¿Y ahora qué? Franco Colapinto demostró tener condiciones en la pista, con sus cinco puntos en un puñado de carreras, y también apoyo del público cuando la Fórmula 1 pisó América, especialmente Brasil, a donde por organizarse el Gran Premio más cerca de Argentina llegaron unos 7 mil fanáticos. El piloto de 21 años quiere seguir, aunque en Williams no parece haber un asiento disponible, ¿o sí?
«¡Franco está cuidando muy bien de mi asiento! Ha hecho unas carreras espectaculares, está haciendo un gran trabajo», dijo Carlos Sainz el fin de semana pasado, durante el Gran Premio de México. El acuerdo del equipo de Grove con el español, que corría sin butaca para 2025 desde febrero cuando Ferrari confirmó a Lewis Hamilton como nuevo compañero de Charles Leclerc, se dio varios meses antes de que Colapinto irrumpiera con su manejo y personalidad, entendiendo que por delante tenía nueve carreras y una vidriera enorme para mostrarse e ir por más.
Christian Horner alimentó los rumores que él mismo generó cuando dijo que «sería un muy mal jefe de equipo si no preguntara si está disponible». El viernes, en Interlagos, el esposo de la Spice Girl Geri Halliwell salió del hospitality de la escudería británica 15 minutos antes del inicio de la práctica libre. “Recientemente firmamos con un nuevo sponsor de café y él realmente quería probarlo. Tuvimos una buena conversación. Lo ha disfrutado”, comentó James Vowles, el jefe de la escudería Williams, cuando la prensa argentina se lo consultó en la conferencia previa a la clasificación de la Sprint. ¿Una broma o una analogía?
Según pudo averiguar Clarín, la presencia de Horner allí fue, obviamente, para avanzar en las negociaciones por Colapinto. No se trató de una simple visita de cortesía… Eso no significa, sin embargo, que Red Bull sea el único interesado ni el que está más cerca de hacerse con los servicios del argentino, que tiene un contrato vigente con el equipo que contiene cláusulas que son confidenciales. Por otro lado, desde el entorno de Colapinto buscan que Vowles y compañía entiendan que Franco no sólo sueña con conseguir una butaca -algo que remarcó el jueves, cuando dijo que «lo normal» sería que lo dejaran ir si no le pueden dar un lugar-, sino que cuenta con el apoyo del público y de los auspiciantes para que siga siendo parte del gran circo. Lo saben los propios protagonistas del show: quedó claro el domingo en el habitual paseo de los pilotos por la pista antes de la carrera cuando la TV oficial le dijo a Lando Norris si le sorprendían los gritos del público y él aclaro: «No, no me dicen a mí, gritan ‘Franco, Franco'».
Pero, recapitulando, ¿cómo sería eso de un asiento en Williams? Ahí entra en la negociación Red Bull. Con la butaca en Sauber casi decidida a favor del brasileño Gabriel Bortoleto, luego de que el jefe del equipo McLaren, Andrea Stella, confirmara en San Pablo que no van a detener ninguna posibilidad de que su piloto junior llegue a la F1, es el gigante de bebidas energizantes el que que con cuatro de los 20 asientos a su antojo puede jugar un rol clave en la permanencia del argentino.
En el sitio especializado Auto Motor Sport, el periodista Tobias Grüner, que sigue a la F1 por el mundo, remarcó que el objetivo principal de Vowles es «no perder por completo» el vínculo con el de Pilar e informó de una variante hasta ahora impensada: en el contrato que Sainz firmó con Williams hasta 2028 habría una cláusula de salida dos años antes «si Red Bull llama a la puerta». En ese caso, la negociación de los de Grove apuntaría a un préstamo: te doy a Franco pero si querés a Carlos en 2026 me lo devolvés.
Pero para qué recibir un préstamo si lo puedo comprar, deben preguntarse Horner y los directivos de la escudería con sede en Milton Keynes, sobre todo cuando Colapinto abre el juego en un mercado sudamericano que parecía dormido. Es que la F1 se expandió hacia Asia, con la presencia en la parrilla del piloto japonés Yuki Tsunoda y del chino Guanyu Zhou, y hacia Medio Oriente, con cuatro carreras (Bahrein, Arabia Saudita, Qatar y Abu Dhabi), pero a América solo la representa Sergio Pérez y los grandes premios mexicano y brasileño, justamente donde se reflejó notoriamente el impacto que puede generar Colapinto.
Red Bull, que sabe tanto de automovilismo como de generar negocios con publicidad y marketing, mantuvo un vínculo que parecía acabado el año pasado con Checo porque también le representa un ingreso en términos de ventas (obtiene casi el 60% en su país y Latinoamérica). Pero su octavo puesto en un 2024 sin victorias y apenas cuatro podios en 21 carreras podría hacerle perder al equipo austríaco 20 millones de dólares en el reparto de dinero del próximo año -previsto en el Acuerdo de la Concordia- si cae del primer lugar de 2023 al tercero en el actual Campeonato de Constructores. «Sabe que esta temporada no ha estado a la altura. Nadie es más consciente de ello que Sergio, pero estamos haciendo todo lo que podemos para apoyarle», le marcó Horner en Brasil.
Entonces, ante la posible salida del mexicano, el argentino aparece como su reemplazante ideal. Sin embargo, el futuro compañero de Max Verstappen debería ser Lawson, un piloto de la Academia Red Bull, una joya neozelandesa capturada por el doctor Helmut Marko, a quien el equipo le entregó la captación de talentos hace 20 años, cuando -entre otros- vio al tetracampeón Sebastian Vettel, pero que en las últimas temporadas no notó a pilotos como Norris, Piastri, Bearman o Antonelli.
Pero, como se dijo, Red Bull tiene una ventaja desleal con el resto de los equipos que se interesaron por Colapinto en la negociación: los dos asientos de Racing Bulls. «Franco es un piloto que está haciendo un muy buen trabajo. Y siempre es bueno estar al tanto de, ya sabes, los movimientos. Movimientos en el mercado de conductores”, agregó Horner el sábado, en diálogo con ESPN.
Además, Colapinto parece un imán para los nuevos auspiciantes. Joven, carismático y brindado a su público, desde su confirmación como piloto le dio a Williams dos patrocinadores: las multinacionales Mercado Libre y Globant. En México, además, se lo vio conversando con el hijo de Carlos Slim, el multimillonario dueño de Claro que fue clave en la carrera de Checo Pérez y todavía lo apoya con unos 25 a 30 millones de dólares anuales.
Esa personalidad también lo convirtió en una joya de la corona de la Fórmula 1, que no quiere perderlo. De hecho, el sábado, Vowles permaneció un tiempo en el hospitality de Liberty Media, la dueña de los derechos de la categoría desde que Bernie Ecclestone, que también se mostró el fin de semana en Interlagos, se los vendió. Stefano Domenicali, el CEO de la F1, mostró su fascinación por el piloto de 21 años en una reunión exploratoria con Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación, que llegó hasta aquí con el presidente del Automóvil Club Argentino (ACA), César Carman, para declarar el interés de Argentina de recuperar su GP.
Además de su compartamiento en la pista, en el paddock están encantados con el que muestra fuera de ella. «Lo que pasa es que no me siento un héroe, así que me siento igual que hace dos años, cuando nadie me conocía. Ahora es como si todo el mundo me parara, y yo digo: ¿por qué me parás? ¿Por qué querés una foto? Y entonces me doy cuenta…», dijo el pibe que se especula podría valer 20 millones de dólares.
Si las primeras tres carreras -en Monza, Bakú (con sus primeros cuatro puntos) y Singapur- fueron de confirmación de que podía correr en la categoría, estas tres en Estados Unidos, México y Brasil, donde se vieron argentinos y latinos apoyándolo, sirvieron de confirmación de que llegó para impactar de verdad. Queda ver qué pasará con las últimas tres: ¿acaso serán en las que se confirme su futuro dentro de la Fórmula 1?