La gimnasta rumana Ana Barbosu recibió once días más tarde la medalla de bronce en gimnasia artística en la prueba de suelo que le correspondía luego de la controversia generada y los reclamos realizados en París 2024. La atleta pudo gozar de una ceremonia de premiación en la que se le entregó la presea que, antes del reclamo de la estadounidense Jordan Chiles, había conseguido. La apelación presentada durante la competencia por Cecile Landi, la entrenadora del conjunto de Estados Unidos, que le otorgó el tercer lugar del podio a Chiles, fue anulada por el Tribunal de Arbitraje Deportivo por no cumplir el tiempo establecido para realizar el reclamo.
El equipo rumano elevó su pedido al Tribunal de Arbitraje al considerar que el reclamo sobre la puntuación recibida se había presentado fuera del plazo de un minuto que permiten las regulaciones de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG). La medalla fue reasignada entonces luego de que el TAS, tiempo después, le diera la razón a Barbosu y confirmara que la apelación mencionada ocurrió «cuatro segundos después» del límite de un minuto para hacerlo. Durante la premiación de este viernes, aclaró que la resolución “fue posible» gracias a la ayuda de su federación y de la «firma de abogados que no dejó varados a los atletas» y supieron pelear por ellos.
Además, se refirió a su país y comentó: “Estoy muy contenta de tener esta medalla y espero representar a Rumania en el más alto nivel y traer más medallas a casa”. Sobre la controversia ocurrida indicó que la situación fue “triste” y que esperaban que «los árbitros y personal de los Juegos Olímpicos hicieran bien su trabajo». Para finalizar, gozó de su logro y con una sonrisa de oreja a oreja dijo: “No esperaba que la medalla fuera tan pesada, pero la portaría día y noche si eso es necesario para tenerla”.
La rumana había conseguido la tercera mejor nota en la final de suelo (13,700) y, por lo tanto, la medalla de bronce. Por delante, en el primer puesto se encontraba la brasileña Rebeca Andrade (14,166), y en el segundo la estadounidense Simone Biles (14,133). Pero Chiles reclamó por su nota original de 13,666 que la había situado en la quinta posición y la alejaba de conseguir una medalla. Los jueces atendieron su demanda y le dieron un 13,766, ascendiendo así dos puestos en la tabla final. Como consecuencia, desplazó a Barbosu fuera del podio.
Cuando la nueva nota de la estadounidense apareció en los marcadores, la rumana se encontraba festejando la medalla de bronce que había ganado. Cuando se enteró de la noticia, instantáneamente se le cayó la bandera de las manos y comenzó a llorar; para ella no solo significaba su primera medalla olímpica, sino que también la primera para su país en la gimnasia femenina desde Londres 2012.
Tras una apelación, Chiles participó en la ceremonia de entrega de medallas al final de la competencia y junto a Biles le hicieron una reverencia a la brasileña Andrade: una de las fotos más icónicas que regaló París 2024 y que ahora quedó sin efecto. Desde ese momento en adelante, el hecho siguió recorriendo las redes sociales y, tanto las gimnastas como figuras públicas, aportaron comentarios al respecto.
Para las atletas involucradas el inconveniente fue más que doloroso y fue exacerbado por el abuso que recibieron en las redes sociales. Chiles, por su parte, publicó un comunicado frente a la respuesta del TAS y declaró: «No tengo palabras. Esta decisión se siente injusta y es un golpe significativo no solo para mí sino para todos los que han luchado por mi viaje». También, apuntó contra los ataques racistas que recibió en el último tiempo y los definió como «extremadamente dolorosos».
En su país, Barbosu al fin pudo celebrar esa victoria que le correspondía. Su sonrisa al recibir el bronce, el póster oficial de los Juegos Olímpicos de París 2024 y un peluche de Phryges, la mascota de los Juegos, describe de manera perfecta lo que para la rumana significaba ganar después de tanta polémica y repercusión.