nueva gran sensación del tenis galo, que celebró a lo grande cada una de sus victorias sobre el polvo de ladrillo de Bois de Boulogne.

Boisson hizo delirar el miércoles a las más de 15 mil personas que colmaron el Philippe Chatrier y que le hicieron sentir a Andreeva, número seis del mundo, su condición de «visitante». Tanto, que la rusa de 18 años, futura gran estrella del circuito femenino, terminó superada por el contexto y la situación. Y la dueña de casa se impuso por 7-6 (8-6) y 6-3, tras levantar un 0-3 con seis games ganados al hilo en el segundo set, para citarse con Gauff, segunda del ranking.

“Es realmente increíble para mí lograr algo así, estoy muy feliz de estar en semifinales, pero espero continuar. Veremos lo que pasa. Estoy muy orgullosa de mí misma, la verdad es que me costó mucho llegar a esta instancia, todos los partidos fueron muy duros. Estoy orgullosa de cómo estoy terminando cada encuentro, cada punto, estoy orgullosa de lo que hago en cancha», reflexionó tras el festejo que le permitió romper una larga sequía sin representantes francesas entre las cuatro mejores del certamen.

La última jugadora de ese país que había llegado a semis había sido Marion Bartoli en 2011. Pero ella no se conforma. «Todos los niños que juegan al tenis sueñan con ganar un Grand Slam, y los franceses, con ganar Roland Garros, sin duda. Es un sueño, así que iré por él», avisó quien parece decidida a no parar hasta levantar la Copa Suzanne Lenglen, que quedó en manos galas por última vez en 2000, cuando la conquistó la legendaria Mary Pierce.

Nacida en Dijon hace 22 años, Lois es también la semifinalista francesa más joven en un Grand Slam desde Amelie Mauresmo, ex número uno, en Wimbledon en 1999.

Boisson tenía todo listo para debutar el año pasado en Roland Garros, tras recibir una invitación de la organización. Pero a dos semanas del comienzo del torneo, sufrió la rotura del ligamento cruzado y el menisco de la rodilla izquierda. Estuvo nueve meses sin pisar una cancha, volvió a jugar en febrero y, luego de su debut absoluto en un torneo WTA a fines de abril, el Grand Slam parisino le otorgó otra vez una wild card.

Con apenas un torneo y una victoria en el máximo nivel y desde el 361° escalón del ranking, llegó a París sin expectativas para debutar en un “grande”. El primer gran golpe lo consiguió en octavos, al bajar a la estadounidense Jessica Pegula, tres del mundo y finalista en el US Open 2024.

El segundo fue la victoria con cierre aplastante ante Andreeva, que la convirtió en la primera jugadora afuera del top 300 en vencer a dos top 10 en un mismo torneo desde Serena Williams en Scottsdale 1997. Es la primera en la Era Abierta en alcanzar las semis de Roland Garros tras ingresar al cuadro como wild card. Y es la tercera desde 1980 en llegar a esa ronda de un singles femenino en su primer «grande» después de Mónica Seles y Jennifer Capriati, que lo hicieron en París en 1989 y 1990, respectivamente.

Para Boisson, igual, haberse metido entre las cuatro mejores del certamen significa mucho más que ese puñado de estadísticas que quedará en los libros.

"Todos los niños franceses sueñan con ganar Roland Garros", afirmó Boisson. Foto REUTERS/Denis Balibouse«Todos los niños franceses sueñan con ganar Roland Garros», afirmó Boisson. Foto REUTERS/Denis Balibouse

Significa un salto enorme en el ranking, similar, aunque más impresionante, del que experimentó la argentina Nadia Podoroska cuando fue semifinalista en 2020. Ya se aseguró escalar casi 300 posiciones hasta el 65° lugar y podría meterse entre las 35 mejores si llega a la final -en la que jugaría con Aryna Sabalenka o Iga Swiatek, protagonistas de la otra semi- y quedar al borde del top 20 si se consagra campeona. Eso le cambiará el panorama de ahora en más, porque ya no necesitará pasar por las qualys o ser invitada para jugar las citas más importantes del calendario.

Y significa también un enorme crecimiento de su cosecha de premio metálico dentro de la cancha. Cuando llegó al torneo llevaba ganados unos 148.500 dólares en toda su carrera. En París ya ganó unos 788.200.

Pero nada saca de foco a Lois. Ni las victorias ante rivales top, ni los puntos ni el dinero. Tampoco la chance de compartir un entrenamiento con Jannik Sinner, el número 1 del mundo de la ATP, como hizo el miércoles antes de enfrentar a Andreeva. Ni la locura desenfrenada de sus compatriotas -hasta se instalaron unas pantallas gigantes en la Plaza de la Concordia para que la gente pudiera seguir el partido frente a la rusa- o la posibilidad de meterse en la historia del torneo que siempre soñó ganar.

«Por supuesto que siento la presión, pero puedo con ella. Aunque no la siento por el público. Me encanta jugar con ellos, oír mi nombre cuando gano un punto para mí es un plus. No lo llamaría presión, aunque seguro que para los rivales también supone una dificultad», analizó.

La ciudad instaló pantallas gigantes en la Plaza de la Concordia para que la gente pudiera seguir el partido de Boisson. Foto AP Photo/Michel EulerLa ciudad instaló pantallas gigantes en la Plaza de la Concordia para que la gente pudiera seguir el partido de Boisson. Foto AP Photo/Michel Euler

«Realmente no pienso en lo que vendrá después, en el ranking y todo eso. Solo intento concentrarme en este torneo, disfrutar mucho de todo lo que estoy logrando tanto dentro como fuera de la cancha. Ya miraré esas otras cosas una vez termine el torneo, por ahora solo tengo que pensar en las semifinales», agregó.

Y consultada sobre si está de acuerdo con quienes aseguraron que su gran campaña en Bois de Boulogne es un «milagro», no dudó.

«No lo creo, aunque sí tuve un poco de suerte. Simplemente esto es la consecuencia al esfuerzo que vengo haciendo desde que empecé a jugar al tenis y que hice el año pasado después de la rehabilitación y todo lo demás. Es resultado de todo el trabajo duro del pasado, nada más». aseguró Boisson, la gran revelación de Roland Garros.





Fuente Clarin

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