En River todavía hay secuelas por la salida de Enzo Pérez. Esta vez adentro de la cancha. Es que Martín Demichelis aún no pudo definir al “5” de su equipo y da la sensación que es la pieza que le falta para armar la columna vertebral. Y más: sin un volante central titular, el mediocampo difiere cada partido. Y a la larga puede ser una complicación mayor.

“Decime quién es el volante central y te digo cómo vas a jugar”, es una de las máximas futboleras. ¿Y quién es el “5” de River? Esa es la gran pregunta. Por lo tanto, es difícil responder a qué va a jugar el equipo de Demichelis. Justamente, lo que le sucede actualmente al conjunto de Núñez, más allá de los números positivos de esta temporada.

El eje del equipo está cubierto en los otros puestos centrales. Tienen nombres definidos. Franco Armani es el arquero; Leandro González Pirez y Paulo Díaz, la zaga central; Nacho Fernández el organizador del juego y Miguel Borja el centrodelantero. ¿Y el “5”?

Es una lucha entre ellos de forma interna, son muy competitivos los tres, tanto Nicolás (Fonseca) como Rodrigo (Villagra) y Matías (Kranevitter). Se suma a esa posición también Rodrigo Aliendro, que es más mixto. Intento poner lo que considero que es acorde a la situación”, afirmó Demichelis sobre esta cuestión en la conferencia de prensa posterior al triunfo sobre Rosario Central.

Y agregó: “Arrancó Nico (Fonseca) por las transiciones ofensivas rápidas, pero Rodrigo (Villagra) después lo hizo muy bien. Seguiremos analizando semana a semana, partido a partido, quién considero que merece jugar».

Entonces, si Demichelis tuviera claro quién tiene que ser el “5” o si uno de los tres que pelean por ese puesto estuviera en un nivel superlativo, ¿se libraría esta lucha interna?, y además, ¿seguiría el entrenador analizando partido a partido a cuál de los tres mediocampistas centrales de su plantel -o cuatro, si se suma a Aliendro- poner?.

En casi todos los partidos que van del semestre, ‘Micho’ no solo modificó a su volante central, sino que también cambió al mediocampo. Lógico. No es lo mismo jugar con el uruguayo Fonseca, de transiciones más rápidas, con buen pase vertical pero más desordenado tácticamente y sin tanto quite; con Villagra, de mejor ubicación, con más recuperación y un estilo “Pacman” a la hora de ir y de robar; con Kranevitter, más posicional, con buen primer pase y toques cortos; o con Aliendro, con una gran intensidad para defender y atacar.

No solo probó distintos nombres el técnico de River a la hora de armar la mitad de la cancha, sino que también lo hizo con diferentes sistemas tácticos. Usó un medio con cuatro futbolistas en rombo o con un “5” y tres jugadores por delante; o con cinco volantes, en las que utilizó las siguientes variantes: 2-3 (dos volante centrales y tres mediocampistas más adelantados), 3-2 (un mediocentro, dos interiores y dos más sueltos) y 1-4 (un volante central, dos internos por delante y los extremos reconvertidos en volantes).

Y en esos esquemas, no tuvo un “5” definido. De hecho, si se toman algunos partidos paradigmáticos del semestre, se verá con claridad esta situación. En el debut en la Copa de la Liga, ante Argentinos Juniors, jugó Fonseca; en el estreno en la Copa Argentina, frente a Excursionistas, estuvo Aliendro; en el Superclásico con Boca, apareció Villagra; en el clásico contra Independiente en Avellaneda, hubo “doble cinco” (Villagra-Aliendro); en la final de la Supercopa Argentina versus Estudiantes de La Plata, actuó Kranevitter; y en el primer partido de la Copa Libertadores, en la visita a Táchira en Venezuela, Fonseca.

Evidentemente, más allá de la “lucha interna” que destaca Demichelis y de la competencia, la cual puede potenciar a los jugadores, el técnico de River tiene un problema central al no haber podido definir todavía quién es su nuevo “5” tras la partida de Enzo Pérez. Y esa puede ser una de las razones que explique el irregular rendimiento colectivo del equipo.



Fuente Clarin

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