En 2012, cuando el chino nacionalizado Liu Song se preparaba para disputar los Juegos Olímpicos de Londres tras ser campeón de los Panamericanos de Guadalajara del año anterior y era la figura del tenis de mesa argentino, Santiago Lorenzo, de 10 años, ya soñaba con ver su nombre junto a la bandera albiceleste en uno de estos grandiosos eventos.

Por aquellos días, el oriundo de San Rafael, Mendoza ya llamaba la atención con su habilidad precoz con la paleta. Y en un un programa de la TV local dejó en claro cuál era su gran objetivo.

¿Cuál es tu sueño? ¿Llegar a dónde?– le preguntó un periodista.

-Ir a una Olimpiada- respondió el niño cortito y al pie.

-Te gustaría llegar a donde va a estar Liu Song. Impresionante el sueño. ¿Y por qué no vas a llegar?- añadió al conductor, optimista, empujando al chico a ir en busca de ese ambicioso objetivo.

Hoy, a los 22 años, aquel niño que ya no es tan niño, se clasificó para disputar por primera vez unos Juegos Olímpicos. Lo logró tras vencer al estadounidense Nikhil Kumar por 11-9, 16-14, 11-6, 9-11 y 11-3 en la final del Preolímpico disputado en el Polideportivo 3 de la Videna, el centro de alto rendimiento ubicado en Lima, Perú

De esta manera, se convirtió en el 105° deportista argentino en sacar boleto para París 2024, que el para el tenis de mesa se llevará acabo en la Arena París Sud 4, con capacidad para 6.650 espectadores, del 27 de julio al 10 de agosto.

Previo a la victoria ante Kumar, la más importante de su carrera y tras la cual celebró arrojándose al suelo, venció en forma contundente al dominicano Wu Jiaji (11-5, 11-5, 11-6 y 11-7) y en semifinales dejó en el camino al chileno Nicolás Burgos en un maratónico partido que llegó hasta el séptimo y definitivo set (5-11, 11-6, 11-9, 11-13, 11-6, 4-11 y 11-9.

La historia de Lorenzo con la paleta se remonta años atrás. Comenzó a jugar cuando era un niño, a los siete años, tiempo antes de aquella entrevista que hoy se volvió viral. Ganó junto a su padre Fabio la liga local en dobles y por aquellos momentos plantó la semilla de la carrera que hoy está construyendo.

En un principio lo hacía como un hobby, pero poco a poco se fue convirtiendo en la actividad principal de su vida. Y el primer gran paso, que significó alejarse de la casa de sus padres con los problemas que el desarraigo conlleva, fue sumarse al equipo argentino después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

«Fue difícil irme de San Rafael a Buenos Aires a los 15 años. El primer año anduve bien, pero al segundo y tercer año tenía muy pocas ganas. Estaba muy lejos en el nivel y de repente pegué un salto muy grande cuando le gané en el mismo torneo a Pablo Tabachnik y a Gastón Alto, los mejores de la selección», explicó en una entrevista con La Licuadora Deportiva.

Aún así, le costaba estar lejos de su casa. Retroceder era una opción, pero optó por dar un paso hacia adelante. Se fue a Europa con 18 años y hoy cosecha los frutos de aquella arriesgada decisión.

“Era el sueño de chiquito poder estar en unos Juegos Olímpicos. Hice un torneo buenísimo desde el primer partido”, contó en diálogo con la organización después de la victoria ante Kumar. Y se fue a seguir festejando.





Fuente Clarin

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