«Cuando llegamos a Martirena lo puteaban todos y ahora es Cafú», dijo el entrenador Gustavo Costas en la previa de la final ante Cruzeiro. Y el lateral uruguayo de 24 años le dio la razón en el comienzo del duelo en Asunción: anotó un golazo instantes después de que le anulen otro vía VAR.
Tuvo fortuna Martirena, hay que decirlo. Porque el defensor intentó meter un centro y la pelota se clavó en el ángulo de Cássio. El balón le cayó de golpe al experimentado arquero y se convirtió en un golazo. «Ahora sí, ahora sí», festejó el uruguayo con una sonrisa que podría ser eterna.
Venía tan envenenada que descolgó la red y obligó a los asistentes a volver a colocarla correctamente durante un buen rato.
Antes, Martirena había festejado con una definición adentro del área chica, pero el VAR lo anuló por off-side de Maximiliano Salas. La jugada fue finita y tardaron bastante en repetirla con las líneas azules y rojas.
Para Martirena fue el séptimo gol en 47 partidos en la Academia. «Uruguayo/uruguayo/uruguayo», gritaron los hinchas en la Nueva Olla emulando las ovaciones para Rubén Paz, otro oriental querido en el conjunto de Avellaneda.
«En el primer partido conmigo jugó ante Unión, el segundo fue al banco contra Tigre y el tercero frente a Estudiantes ni siquiera fue al banco. Después él me pidió hablar y lo hicimos mirándonos a los ojos. Le dije lo que pensaba y él me preguntó cómo podía mejorar. Ahora es Cafú», contó entre risas Costas.
Valer recordar que Gastón Martirena lo buscaron a principio de año un par de equipos brasileños. Flamengo fue quien más aceleró y el que estuvo más cerca de llevárselo. Y se molestó el defensor uruguayo porque pretendía salir para tener mayor continuidad. Alternaba en la Academia con Fernando Gago en el banco de suplentes. La llegada de Gustavo Costas lo revitalizó y en Paraguay tocó el cielo con las manos.