Hay algo flotando que tal vez no termine de captar, pero sin embargo sabe de qué se trata. No es solo de Maradona -su papá, el que no necesita del nombre para presentarse-, sino también de él. Diego Fernando, el último de los cinco hijos de Diego Armando participó en la presentación de la fundación que lo tiene como miembro junto a sus hermanas Dalma, Gianinna y Jana y su hermano Diego Jr.

Llegó a Puerto Madero en auto junto a su mamá, Verónica Ojeda, y desde la cochera fue directamente al salón donde más tarde se lanzaba la novedad de que el año próximo, para visitar simbólicamente a su padre, ya no tendrá que ir al cementerio de Bella Vista. Ni él, ni nadie. Los restos descansarán en un Memorial, que será de acceso gratuito para los argentinos y una atracción turística rentada para turistas.

Esa noche Diego Fernando volvió a escuchar que la Fundación Maradona va a ayudar a deportistas, cómo hacía su papá espontáneamente. Lo que oye de los diferentes relatos y discursos coincide con las anécdotas que cuenta gente que no conoce y que dice cosas maravillosas de su padre.

Desde que nació, todos le hablan de su papá. Tiene 11 años Diego Fernando. Tenía apenas 7 cuando Maradona murió. Está alto y parece más grande todavía porque está vestido a tono con la gala. Un saco negro con remera y pantalón en la misma gama.

Verónica Ojeda y Diego Fernando. Foto: Emmanuel Fernández Verónica Ojeda y Diego Fernando. Foto: Emmanuel Fernández

“Claudia y yo somos las mamás y tenemos que ayudar a nuestros hijos para que crezca la empresa, porque ahora es una empresa aunque digan: ‘Veronica está diciendo empresa, está lucrando’. Pero es la empresa de los hijos de Diego Armando Maradona y los únicos herederos legítimos son Dieguito Fernando Maradona, Dalma, Gianinna, Jana y Diego Jr”, enumera Ojeda, madre del menor de los hermanos que están al frente de la fundación que lleva su apellido, una marca en disputa con otras partes interesadas.

Ojeda habla y la apuntan no menos de 10 micrófonos, cámaras, flashes y celulares. Diego Fernando busca la sombra detrás de su mamá. Escapa de ese vértigo de personas que preguntan al mismo tiempo. Prefiere escuchar. Está atento a lo que dice. Descubre la mirada del cronista de Clarín y mira del modo que los Maradona lo hacen. Ese vistazo penetrante que no necesita de palabras para decir algo. Justo en ese momento le preguntan a su mamá por él: los periodistas quieren saber cómo había transitó el día anterior, el día que hubiese sido el 64° cumpleaños de Maradona.

Diego Fernándo con su hermana Jana. Foto: Emmanuel Fernández Diego Fernándo con su hermana Jana. Foto: Emmanuel Fernández

“Uf, Piltrafa. Me pregunta… Fue un día difícil… Tiene 11 años y extraña mucho a su papá” dice Verónica y Diego Fernando lleva la vista hacia un punto infinito en el salón. También cuenta que “tiene un montón de terapeutas, psicólogos y psicopedagogos que lo guían todo el día, todos los días en cada momento y situación de su vida”. El chico vuelve la vista y mira otra vez al cronista, que esta vez siente que le debe explicaciones.

Si a vos te dan ganas, cuando tu mamá termina la entrevista le pregunto si me deja hacerte unas preguntas a vos para el diario Clarín.

—¿Qué es el diario Clarín?

Diego Fernando vive en el mundo de los chicos que nacieron en este milenio. Pero además es un Maradona. Y eso es dar respuestas, incluso a los 11 años. La mayoría de las cosas que sabe de su padre, un ícono forjado en el Siglo XX, están en boca de todos. Ojeda termina su ronda de prensa y se excusa ante el pedido del diario. Dice que su hijo tiene calor y que tal vez la charla se puede dar en otra ocasión.

“Mamá, mamá, dejame, dejame”, ordena el chico, sin suplicar. Sabe, igual, que debe tener el permiso de su madre para hacer lo que quiere hacer, aunque todavía no sepa qué es Clarín. Y el permiso llega.

Diego Fernando habla pausado. Escucha la pregunta y responde ajustado, sin dar detalles. Busca en la mirada la confirmación de que la entrevista marcha sobre rieles. Verónica se queda a un costado y también mira al cronista como si estuviese siendo testigo de algo diferente. “Nunca quiso dar una entrevista. Es la primera”, dice con sorpresa después.

Diego Fernando, el primer Maradona que quiere ser arquero. Foto: Emmanuel Fernández Diego Fernando, el primer Maradona que quiere ser arquero. Foto: Emmanuel Fernández

De las cosas que mira en la pantalla, lo que más le gusta son los videos de terror. Mira muchos. También otros con goles de Maradona. “De los vídeos de goles, el que más me gusta es el gol que metió papá con los ingleses. Mira, te voy a decir algo”, se suelta con voz propia y, como muchos chicos, en el neutro de los dibujos animados.

Llega Jana, le da un beso y lo desconcentra. Él mira una mesa y con ese magnetismo visual, el cronista avanza y le guarda un lugar. Atrás viene Diego Fernando, que trae de la mano a su madre.

Retoma lo que estaba por decir antes de que llegara Jana y cuenta lo que le pasa cuando tanta gente habla de su papá. “Me emociona. Sí, me emociona”, repite. También, que cuando visita el cementerio llevan flores, pero que otras veces no. Hace poco le pidió a su mamá que no le cortaran el pelo, que lo quería un poco más largo. “Está entrando en la adolescencia”, se anticipa Ojeda.

De cerca, Diego Fernando se parece en algo a la Doña Tota, su abuela. También se reconocen los rasgos de su mamá Verónica. Y esa mirada junto a los rulos que empiezan a asomar, devuelven una postal de su padre, tal vez de los primeros registros en Villa Fiorito, despeinado y soñando con jugar un Mundial.

La última foto de Diego y Diego Fernando.La última foto de Diego y Diego Fernando.

«Yo sabía cómo jugaba mi papá, era fan de mi papá», cuenta y la mirada completa el sentido de lo que dice. Lo extraña y entiende que hay cosas que ya no sucederán. «Me gusta acordarme de cuando me llamaba y hablábamos por teléfono», suelta.

Te veo con los rulos y me hacen acordar a unas fotos de tu papá…

—¿Ah, sí? Sí, me parezco. Pero soy joven, tengo 11 años. Mira antes yo solía ser un niño gordito. Mirá, mirá, ahora estoy flaco. Igual, no sé si un día voy a jugar a la pelota. No sé si lo voy a hacer. Yo le dije a mamá que quería jugar a la pelota y al final siempre… Era malísimo jugando al fútbol

—Sí, pero ahora quiero ser arquero, como el Dibu Martínez.

De algún modo, él entiende algo que ningún otro Maradona pudo ver. Ni los tíos ni su hermano italiano pudieron construir una carrera sin que su apellido hiciera estragos con las expectativas: todos querían ver a Diego, no a Lalo ni a Hugo ni a Junior. A Diego Fernando no le interesa la 10 ni el qué dirán. Tal vez sea el primero de los Maradona en agarrar la pelota con la mano y, así y todo, seguir siendo un Maradona.

Diego Fernando Maradona y sus días como jugador.  Diego Fernando Maradona y sus días como jugador.



Fuente Clarin

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