El surf vuelve a formar parte del programa olímpico luego de su estreno en Tokio 2020. Al ser un archipiélago de islas del salvaje Pacífico, la cita en Japón fue perfecta para albergar esta atractiva disciplina por primera vez. Pero para los Juegos 2024 no hubo otra que aguzar el ingenio porque París no tiene salida al mar. ¿Cuál fue la solución? Lejos de barajarse el mar Mediterráneo como opción, el Comité Organizador tomó una decisión tan loca como osada: mudar la competencia a Tehaupo’o, a más de 15.731 kilómetros de la Torre Eiffel. Es un paraíso, con una ola gigante que es considerada como la más desafiante del mundo, que obligó a crear una fastuosa Villa Olímpica flotante. Allí, del otro lado del planeta, vivirán los 48 atletas, sin presencia argentina, que pelearán por las medallas que todos desean.

¿Dónde está Tehaupo’o? A 75 kilómetros de Papeete, la capital de Tahití, colonia francesa desde 1880 y parte de las 118 islas de la Polinesia Francesa, allá en el corazón del Pacífico Sur y con playas más que paradisíacas. Por empezar, sin querer queriendo, cumple con la premisa de «llevar las celebraciones a nuevos horizontes». Y, para mayor noción de las distancias: está a 22 horas de viaje en avión desde el aeropuerto Charles De Gaulle de París y es una de las sedes olímpicas más lejanas de la historia.

«Brinda la oportunidad de involucrar a territorios franceses de ultramar y a sus comunidades en los Juegos Olímpicos -por primera vez en la historia- mientras que refleja el rico y diverso patrimonio de este país», explica, a través de su sitio web, la propia organización de París 2024 sobre la elección de Tehuaupo’o, un territorio donde además habita un pequeño pueblo pesquero.

El pequeño espacio territorial -la isla tiene una superficie de 1.045 kilómetros cuadrados- llevó también a la idea de que los competidores utilicen como Villa Olímpica un crucero de alta gama, que también servirá como base para los funcionarios y delegados, que está anclado a unos 400 metros del lugar de entrenamiento. Las excepciones son Francia y Brasil, que buscaron la manera de hospedar a sus atletas en casas para que sus equipos no se vean sometido a los horarios preestablecidos de la organización.

A menos de una semana para el inicio de las competencias en el surf olímpico -programado para el sábado 27 de junio-, todos los atletas, salvo los mencionados, ya habitan la Villa Olímpica flotante, donde fueron recibidos con una ceremonia de bienvenida.

Ojo, por más llamativa que resulte, la decisión de hospedarse en un crucero en unos Juegos Olímpicos no es nueva. Los equipos de básquetbol masculino y femenino de Estados Unidos lo hicieron, por cuestiones de seguridad, durante los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Aunque esta curiosidad trae consigo algunos detalles inusuales. Como por ejemplo, que para obtener las mejores vistas hacia las olas, algunos participantes decidieron reservar habitaciones del crucero bajo su propio costo. Posiblemente una de ellas fue la portuguesa Camila Kemp, quien publicó un video enseñando los camarotes, que cuentan con un balcón que apunta hacia el océano en el que irá en búsqueda de una presea.

A pesar de que estarán aislados del resto de las disciplinas, los surfistas clasificados están cumpliendo el sueño de pisar uno de los lugares emblema del mundo del surf. Esto es debido a que, a la par de su belleza, Tehaupo’o también debe gran parte de su reconocimiento por ser el territorio que cuenta con una de las olas más salvajes del mundo. No solamente por su altura -que puede ser de hasta 10 metros-, sino gracias la fuerza brutal que cada una de ellas trae. Esta potencia llega a su esplendor cuando las olas rompen sobre la arrecife que se encuentra a pocos metros debajo de la superficie.

Por lo tanto, los surfistas sortearán con éxito sus montajes si únicamente le ganan a la ola y evitan ser lanzados contra el coral vivo. Sin embargo, existe más de un antecedente en el que atletas perdieron la vida o salieron accidentados en el intento. Toda la explicación se remite a la etimología de la ciudad: Tehaupo’o significa «muro de calaveras«.

A sabiendas de su complejidad, las aguas cristalinas de Tahití también poseen un valor extra al contar con una importante tradición: fueron parte del Campeonato del Mundo Pro Tahití durante más de dos décadas y fue uno de los eventos más destacados del Tour masculino de la especialidad. Además, está programado para que luego de París 2024, sea parte del World Championship.

«Lo mejor de Tehaupo’o es la perfección de la ola. Es impecable de pequeña a enorme y su tubo es perfecto. Luego está el paisaje. Nunca verás nada igual en el mundo. El agua es tan clara, el telón de fondo con las montañas es increíble, y al amanecer, todo tiene un aspecto increíble», contó el surfista local, Kauli Vaast, acerca de la esencia de la sede olímpica, en diálogo con el sitio de Red Bull.

La única polémica que se creó alrededor de la elección de esta curiosa sede fue la construcción de la torre para los jueces. En principio, la idea de los organizadores era construir una edificación de 14 toneladas y 150 metros cuadrados, con conexiones de agua potable. Pero las reacciones en contra, al poner en peligro el estado del arrecife, llevaron a que el proyecto se redujera a su mínima expresión.

Cómo se disputa el surf en los Juegos Olímpicos

Las prueba del surf tendrá se disputarán entre el 27 y e 30 de julio, tanto la modalidad masculina como femenina. Durante las tres primeras jornadas se celebrarán tres rondas clasificatorias (una por día) rumbo a la siguiente ronda. Los cuartos de final serán el siguiente día, al igual que las semifinales y el duelo por la dorada.

Igualmente, en caso de que las condiciones climáticas no sean las mejores, habrá cuatro días adicionales que permiten estirar la competencia hasta el 4 de agosto. Cada competidor será evaluado por cinco jueces y calificado según las mejores olas que logre surfear en una presentación que ronda entre los 20 y 35 minutos.





Fuente Clarin

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