A nivel institucional River continúa creciendo a pasos agigantados. Las obras en el Monumental se expandieron y el coloso de Udadono y Figueroa Alcorta fue elegido como sede para el Mundial 2030. A su vez, el balance económico arrojó un superávit de casi 62 millones de dólares, récord para el club. Sin embargo, el 2024 deja un sabor amargo en Núñez, que tiene que ver con lo que pasó en materia futbolística.

En el campo de juego, lo del Millonario fue pobre y no cumplió con los objetivos planteados a principios de año. Con dos técnicos en un año por primera vez desde 2014, River apenas obtuvo un solo título (la Supercopa Argentina contra Estudiantes disputada el 13 de marzo) y acumuló decepciones en el resto de las competiciones que jugó, a las que apuntaba alto: cayó en cuartos de final de la Copa de la Liga ante Boca tras haberse clasificado primero en su zona; no pudo competir en las semifinales de la Libertadores ante Atlético Mineiro, que le propinó un 3-0 contundente y doloroso en Belo Horizonte y selló la historia con el 0-0 en el Monumental; Temperley lo eliminó en 16avos de Copa Argentina y nunca pudo arrimarse a la punta de la Liga cuando tuvo oportunidades para hacerlo.

En definitiva, el año de los equipos de Demichelis y Gallardo se cierra con 28 triunfos, 20 empates (uno es la eliminación vs. Temperley, luego caída por penales) y 9 derrotas, en 57 partidos, con 89 goles convertidos (promedio 1,6 por juego) y 44 (0,8) recibidos. De estos números generales, a nivel local fue en el ámbito en el que se vio la mayor irregularidad: contando torneo y Copa de la Liga, la marca es de 20-17-8, sin haber podido ganar partidos clave (lo que, además de no permitirle pelear, hizo que su pase a la fase de grupos de la Libertadores se confirmara con resultados ajenos) y con algunos golpes bastante duros, como las derrotas contra Riestra e Independiente Rivadavia de visitante, partidos en los que el equipo dio pena.

Racing River Gallardo 
Foto Marcelo CarrollRacing River Gallardo
Foto Marcelo Carroll

¿Por qué River tuvo un año futbolístico flojo cuando había tanta expectavitva en este 2024, en el que la final de la Copa Libertadores se jugó en el Monumental? ¿Hubo una ilusión desmedida? Aquí se marcan algunas razones:

Una pretemporada complicada

El inicio del año dejó señales de que el 2024 podía ser complejo para River. La pretemporada en Estados Unidos no fue la esperada. Hubo amistosos en canchas en mal estado y en ciudades con temperaturas bajo cero, que dificultaron la planificación. Para colmo, entre otras cuestiones, se sufieron lesiones, como la del Pity Martínez, que se rompió los ligamentos y no pudieron hacerle un trabajo de base a Claudio Echeverri, quien fue citado repentinamente por Javier Mascherano a la Selección Sub-23 para disputar el Preolímpico en Venezuela.

Los mercados de pases

En el mercado de verano llegaron Agustín Sant’Anna, Nicolás Fonseca y Rodrigo Villagra. Demasiado poco y sin jeraraquía, teniendo en cuenta que se apostaba a pelear la Copa Libertadores. Pero se creía puertas adentro que venían a complementar a un plantel que ya estaba armado y cuyo prinipal problema era la abundancia de jugadores. Sant’Aanna no jugó la segunda parte del año por lesiones, a Fonseca le quedó grande la camiseta de River y Villagra no pudo adapatarse hasta el momento. El ex Talleres llegó sobre el cierre del libro de pases cuando River salió a las apuradas a buscar un “5” tras la lesión de Matías Kranevitter, cuando Enzo Pérez ya se había ido. Y pagó un precio excesivo (habría alcanzado los 10 millones de dólares) por el pase del cordobés, que evidentemente sintió esa carga sobre sus espaldas.

En el invierno, si bien el plazo para inscribir jugadores fue largo, hubo dos mercados en uno. Es que en el medio se produjo el cambio de técnico. Con Demichelis llegaron Jeremías Ledesma, Federico Gattoni, Franco Carboni, Felipe Peña y Adam Bareiro. Carboni y Peña se fueron rápidamente y Gattoni y Bareiro se irían ahora. El único que se sostendría es Ledesma como arquero suplente.

Luego, con Gallardo arribaron los campeones del mundo Germán Pezzella y Marcos Acuña y también Fabricio Bustos y Maxi Meza. Sin embargo, tuvieron altibajos y terminaron el año a tono con el nivel de River.

Gallardo vio cómo Juanfer Quintero se lució frente a su River.
Foto Marcelo CarrollGallardo vio cómo Juanfer Quintero se lució frente a su River.
Foto Marcelo Carroll

Un plantel que no estuvo a la altura

Si bien River terminó tercero en la tabla anual y llegó a las semifinales de la Copa Libertadores, dio la sensación que el plantel no estuvo a la altura de lo esperado. El equipo fue irregular en el juego durante el año y hubo varias actuaciones individuales por debajo del nivel esperado y otros que no llegaron a demostrar por qué están en River. Y esto quedó expuesto sobre todo en partidos decisivos. A su vez, les costó la transición de un entrenador a otro.

Los técnicos no encontraron un equipo

Ni Martín Demichelis en la primera parte del año ni Marcelo Gallardo en los últimos cuatro meses pudieron encontrar un equipo que dé garantías. La defensa recién tuvo algo de fortaleza cuando llegaron Bustos, Pezzella y Acuña aunque el cierre de año no fue el mejor de la última línea. No se afianzó ninguno de los tres volantes centrales (Kranevitter, Fonseca, Villagra) del plantel, no se pudo armar un buen mediocampo y tampoco un esquema definido. A su vez, no lograron explotar al Diablito Echeverri. Y en este 2024, River perdió atributos que tenía anteriormente como una buena dinámica, la presión, la rápida recuperación tras la pérdida de la pelota y velocidad en el juego.



Fuente Clarin

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