El Racing de Costas juega con 12. Es que, cuando el equipo tiene por delante una final, aparecen todos: Maravilla, Salas, Gabriel Arias, los motorcitos del medio, los laterales… y los alcanza pelotas. Sí, otra vez, la Academia anotó un gol clave gracias «a una mano de afuera». Y no hablamos del árbitro, sino del chico Lucas Álvarez que le dio rápido la pelota a Martirena para que el uruguayo sacara rápido con las manos para habilitar a Adrián Martínez quien, después de «fajarse con los centrales», controló el balón y definió cruzado para abrir el marcador frente a Banfield. Vale decir, el equipo de Avellaneda necesitaba ganar o se despedía del Apertura. Pero ganó otra final y, una vez más, gracias a su jugador número 12.

Cuando el Racing de Costas se enfoca en el objetivo, juega con uno más. Es que, los pibes de inferiores que se encargan de abastecer los balones del partido están tan despiertos como Maravilla y Salas. «Costas nos dice que estemos atentos», cuentan. Y así, han sido protagonistas del «primer pase» en goles trascendentales: en el de Juanfer Quintero para la remontada histórica de la Academia frente a Corinthians por Copa Sudamericana, en el de Vietto a Boca y este domingo para que los de Avellaneda abrieran el marcador frente a Banfield.

Otra vez, el hombre (o el niño) de la jornada fue Lucas Álvarez, el mismo que habilitó rápido a Martirena en el gol de Luciano Vietto a Boca. En aquel momento, el uruguayo se adelantó varios metros, lo que provocó la polémica del fin de semana, y sacó largo para Solari que con una buena jugada individual dejó solo a Luciano Vietto que apenas tuvo que empujarla para superar al arquero Xeneize.

Mientras todos festejaban, Martirena volvió sobre sus pasos y chocó las palmas con el «autor intelectual» del desequilibrio académico. Lucas Álvarez juega de mediocampista por la derecha de la Séptima División de Racing.

Si arriba la Academia tiene una dupla letal con Maravilla Martínez y Maximiliano Salas, sobre la banda derecha se replica la sociedad del uruguayo Martirena con el pibe Álvarez.

«Costas nos pide que estemos concentrados y que se la demos rápido», contó el volante de la séptima que juega de ocho que se encontró en el vestuario con el uruguayo y se llevó su pantalón.

Este domingo, Racing no podía abrir el partido y Lucas volvió a ser clave para iniciar el camino de la victoria. Se moría el primer tiempo y la pelota se fue sobre la banda izquierda. Otra vez, Álvarez se la dio rápido al uruguayo que, como en aquel partido de febrero frente al Xeneize, se robó un par de metros para aprovechar el envión y la pelota le cayó a Maravilla en el área. Los defensores no pudieron con el animal del gol que logró darse vuelta y le cambió el palo a Sanguinetti para que el equipo de Costas anotara el primer gol de lo que más tarde sería goleada.

Pero del otro lado, sobre la banda izquierda, los chicos de Racing también son parte del engranaje. Tanto, que el año pasado, en el partido más bravo de la serie del campeón de la Sudamericana, quien fue fundamental fue otro alcanzapelotas: Martín Santoro, enganche entonces de la Octava División, le dio rápido una pelota a Gabriel Rojas para que hiciera el lateral y naciera la jugada que terminó en gol de Juanfer Quintero.

Aquella noche, la historia había arrancado torcida para Racing ya que el equipo de Ramón Díaz ganaba con un gol de Yuri Alberto que aprovechó una mala salida de Gabriel Arias.

Después del penal que convirtió el talentoso el colombiano para empatar el partido, el pibe con la pechera se metió por delante de los carteles para buscar una pelota que había quedado sobre la línea. En ese momento, sobre los 36 minutos del primer tiempo, un rechace le dio un lateral a Racing. Hacia ese sector fue Salas, que se la pidió rápido al alcanzapelotas, y jugó hacia adelante para encontrar la cabeza de Adrián ‘Maravilla’ Martínez, que la peinó.

Juanfer Quintero corrió cara a cara con el arquero dentro del área y no falló: definió entre las piernas de Hugo Nogueira, el capitán del Timao, dirigido por el argentino Ramón Díaz.

Todos los futbolistas de Racing fueron a abrazar a Quintero, pero también los compañeros del pasa pelotas le reconocieron haber estado rápido de reflejos para entregarle el balón a Salas, en el movimiento que inició el ataque del segundo gol.

«Una emoción porque al sacar rápido vino el gol. La pelota quedó en la cancha, dudé en saltar o no, dije ‘ya fue, salto’ y me la pide Salas, y de ahí vino el gol», explicó, con timidez, Martín Santoro el hombre clave en la gestación del tanto que significó el boleto al partido por un título internacional, 32 años después de la última vez.

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El agradecimiento de los jugadores de Racing al alcanzapelotas que tuvo un rol fundamental en el gol contra Corinthians

Fue tan importante para Costas la concentración del chico Santoro en la serie frente al Timao, que el propio DT pidió que el jugador de inferiores acompañara al equipo a la final en Paraguay frente a Cruzeiro.

Con los pibes así de despiertos, Racing juega con 12. Y este domingo, cuando necesitaba ganarle a Banfield para seguir con vida en el Apertura, lo volvió a demostrar.





Fuente Clarin

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