En el inicio del segundo tiempo, Gerónimo Rulli se calzó el traje del Dibu Martínez. El arquero del Olympique de Marsella se arrojó hacia su derecha para meterle la mano a un cabezazo potente de Yangel Herrera, tras el córner de Soteldo, y evitar el empate de Venezuela.
Al margen de esa gran atajada, Rulli cumplió una destacada y sólida actuación en Venezuela (poco pudo hacer en el empate de Salomón Rondón) ya que contuvo otros remates de afuera del área que fueron complicados dado que la pelota estaba muy mojada por la gran acumulación de agua en el césped, debido a las tormentas que azotaron a Maturín en las últimas horas y que hicieron que el partido arrancara media hora más tarde del horario previsto.
Para dimensionar del valor de la chance que Rulli tuvo en Maturín alcanza con contemplar que Dibu -figura del equipo campeón del mundo- apenas cedió su lugar una vez en los últimos 31 partidos: ante Costa Rica, en la gira de marzo en los Estados Unidos (atajó Walter Benítez). Y que desde su debut el marplatense solamente faltó a siete de 47 encuentros. Con él disponible, por caso, no abundan las oportunidades.
Rulli es consciente de ello. Fue el tercer arquero en Qatar 2022 pero después del Mundial recién ahora tuvo la posibilidad de atajar oficialmente con la Mayor. Y si bien sumó rodaje con la Sub 23, pues fue el arquero titular del equipo de Javier Mascherano en los Juegos Olímpicos de París, quiere demostrar sus cualidades en el arco de la élite.
Ahora, el platense busca asentarse como el segundo arquero, tras el retiro de la Selección de Franco Armani. Y cuidarle las espaldas a Dibu cuando sea necesario, como sucede en Venezuela.