El VAR llegó al fútbol hace unos años en busca de justicia y el deporte más hermoso del mundo sigue siéndolo pero se convirtió en otra cosa. La tarea de comprender protocolos, puntos grises y diferencias tecnológicas demanda un trabajo extra y desgastante, abriendo una era arbitral que multiplicó las polémicas y las sospechas. Un flagelo no es ajeno al Primer Mundo, tal como se vio hace poco en la previa de un Barcelona vs Real Madrid.

Es cierto que la tecnología ayudó a evitar bochornos y les marcó la cancha a algunos pícaros. Pero la exageración por buscar la perfección en un juego imperfecto y subjetivo provocó situaciones insólitas, como cobrar un offside por la uña de un pie o anular un gol por el gajo de una pelota. La ciencia no sólo le ganó al ojo humano sino que también al sentido común. Y en Inglaterra quedó expuesto con una acción desafortunada que pudo terminar en tragedia.

De todas las innovaciones que trajo el VAR hay una que debe ser la que más sufren jugadores e hinchas: el llamado «delay de bandera». Cuando la IFAB trataba de hacernos entender a todos cómo era este nuevo fútbol con monitores, difundió un «protocolo» en el que en su cuarto punto, titulado «procedimientos», les recomendaba a los asistentes no levantar la bandera en forma automática cuando veían una posición adelantada.

«Retrasar el banderín o silbato por una infracción sólo está permitido en una situación de ataque muy clara, cuando un jugador está a punto de marcar un gol o tiene una clara carrera hacia el área penal contraria», dice el documento para explicar lo que en la jerga empezó a denominarse como «delay de bandera».

Este nuevo término incorporado al fútbol hace que los defensores se enojen cuando un línea tarda en levantar la bandera. Y ni hablar del fastidio que provoca en la popular local. Es que algunos lineman abusan de esa potestad y dejan correr jugadas que son muy evidentes. También generan bronca porque hay disparidad de criterios, a veces en un mismo partido.

Por ejemplo, pocos lo recuerdan porque Vélez fue muy superior a Huracán en la última fecha de la liga pasada pero al Globo no le dieron la posibilidad de «delay» a un intento de Mazzantti en el inicio, cuando iban 0-0 y corría habiltado en ese mano a mano por el título, pero luego sí se lo brindaron al Fortín en la previa del 1-0 que abrió el marcador y el posterior triunfo que significó un campeonato.

En Inglaterra, la regla más estupida del VAR dio inicio a una jugada que hoy tiene en vilo al fútbol de la isla británica. Fue en los últimos minutos del empate 2-2 entre Nottingham Forest y Leicester, por la fecha 35 de la Premier League. «Clarísimo offside de Elanga», dijo el relator por TV, describiendo una obviedad porque el delantero estaba más de un metro adelantado. El atacante fue el primero que lo supo porque corrió hacia la pelota con timidez. Del otro lado, la asistente Sian Massey Ellis, de 39 años, maestra de grado antes de convertirse en árbitro profesional en 2010, obedeció al sistema y no levantó su bandera.

Ese instante en que todos fingen demencia y que en el común de los casos termina con el fastidio propio y ajeno, esta vez terminó con una fatalidad: el nigeriano Taiwo Awoniyi, compañero de Elanga, terminó en el suelo tras golpearse contra el palo. Lo más insólito fue que siguió jugando un rato más porque su equipo ya no tenía cambios. Más tarde sería trasladado a un hospital, donde le detectaron una lesión abdominal a la que se describe como una rotura de intestino, y tuvieron que inducirlo a un coma farmacológico para operarlo y asistirlo en la recuperación.

«El Nottingham Forest puede confirmar que Taiwo Awoniyi se está recuperando bien, después de la operación de emergencia por la lesión abdominal sufrida el domingo. La gravedad de la lesión es un poderoso recuerdo de los riesgos físicos de este deporte y por qué la salud de un jugador y su bienestar debe ser siempre la prioridad», detalló el club en un comunicado. La vida del futbolista de 27 años de edad no corre riesgo gracias al trabajo de los médicos y es una incógnita saber cuándo podría regresar a las canchas. Y todo por una jugada que no debió haber existido.





Fuente Clarin

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