El triunfo argentino en el Sudamericano de 1921 marcó el camino de otras catorce consagraciones. Quince títulos suma Argentina en la Copa América, igual cantidad que Uruguay, el primer campeón, en 1916, en Buenos Aires, cuando conquistó la Copa Murature. Hasta ese momento, Uruguay, tres veces, y Brasil, una, habían sido los campeones. Ese V Sudamericano se disputó en Buenos Aires, en el mítico escenario internacional de Sportivo Barracas. Después Argentina repitió en 1925, 1927, 1929 y 1937. Son los primeros festejos en blanco y negro. La enorme base en la que cimentó el prestigio del fútbol argentino.

En 1921, Argentina ganó los tres encuentros y no recibió goles: 1-0 a Brasil (Julio Libonatti), 3-0 a Paraguay (Libonatti, Blas Saruppo y Raúl Echeverría) y 1-0 a Uruguay (Libonatti). El gol, un golazo: “El puntero mendocino González colocó un centro a media altura y Saruppo, a la carrera, shoteó con violencia. Belouta se arrojó espectacularmente hacia un costado y consiguió desviar a duras penas la pelota. Libonatti, a la carrera, entró en juego, y su shot corto y cruzado la hizo llegar al fondo de la red«.

Pedro Calomino, crack de Boca, wing derecho y el DT en la cancha, declaró tras la consagración: «Ha sido un match excelente, lleno de incidencias agradables y donde fue dable observar en cada acción la inteligencia de los jugadores, cuyos esfuerzos, redoblados por el entusiasmo y la colocación especial de cada equipo en este certamen, contribuían a dar a la lucha contornos que no reúnen todas las justas internacionales«.

Una foto de la época revela que la gente iba vestida de saco, corbata e infaltable sombrero. No había alambrado en la desaparecida cancha de Sportivo Barracas; apenas unos pequeños postes blancos separados por dos metros y unidos por una soga, separaban el campo de juego del público. También algunos policías. Fueron testigos 35.000 espectadores y se vendieron 25.000 entradas de un peso y 6.000 de dos pesos. Y mucha gente quedó afuera.

Tras la organización de Brasil (1922) y Uruguay (1923 y 1924), el segundo título argentino también fue de local, en 1925, y el escenario fue nuevamente Sportivo Barracas, con otros dos participantes, Paraguay y Brasil. Por eso se jugaron partidos de ida y vuelta, como sucedió en 1916 y después nunca más volvió a pasar. Argentina le ganó 2-0 a Paraguay (Manuel Seoane y Martín Sánchez), 4-1 a Brasil (Seoane 3 y Alfredo Garasino), 3-1 a Paraguay (Domingo Tarasconi, Seoane y Juan Carlo Irurieta) y empató 2-2 con Brasil (Antonio Cerrotti y Seoane).

Cuadro de resultados de la Copa América de 1925 publicado por el diario La Vanguardia.Cuadro de resultados de la Copa América de 1925 publicado por el diario La Vanguardia.

El goleador de Argentina y del torneo fue la Chancha Seoane, uno de los máximos goleadores de la historia de Independiente, que pertenecía a la Asociación Amateurs de Football, no afiliada a la FIFA. Pero como había pasado a El Porvenir para poder ir con Boca a la gira por Europa (representando a la Asociación Argentina de Football), aún la ficha pertenecía al equipo de Gerli. Por eso pudo jugar en la Selección, después, volvió a Independiente. Cosas que pasaban en la época. De ese plantel, 8 jugadores pertenecían a Boca, 2 a El Porvenir, y uno a San Martín, Huracán, Argentinos, Colón, Argentino de Quilmes y Progresista.

Manuel Seoane, extraordinario goleador de la década del 20. Manuel Seoane, extraordinario goleador de la década del 20.

El contraste fue enorme para el Sudamericano de Lima en Perú en 1927. Ya con las dos ligas unificadas después de ocho años: De los 17 jugadores que finalmente fueron inscriptos en el torneo, 4 eran de San Lorenzo, 2 de Independiente, Racing y Sportivo Palermo, y uno de Rosario Central, Almagro, Boca (pasó de 8 a 1), Talleres de Escalada, Estudiantes de La Plata, River y la Liga Cultural de Santiago del Estero. El Ciclón ese año se consagró campeón, pero pidió no jugar los partidos correspondientes al torneo local mientras sus mejores futbolistas estuvieran afectados al seleccionado.

Argentinos y uruguayos compartieron once días durante la travesía de ida hasta Perú, en tren hatsa Villa del Mar y barco hasta Lima. Pero la cordialidad rioplatense quedaba a un lado cuando de rivalidad futbolística se trataba. A la hora del enfrentamiento, tras una jugada polémica, la mayoría terminó tomándose a golpes de puño. Es que el partido entre ellos definía el título. No estaba Brasil, ya que la Confederación Brasileña de Deportes se había desafiliado por desavenencias con los dirigentes de la Sudamericana; tampoco Chile y Paraguay, por problemas económicos. Bolivia y Perú, los otros rivales, tenían un fútbol aún primario, en evolución.

Argentina le ganó 3-2 a Uruguay en el segundo encuentro (Humberto Recanatini, Segundo Luna y Canavesi en contra), y casi se aseguró el título. Antes había goleado a Bolivia 7-1 (Luna 2, Carricaberry 2, Recanatini y Seoane 2) y después a Perú 5-1 (Manuel Ferreira 2, Juan Maglio 2 y Carricaberry).

Humberto Recanatini, capitán y de hecho el director técnico en la cancha, comentó al llegar sobre el equipo y los jugadores: “Tengo para ellos nada más que palabras de elogio. Acataron mis órdenes sin violencias y observaron en todos los momentos acentuando el espíritu de orden y disciplina”, se lee en el diario La Razón del 9 de diciembre de 1927-. .

No le correspondía a Argentina organizar la Copa América de 1929. En 1927 se había tomado la decisión de rotar la sede cada año con el siguiente orden: Bolivia en 1929, Uruguay en 1931, Paraguay en 1932, Argentina en 1933, Chile en 1934 y Perú en 1935. Además, se había decidido saltear 1928, porque Argentina y Uruguay no garantizaban su participación ya que sus energías estarían destinadas a la participación en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam.

En junio de 1929 la Federación Boliviana decidió renunciar a la organización del torneo. Entonces, Argentina, que contaba con tres estadios modernos y de gran capacidad como el de River (Alvear y Tagle), San Lorenzo (Gasómetro) e Independiente (el primero de cemento), solicitó reemplazarla. Sin embargo, nuevas diferencias surgieron entre los dirigentes de la entidad sudamericana. Porque Perú quería que Argentina, si organizaba el torneo de 1929, perdiera su turno en 1933. Algo a lo que se opuso enérgicamente el delegado argentino. Como no había acuerdo, se decidió inventar la figura de torneo extraordinario. Se respetarían los turnos en adelante, pero si algún equipo decidiera renunciar a la organización, el torneo extraordinario se realizaría por orden alfabético, comenzando por Argentina en 1929, y luego Bolivia, Chile, etcétera. Como Sudamericano extraordinario fue reconocido posteriormente el de 1916, el primero, que se disputó en ocasión del centenario de la Independencia de Argentina, año en que se fundó la Confederación Sudamericana de Fútbol y se decidió la organización de la Copa América. Luego, hubo otros torneos extraordinarios en los que no estuvo en juego la Copa América, pero en el de 1929 finalmente se entregó el trofeo.

Copa No concurrieron Bolivia, Brasil – que seguía desafiliado-, Chile y Ecuador. Por eso apenas cuatro asociaciones disputaron el torneo. Argentina ganó los tres partidos: 3 a 0 a Perú (Carlos Peucelle y Adolfo Zumelzú 2), 4-1 a Paraguay (Mario Evaristo, Manuel Ferreira 2 y Roberto Cherro) y 2-0 a Uruguay (Ferreira y Evaristo). Hubo euforia desmedida tras el triunfo ante los bicampeones olímpicos.

Toda la secuencia que estaba prevista desde 1929 se derrumbó luego del Mundial de 1930, el distanciamiento entre los dirigentes argentinos y uruguayos y el incipiente profesionalismo en ambas orillas. La competencia se reanudó en 1935 en Perú y en 1937 otra vez se jugó en Argentina, que logró su quinto título. El torneo empezó en diciembre de 1936 y terminó en febrero de 1937. La mayoría de los encuentros (14) se jugó en el viejo Gasómetro, que ya tenía una potente iluminación y otros dos en River (Alvear y Tagle).

Argentina igualó el primer puesto con Brasil, tras vencer a Chile 2-1 (Francisco Varallo 2), 6-1 a Paraguay (Alejandro Scopelli 2, Enrique García y Alberto Zozaya 3), 1-0 a Perú (Zozaya), perder con Uruguay 2-3 (Varallo y Zozaya) y derrotar 1-0 a Brasil (el Chueco García). El título se definió en un desempate accidentado entre argentinos y brasileños, que empezó el sábado 1 de febrero y terminó en la madrugada del domingo 2.

El equipo argentino que ganó la Copa América en 1937.   El equipo argentino que ganó la Copa América en 1937.

Fue la noche consagratoria de Vicente de la Mata, todavía jugador de Central Córdoba de Rosario. Estaban 0 a 0 cuando de la Mata ingresó por Varallo, faltando 6 minutos. El encuentro terminó tarde, tardísimo. Porque ya durante el tiempo reglamentario estuvo suspendido durante 40 minutos por incidentes entre los jugadores. El árbitro uruguayo Luis Angel Mirabal, entre tantas interrupciones, finalizó el tiempo reglamentario 4 minutos antes.

Vicente de la Mata con Arsenio Erico y Antonio Sastre, ya en Independiente, donde pasó tras la Copa América de 1937. Vicente de la Mata con Arsenio Erico y Antonio Sastre, ya en Independiente, donde pasó tras la Copa América de 1937.

Cuenta la leyenda que Antonio Sastre, crack de Independiente y de la época, le dijo: “Pibe, ponete a mi lado que hoy hacemos capote”. De ahí, el apodo que lo acompañó el resto de su vida a Capote De la Mata. Se jugaron 15 minutos del primer tiempo suplementario. El partido seguía 0 a 0. En los restantes 15 minutos, apareció De la Mata en todo su esplendor. Primero con una volea después de un pase del Chueco García, y después con un toque certero, tras otro pase del gran puntero izquierdo de Racing. Así Argentina ganó 2-0, se consagró campeón y empezó a germinar una nueva rivalidad sudamericana, ahora con los brasileños.



Fuente Clarin

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