Todos los conocen por ser el DT de Godoy Cruz de Mendoza, la sensación de la Copa de la Liga Profesional. Sin embargo, Daniel Oldrá, con 57 años recién cumplidos, es mucho más que eso para el Tomba, el club de toda su vida. Porque el Gato, apodo indeleble que le puso un compañero de la escuela por sus llamativos ojos celestes, se formó en la sede de la calle Balcarce 477. Allí creció y llegó a Primera y desde allí dio el salto para jugar en el River de César Luis Menotti con Daniel Passarella, su gran ídolo, como compañero. Agradecido, volvió cada vez que lo llamaron. Tanto es así que, ya retirado, fueron nueve las veces que lo convocaron para asumir la conducción interina de un Bodeguero en crisis. Y como siempre dijo que sí y logró apagar los incendios, ahora le toca la buena. Y lo disfruta más que ningún otro. «Godoy Cruz es todo para mí, me formó como persona y me dio un nombre», le cuenta a Clarín.

El 11 de abril de 2023 el teléfono del Gato Oldrá volvió a sonar. Diego Flores volvía ser despedido de Godoy Cruz justo un año y día después del final de su primer ciclo. Oldrá no pudo decir que no. Pero esta vez, la dirigencia no salió desesperada a buscar un entrenador. Tuvo tiempo Y el Tomba empezó a sumar buenos resultados. Después del mal arranque con el Traductor, el equipo terminó noveno en el torneo que tuvo a River como campeón. En el segundo semestre, en la Copa de la Liga del año pasado, el equipo se metió en los playoffs y quedó a un paso de la final. También tuvo la posibilidad de meterse en la Libertadores. Y ahora, en la Copa de la Liga, es uno de los animadores de la zona B, con un pie adentro, otra vez, de los cuartos de final.

Rodeado por el ex arquero Nelson Ibáñez y el ex mediocampista Nico Olmedo, otras dos figuras históricas del club, el cuerpo técnico tiene la alquimia perfecta. Pero el Gato Oldrá está convencido de que llegó hasta acá por obra y gracia de su plantel. «Lo único importante del fútbol son los jugadores», aclara una y otra vez.

La prehistoria del Gato Oldrá

Cuando repasa su historia habla de las horas de potrero, los viajes en tren para lograr el sueño de jugar en Primera, y el apoyo de sus amigos, como Pocho Sosa, reconocido músico cuyano, intérprete de la tonada de Otoño en Mendoza, quien le compraba los botines porque su familia no podía. Vivía a 15 cuadras del club de La Bodega, el estadio Feliciano Gambarte. Empezó a entrenarse a los 8 años en las inferiores de Godoy Cruz. Y, con 20 años, en 1987, debutó en Primera. Todavía no sabía que se convertiría en uno de los defensores más importantes de la historia del fútbol mendocino.

«Mi carrera siempre fue un sueño. Quería jugar en Godoy Cruz porque era mi barrio, vivía muy cerca del estadio, en el barrio Laprida. Cuando empecé eran dos canchas de tierra, y una de básquet y he acompañado el crecimiento del club», cuenta.

Empezó a jugar en Godoy Cruz cuando sus padres se separaron. «Mi mamá tuvo que salir a trabajar, se levantaba a las 4 de la mañana. Era difícil. Yo tenía 8 años y mi hermano, 4. Nos quedábamos solitos, nos cuidaban los vecinos. Entonces mi vida fue el club, ahí encontré la contención».

Daniel Oldrá, DT de Godoy Cruz. Fotos : Nicolás RíosDaniel Oldrá, DT de Godoy Cruz. Fotos : Nicolás Ríos

Y habla de su cuenta pendiente: «Si le tengo que reclamar algo a mis formadores es que no me alentaron a seguir estudiando. Y, si hay algo que incentivo a los pibes, es que estudien, que sean buena gente y, después, futbolistas».

A mediados de 1988, Oldrá fue transferido a River. Tenía 21 años y llegó en el inicio del ciclo de César Luis Menotti, en un equipo repleto de estrellas que terminó estrellado. Fue compañero de Passarella, el Checho Batista, el Loco Enrique, el Pipa Higuaín, el Bichi Borghi, Milton Melgar, el Polilla Da Silva y Abel Balbo. Más tarde, ya con Passarella como DT luego del breve paso de Mostaza Merlo, también compartió plantel con un joven Batistuta. Y se dio el gusto de salir campeón. Fueron 11 partidos con la banda roja.

-¿Qué significó el llamado de River en tu carrera?

-Era difícil llegar porque no había internet ni medios. Era difícil, tampoco había muchos medios de transporte para llegar. Fue una historia soñada. Tenías que jugar y demostrar. Antes de ir a River me había probado en Independiente de Avellaneda. Y el doctor Julio Vega, presidente de Godoy Cruz, me dice: «Tenés que irte a probar a River porque sino vamos a quedar mal». Pero yo le decía que ya había quedado en Independiente, que estaba el Indio Jorge Solari. Tenía fecha para presentarme. En aquella época no había tantos representantes y los dirigentes te hacían los contratos. Vuelvo de Independiente y a los dos días me tengo que subir de vuelta al tren. Y demoraba un montón en llegar a Buenos Aires. Me acuerdo que aquella vez se rompió el tren y, en vez de llegar a las 9 de la mañana, llegué a las 2 de la tarde y no había nadie. No tenía una moneda y tenía que llamar al doctor Vega al Hospital Italiano de Mendoza.

-Me prestaron un teléfono en la estación de trenes y estuve una hora para que me atendieran en el hospital. «No me cortés», le decía a la enfermera y, al final, avisaron para que me vinieran a buscar.

-Era una época dorada de River, ¿no?

-River venía de salir campeón de todo con el Bambino Veira. Y por esos días estaba Griguol. Yo jugaba de 3. Cuando terminó el entrenamiento, el presidente Hugo Santilli me llevó a una oficina. Estaba sentado en un sillón inmenso. Me dice que me vuelva a Mendoza. En Godoy Cruz pensaban que me había vuelto por mi cuenta, pero era para hacer el contrato. En abril, me avisan que tenía que presentarme cuando empezara a dirigir Menotti.

River modelo Oldrá. Daniel Passarella, Fabián Basualdo, Daniel Oldrá, Jorge Higuaín, Ángel Comizzo, Gustavo Zapata, Enrique Corti, Ramón Centurión, Juan José Borrelli, José Tiburcio Serrizuela y Julio Zamora. Foto: ArchivoRiver modelo Oldrá. Daniel Passarella, Fabián Basualdo, Daniel Oldrá, Jorge Higuaín, Ángel Comizzo, Gustavo Zapata, Enrique Corti, Ramón Centurión, Juan José Borrelli, José Tiburcio Serrizuela y Julio Zamora. Foto: Archivo

-¿Qué recordás de esa temporada?

-Passarella era mi ídolo. Lo tenía en un póster en mi casa. Me tocó compartir la habitación, me daba consejos. En el equipo estaban el Pipa Higuaín, el Loco Enrique, (José Tiburcio) Serrizuela, Melgar, Jorge Rinaldi, Mario Bevilacqua, que había salido de Talleres. Eran todas figuras y a mí no me conocía nadie. ¿Quién me iba a conocer si era de Mendoza?

-¿Qué aprendiste de estas figuras?

-Passarella era gran defensor, ganador y marcaba cosas que me han quedado hasta el día de hoy. El posicionamiento, los anticipos, y cosas que les puedo transmitir a los chicos. Aprendí que hay que ser inteligente, eso es lo más importante. Podés ser talentoso, virtuoso, pero se necesita que el jugador sea inteligente.

En 1991, Oldrá fue cedido al Blooming de Bolivia, donde jugó una temporada y media. En 1993, volvió a Mendoza como jugador de Independiente Rivadavia y a los pocos meses, lo convocó Godoy Cruz. Formó parte de los héroes del 94, el equipo que logró ascender del entonces llamado Torneo del Interior al Nacional B.

En 1996, jugó para Gimnasia y Tiro de Salta, en el equipo que ascendió a la Primera División. Y un año más tarde volvió a Godoy Cruz para terminar su carrera en el club de sus amores. Fue a los 36 años, en 2002, después de 187 partidos y 9 goles.

El Gato entrenador

Una vez retirado, Oldrá trabajó en las divisiones menores del club hasta que llegó a ser ayudante de Juan Manuel Llop, en el ascenso del Tomba en 2005. Ya en 2007, fue por primera vez interino y Godoy Cruz volvió a ascender a Primera. Desde entonces, el club mendocino permanece en la máxima categoría. «Siempre les digo a los chicos que el club me formó como persona. Nos juntábamos en la calle Balcarce, al lado del zanjón, para jugar a la pelota. Mi vida era el club, ir a la escuela y otra vez el club», dice con devoción.

Tuvo varios interinatos en la conducción del Bodeguero en Primera División: Apertura 2008 (doce partidos), Apertura 2009 (un partido), Clausura 2012 (un partido), Libertadores 2012 (un partido), Inicial 2012 (un partido), Transición 2014 (cinco partidos), Campeonato 2015 (21 partidos), Copa Argentina 2015 (un partido) y Torneo 2018-19 (un partido). Pero en la Liga Profesional 2023 cambiaron las cosas. Los resultados lo fueron dejando en el puesto y en abril cumplirá un año como DT. «La ventaja que puedo tener es que conozco a todos los jugadores que vienen al club, a todos los chicos que están en las inferiores», analiza.

-¿El fútbol es más profesional ahora?

Hoy los jugadores tienen mucha más información. Nosotros todo el tiempo estábamos con la pelotita. Ahora se ha perdido eso, el talento innato. Me acuerdo que jugaba con los de 25 y yo tenía 12. Entonces había que meter los brazos, aprender a defenderme para que no me tiraran.

Daniel Oldrá y el club de toda su vida. Foto: Nicolás RíosDaniel Oldrá y el club de toda su vida. Foto: Nicolás Ríos

-¿Como llevás ser ídolo del club?

-No le doy tanta importancia. A mi me importa que el club sea referente, el mejor de la Argentina, lograr una estrellita.

-¿Qué te dirían los hinchas si te fueras a otro club?

-No quisiera irme nunca, pero puede pasar. Con la edad que tengo, te van sucediendo cosas buenas y no tanto. Uno va tomando decisiones en los momentos en que te pasan. Uno nunca sabe, si hay cambios en Godoy Cruz y se termina un ciclo, me la tendré que rebuscar. El club es lo más lindo que tengo, pero no me creo el dueño. Si me dicen que tengo que salir, lo tendré que hacer. Son más de 40 años en Godoy Cruz.

-Pero es lindo haber dejado de ser interino…

-No me molesta si soy interino u oficial. No me interesa la chapa. Me gusta estar en el club. Y eso que me han buscado para dirigir y para ser ojeador de equipos extranjeros. Pero me cuesta irme de Mendoza. Ya me pasó como jugador, me iba y extrañaba.​

-¿Qué le aportás a los jugadores?

-El cariño, la pasión y el sentido de pertenencia que quiero que tengan mis jugadores, que se involucren con la gente del club.

-¿Qué estilo de entrenador sos?

-Soy bastante tranquilo… Como en mi casa, no me enojo. Hablo poco para evitar ser esclavo de mis propias palabras. He tenido entrenadores que me hablaban 40 minutos y yo sólo escuchaba la primera palabra y la última. Todo lo que me pasó como futbolista trato de que no les pase a mis jugadores.

El presente y los sueños

Oldrá tiene cuatro hijos: tres varones y una mujer. Uno de ellos trabaja con la Reserva del club y los otros son fanáticos de Godoy Cruz y siguen al equipo en todos sus partidos.

-Lograron, más allá de los resultados, que los jugadores quieran venir a jugar a Godoy Cruz…

Siempre costó traer jugadores. Pero ahora a Godoy Cruz lo ven desde otro lugar. Ahora tiene prestigio, lo ven arriba, bien posicionado a nivel nacional. Los chicos (por los jugadores) han creado una identidad. Solo les pido que sigan siendo ellos. Que si el mundo futbolero está hablando de Godoy Cruz, es por ellos.

-¿Cómo ves los arbitrajes en el fútbol argentino?

-Me banco las decisiones para no perjudicar a mi club, nunca he tratado mal a un árbitro y no me han echado de la cancha. Si en algún momento dije algo, al terminar he pedido disculpas.

-¿Estás de acuerdo con el VAR?

-La tecnología sirve para mejorar pero lo ideal sería que no limite la esencia del árbitro. No me gusta el VAR porque hoy tenés que esperar que te digan que es gol para gritarlo. Es lo más triste que hay.

-Y el calendario tan apretado no ayuda tampoco…

-En 30 días hemos jugado 10 partidos. Corrés el riesgo de que se lesionen los jugadores o que les cueste recuperarse. Por estar en el interior, además, nosotros tenemos que viajar en forma permanente. No tengo tiempo libre. Es difícil despejarse con tantos partidos. Hoy estoy pensando en el partido que viene y, a la vez, viendo al rival de la fecha siguiente.

-¿Qué te queda por cumplir?

-El único sueño es que Godoy Cruz salga campeón. Siempre pido que Dios me dé la posibilidad. Antes de irme de este mundo quiero ver a mi club campeón, que sea protagonista.



Fuente Clarin

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