La marea albiceleste es una constante en esta Copa América. La proporción de camisetas de la Selección Argentina ante las de Chile era de 20 a 1, mucho mayor a los que se vivió en Atlanta hace cinco días. Esta vez, en el imponente MetLife -mucho mayor en capacidad con 82.500 ubicaciones– el músculo de la hinchada de la Scaloneta desembarcó en Nueva Jersey.
Y eso se vio en el banderazo que se organizó 24 horas antes del partido en el mismísimo Times Square, en el corazón de Nueva York. Pero también en este gigante de cemento que se ubica al norte de Nueva Jersey y que quedó rodeado por una humareda que salía de las parrillas ubicadas sobre el estacionamiento, a pocos metros del ingreso principal.
Por ahí andaba Alberto Martínez, el papá del Dibu, vestido con su camiseta de la Selección Argentina y que espera porque se abran los accesos al estadio. No quiere hablar, porque ya dio como «ocho o nueve» notas durante la jornada.
Claro, el calor es, por momentos, inaguantable. El termómetro superó los 35 grados este martes, aunque una brisa suave pero permanente ayudaba bastante.
Y entre todos esos autos que se empezaron a ubicar entre los grupos de hinchas argentinos, resaltó uno que se llevó todos los flashes. Una «Scaloneta-móvil», un Mercedes Benz C-280 disfrazado de Selección Argentina. Es propiedad de Ricardo y Franco, padre e hijo unidos por la pasión por la Albiceleste.
«Somos argentinos que vivimos acá hace mucho tiempo y es como dice la canción, es algo que no se puede explicar», le explicó a Clarín el padre de la familia que ubicó una bandera sobre el capot y le agregó una réplica de la Copa del Mundo, del botín de oro para Messi y de la Copa América.
«Siempre lo tenemos preparado pero éste tardamos un mes, no estaba previsto que vengamos con éste, pero la camioneta se rompió. Estaba mejor la otra, pero la guardamos para la final en Miami», deseó Ricardo, con un parecido físico significativo a Diego Armando Maradona, portando una peluca similar al 10 y una corona.
«Es algo que está en uno, ¿no?, la pasión nunca se va, se transmite también», contó Franco, que nació en los Estados Unidos, y eligió jugar a ser un rato Messi, colocándose un bisht similar con el que Leo recibió la Copa del Mundo en Qatar 2022. «La lleva porque en casa somos Argentina, él es argentino también», completó papá Ricardo.
Había chilenos en los alrededores, que también optaron por el asado para matar la ansiedad de la espera del partido. «Acá vienen a la casa de Chile», dicen, confiados por el recuerdo que en 2016 les permitió vencer por penales a la Albiceleste, provocando la renuncia de Messi.
Hubo algunas discusiones mientras se fue elevando el grado de alcohol en sangre entre los hinchas de dos selecciones con pica histórica y hasta política. Ojalá esta vez, haya otro final.
Video e imágenes: Matías Arrascoyta