El término es financiero, pero bien puede aplicarse al fútbol. “El rebote del gato muerto”, una figura que utilizan los economistas para definir una pequeña y breve recuperación del precio de una acción caída, puede encajar perfectamente en este momento de Boca. Porque difícilmente pueda jugar peor que contra Unión, aunque 96 horas después, la goleada ante Racing lo volvió a poner en valor. Y hoy, el equipo de Diego Martínez cotiza en la bolsa de los candidatos. Con números interesantes, claro, y un rendimiento que empieza a dar réditos en la Copa de la Liga Profesional.

Desde la derrota en Santa Fe a la victoria en el clásico, cuatro días después, hubo un trabajo que tuvo que ver con el aspecto anímico y retoques tácticos que terminaron por dejar al equipo con una sensación de despegue.

“Lo hablamos en la charla técnica: lo que nos tenía que dejar el partido con Unión era un aprendizaje como grupo. En el fútbol argentino, los partidos se hacen más o menos simples de acuerdo a cómo los jugués. Y si el equipo tenía la intensidad que había mostrado en ciertos pasajes, y volvíamos a tener esa actitud de jugar con los dientes apretados, íbamos a estar más cerca de poder sacar adelante un clásico como el que nos tocó afrontar», dijo Martínez ayer a la madrugada, durante la conferencia de prensa.

El “grupo”, en definitiva, es uno de los pilares de este plantel que supo tener vestuarios bravos, desde los tiempos de los Halcones y las Palomas en la década del noventa hasta la dicotomía Martín Palermo-Juan Román Riquelme en la época dorada. Hoy, cada uno sabe el lugar que ocupa. Darío Benedetto es un caso testigo. Referente y otrora top scorer, perdió la titularidad y es pieza de recambio. Sin embargo, acompaña, no hace ruido puertas afuera, como sucedió en el pasado.

Quizá en el abrazo con Marcos Rojo se pueda sintetizar esa sensación que se palpa desde afuera. «Fue hasta de agradecimiento, con lo que nos pasó con Nico (Figal) nos abrió la oportunidad de sumar a alguien y la convocatoria estaba bastante equilibrada, y hablamos con el cuerpo médico para ver qué le parecía que lo sumáramos, pero no para que entre, sino para que esté con nosotros. Es tan importante lo que transmite Marcos Rojo… Nos gustaba tenerlo en la concentración, en el banco, cerca. Es un líder, es nuestro líder, nuestro capitán, como Sergio, Pol y Edi. Y son los que marcan el rumbo hacia dónde queremos ir”, contó el entrenador.

Buena onda: Marcos Rojo, entrenando bajo la lluvia.
Foto: Prensa BocaBuena onda: Marcos Rojo, entrenando bajo la lluvia.
Foto: Prensa Boca

Esta coyuntura le permite a Martínez moverse con libertad a la hora de meter mano en el equipo. Incluso, a pesar de las declaraciones de Riquelme, que preferiría a Frank Fabra con mayor protagonismo. Para el entrenador, Lautaro Blanco está por encima del colombiano; también, Marcelo Saracchi. Y por eso piensa buscarle un lugar como volante.

También Martínez le dio espacio a los pibes, y no siempre como alternativas para los segundos tiempos. Jabes Saralegui (20 años) se ganó el puesto, por más que habitualmente sea el primer cambio. El domingo, en un partido pesado, le dio un espaldarazo a Mauricio Benítez, categoría 2004, en la mitad de la cancha. Luca Langoni (22) todavía no pudo recuperar el nivel después de tantas lesiones, pero fue el compañero de ataque de Edinson Cavani, relegando al goleador Miguel Merentiel. Y terminó jugando con otros dos valores jugadores jóvenes, Leandro Brey (21; formado en Los Andes), Aaron Anselmino (18) y Cristian Medina (21), un indiscutible a esta altura.

“Desde que estamos nosotros siento que van, acompañados por los muchachos más grandes, con el rumbo bien claro. Si no confunden ese camino y las formas, tienen algo que es muy importante, que es la formación en este club, que te da un plus extra. Está buenísimo para la institución formar este tipo de futbolistas. Hay que ir de a poco, esto no es para que puedan jugar todos juntos, pero cada cosa que podamos ir agregándoles, que sean pasos seguros, chiquitos, positivos y con consistencia es para que sigan creciendo”, explicó el entrenador.

¿Qué dicen los números xeneizes? Boca es uno de los equipos que más ocasiones claras generó (28), pero también de los que más erró (18). No obstante, en el último partido tuvo un upgrade de efectividad, ya que remató 7 veces al arco de Gabriel Arias y metió 4 goles. También, resignó la tenencia (38%), aunque está en el cuarto lugar de la tabla de posesión (detrás de River, Racing y Vélez).

Con 4 victorias, 4 empates y 2 derrotas, se quiere meter en la pelea grande como manda su historia.



Fuente Clarin

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