El naranja se apoderó de las tribunas del Estadio Yves-du-Manoir, pero cuando las argentinas recorren sus costados saludando tras perder 3 a 0 solo bajan aplausos. Las Leonas no pudieron contra su eterno verdugo, Países Bajos, perdieron 3 a 0 y lucharán por la medalla de bronce el jueves contra el perdedor de la otra semifinal, que a las 14 comenzarán a jugar Bélgica y China.

Terminar segundas en el grupo B las había destinado a esta final anticipada. Contra un rival superior al resto desde hace décadas, el planteo de Fernando Ferrara fue cauto e inteligente, y estuvo acompañado de la extrema concentración de los jugadoras argentinas, que se replegaron y defendieron muy bien, tanto que solo cedieron un córner corto en el primer tiempo.

Hubo sudor y hasta sangre en el sintético parisino. Fue cuando a falta de dos minutos para el final de un primer cuarto sin goles el partido se interrumpió para que atendieran a la neerlandesa Joosje Burg y limpiaran la cancha. La jugadora naranja recibió un bochazo en el rostro cuando la pelota se elevó en el palo de Gorzelany y no pudo continuar en el partido.

Las Leonas resistieron los avances neerlandeses, pero los 10 ingresos al semicírculo contra ninguno de Argentina en esa primera etapa tuvo su correlato en el marcador. En cinco minutos implacables, Países Bajos sacó dos goles de distancia. El primero, a los 6 minutos, tras un bochazo largo que Luna Fokke bajó para en soledad encarar a la arquera Cristina Cosentino. El segundo, a los 11 y luego de una peligrosa situación de Albers que no prosperó, a través de Laura Nunnink, que desvió en el primer palo un fierrazo de Fokke.

La efectividad y el poderío de Países Bajos quedó plasmado. Las argentinas lucharon todo el primer tiempo para intentar tener la bocha y generar peligro en el arco neerlandés, pero no encontraron la manera de meterse en el semicírculo -de hecho cerraron esos 30 minutos sin ingresos-, en parte porque las de camiseta naranja se cerraron bien atrás y en parte por imprecisiones en el manejo de la pelota, y las situaciones de peligro nunca llegaron. Las europeas, en cambio, jugaron con más soltura y no se impacientaron cuando, en los primeros minutos, se encontraban con una defensa sólida de las abicelestes. Y tuvieron su premio, porque teminaron siendo muy superiores y sacando una buena diferencia antes del descanso.

Más sueltas en ataque para buscar el descuento, Las Leonas dejaron espacios atrás y Países Bajos no desaprovechó la oportunidad. Apenas a los 5 minutos del tercer cuarto, De Waard forzó el pie de Gorzelany para el segundo córner corto de Países Bajos y el remate rasante de Jansen fue inatajable.

Con un 0-3 casi irremontable, Argentina se animó con Junkunas -que logró la primera jugada fija para el seleccionado de Ferrara- y con la joven Zoe Díaz, que con un tiro de revés exigió a la arquera Anne Veenendaal, quien volvió a aparecer poco después para detener un tiro de Casas en el último cuarto. En el medio, Cosentino también dijo presente en el arco de Las Leonas con una doble tapada.

La chicharra llegó con la explosión neerlandesa en las tribunas. En la cancha, hubo lágrimas entre Las Leonas más chicas y bronca en otras experimentadas como Albertario. Reunidas en un amplio círculo por su entrenador, el mensaje que primó fue el de «paciencia», anteponiendo el futuro prometedor a este presente triste de otro oro olímpico esquivo.

«No tengo palabras, le pido disculpas a toda la gente», se quebró la goleadora Agustina Gorzelany en la pantalla de TyC Sports, apenas terminó el partido. Su capitana, Rocío Sánchez Moccia, resumió el momento a la perfección: «Las Leonas lo hacen fácil pero no es fácil llegar a una semifinal olímpica». Claro que no es fácil, menos cuando enfrente está el mejor equipo del mundo desde hace décadas y que buscará ser bicampeón olímpico.



Fuente Clarin

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