No eran las 8 de la mañana -momento en el que se abren las puertas del Autódromo José Carlos Pace- y las filas ya eran largas en los accesos a las distintas tribunas para ver el segundo día de actividad del Gran Premio de San Pablo, con Sprint Race y clasificación para la carrera del domingo. Lo que sorprendía (o quizás no ya que se esperaba un aluvión de diez mil hinchas argentinos en Brasil) es que en todas hubiera banderas celestes y blancas.

El ingreso no fue fácil. De hecho, cuando Colapinto salía a dar la vuelta de formación para la carrera y se ponía en el cajón número 14, todavía eran cientos los argentinos que estaban afuera y no iban a poder ingresar hasta mucho después de concluida.

En las tribunas la imagen se replica: los más afortunados viajaron en grupo y tienen mayor compañía; muchos, en cambio, aparecen solitarios con camisetas de la Selección o algunas remeras truchas de Franco Colapinto, el piloto del que todo Interlagos habla por la pasión de sus hinchas y por su futuro, repleto de rumores de un posible contrato con Red Bull.

Hay algunos que corrieron con fortuna para estar aquí en Interlagos. Desafiaron a la suerte y le ganaron, cuando participaron de un concurso de la cerveza que auspicia al pilarense de 21 años. «Jamás me imagine ganar, hice pedidos (en la app TaDa) a lo largo del mes con el sorteo en mente, pero el mensaje me agarró de sorpresa total. ¡Un golpe de suerte!”, cuenta emocionada Malena Zubizarrete, que llegó desde la Ciudad de Buenos Aires.

Jonathan Gustavo Kronemberger también integra el grupo invitado por Quilmes. «Fue de pura casualidad la verdad, no estaba muy familiarizado con el sorteo pero muy muy contento de haber participado y ganado. Es mi primer gran premio, mis expectativas están a mil, súper emocionado por esta experiencia única que me toca vivir», relata. Con la ilusión de poder conocer a Franco, el chaqueño le trajo un regalo desde Argentina: «Es un frasco de dulce leche casero argentino de mi localidad natal, Juan José Castelli».

Malena no se animó a traerle nada pero aprovecha para dejarle un mensaje: ⁠«A Colapinto le diría que viene representando excelentemente a los campeones del mundo. Que recién empieza la huella que va a dejar, y que gracias por inspirarnos a los argentinos a seguir triunfando».

Como ellos, miles de argentinos trasladaron su pasión unos 2000 kilómetros, los que separan Buenos Aires de San Pablo, y esperan hacerle sentir su fanatismo a Colapinto. También avisarle a la Fórmula 1 y a sus equipos que lo quieren el próximo año arriba de un auto porque, como cantan algunos ya, «muchachos ahora nos volvimos a ilusionar, quiero ganar la carrera, quiero ser campeón mundial y al Lole, desde el cielo lo podemos ver, alentando a Colapinto que no para de correr».



Fuente Clarin

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