El que se jugará esta noche en Burdeos (a las 16 de nuestro país) será el duelo más esperado del fútbol masculino en los Juegos Olímpicos de París. Argentina y Francia se llevarán gran parte de la atención de una nueva jornada y no es ilógico pensar que a la distancia tanto Lionel Messi como Kylian Mbappé, ambos en Miami, estarán prendidos a la pantalla y expectantes por mandar sus mensajes durante o después del juego. Al cabo, se trata de una final anticipada, de una revancha esperada, del partido del morbo.
A los franceses les quedó la espina tras la final perdida en Qatar. No molestó tanto la derrota en el Lusail, sino algunos festejos posteriores. Los bailes de Emiliano Martínez, por ejemplo. Desde entonces procuraron tomarse revancha y por eso el Dibu la pasó mal en abril pasado cuando visitó la ciudad de Lille y fue insultado tras darle la victoria a Aston Villa en la definición por penales ante los locales por los cuartos de final de la Conference League.
La enemistad deportiva encontró su punto máximo con el video en vivo de Instagram de Enzo Fernández en los festejos de la Copa América. La escalada fue tan alta que hasta del tema hablaron los presidentes Javier Milei y Emmanuel Macron.
Dentro del campo de juego, será un partido duro para Argentina. Estarán cara a cara, además, dos entrenadores jóvenes que tuvieron destacadas carreras como futbolistas: Javier Mascherano (40 años) y Thierry Henry (46). El DT francés, al igual que Masche, llegó cuestionado a los Juegos, pero Francia completó una buena fase de grupos y la ilusión se encendió: ganó los tres que disputó, anotó 7 goles y no le marcaron.
Claro que nada es tan sencillo para el histórico delantero campeón del mundo en 1998 y que fue ayudante de Roberto Martínez en Bélgica en los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022: Francia ganó la medalla dorada por única vez en Los Ángeles 1984 y la presión existe. Mucho más en estos Juegos donde se ha generado un fervor impensado entre los galos, que miran día a día el medallero soñando con quedar en los primeros puestos.
Un dato para dimensionar el rival que tendrá el conjunto que dirige Mascherano: Francia tiene el plantel más valioso de la competición, con 393 millones de euros. En el segundo escalón asoma España (427 millones) y cierra el podio Argentina (248 millones).
Francia se ha mostrado en estos Juegos como un equipo atlético y un tanto inocente para defender. La gran figura es Michael Olise, un extremo zurdo que fue comprado en este mercado en 53 millones de euros por Bayern Múnich. Además, cuenta con el experimentado Alexandre Lacazette como capitán y referencia de área.
Argentina deberá mejorar si pretende seguir en camino. Le ha costado a la Selección cada uno de los arranques de juegos. Francia, se intuye, no perdonará licencias. Es verdad que los argentinos arriban más cansados: jugaron los tres partidos en horario vespertino y con elevadas temperaturas. Los duelos de los locales fueron siempre de noche. “Nosotros no buscamos excusas y vamos para adelante”, le dijo Mascherano a Clarín.
Una de las postales del partido ocurrirá cuando suenen las estrofas del himno nacional argentino. Es de suponer que la gran mayoría de las 33.000 personas que colmarán el estadio Matmut Atlantique silbarán con fuerza. La secuencia funcionará como un flashback al Olímpico de Roma, a la final del Mundial 1990 y a la puteada histórica de Diego Armando Maradona.
El partido que todos esperaban, llegó. Tendrá Francia la revancha que tanto tiempo buscó. Y jugará Argentina, esta vez en versión Sub-23 y en modo olímpico, para seguir explicándole al mundo por qué es el último campeón del mundo.