Los alcanzapelotas que quedan en el recuerdo de los futboleros suelen ser aquellos que después logran dar el salto a Primera y brillar en el club que los formó. Hay cantidad de ejemplos. La foto que Carlos Tevez le pidió a Juan Román Riquelme en la Bombonera en 1997 hubiera pasado al olvido si Carlitos no hacía la majestuosa carrera que hizo. Del mismo modo, las imágenes de Marcelo Gallardo como ball boy en el Monumental adquirieron otro valor con el paso del tiempo y tras los éxitos del Muñeco en River. ¿Y en Europa? Un niño llamado Wesley Sneijder una vez se fotografió con el crack del Ajax Frank Rijkaard y, tiempo después, fue finalista del mundo con Holanda.
Ese no es el caso de Martín Santoro, juvenil categoría 2009 de Racing. Su carrera podrá ser buena, muy buena, regular o mala. Incluso, podría nunca llegar a debutar en Primera. El tiempo dirá. Pero lo que es seguro es que los hinchas nunca lo olvidarán. Es que en el momento más caliente del partido ante Corinthians por las semifinales de la Copa Sudamericana Santoro estuvo con todas las luces prendidas para alcanzarle la pelota a Maximiliano Salas, lo que derivó en un ataque directo que definió el colombiano Juan Fernando Quintero para el 2-1 definitivo(4-3 en el global de la serie).
Así, el equipo de Gustavo Costas se clasificó por primera vez en 32 años para la final de un torneo internacional. No lo lograba desde la Supercopa Sudamericana de 1992 que los dirigidos por Humbertito Grondona, perdieron con Cruzeiro. Y son ya 36 años que en la vereda celeste y blanca de Avellaneda no se celebra un título for export: fue en la Supercopa de 1988, también ante Cruzeiro y con Gustavo Costas como jugador. El próximo 23 de noviembre, ya en los tiempos de las finales a partido único, la Academia volverá a coquetear con la gloria en el estadio La Nueva Olla de Asunción ante el mismo rival brasileño.
Si Racing logra coronar, la figura de Costas se elevará de la categoría de ídolo a la de prócer. Los fanáticos racinguistas, además, recordarán por siempre los goles de Juanfer Quintero que hizo latir al Cilindro. También se recordará con un cariño especial a Adrián «Maravilla» Martínez, el goleador del equipo con 9 tantos. Y, por supuesto, una parte de esta historia quedará para Martín Santoro, ese alcanzapelotas que se puso ansioso y con 15 años ya empezó a jugar en Primera.
«Estaba dudando en saltar porque la pelota quedó en la línea, pero salté y ahí me la pidió rápido Maxi Salas; se la di, sacó el lateral largo, se la dio a Maravilla, cabeceó y le quedó a Juanfer, que definió», relató el pibe de las inferiores. Y completó: «Es increíble haber participado y hecho que la jugada terminara en gol».
«Muy bien, enano. Estuviste rápido. Muchísimas gracias. ¿Cómo te llamas? ¿Martín? Anotalo, que venga siempre», le dijo Agustín Almendra a Santoro en un video que subió el club a sus redes sociales.
Otro que se sumó a los elogios fue Leonardo Sigali. «Gracias a tu avivada y a la definición de Juanfer estamos en la final. Disfrutalo, amigo», se escucha que le agradeció el zaguero. Luego, concluyó: «Gente educada, familia de Racing, inteligente. Estamos en la final».
Martín Santoro, el alcanzapelotas que fue clave en el segundo gol, recibió el cariño de los jugadores de la Academia tras la rápida reacción que terminó en el segundo de Juanfer.
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— SportsCenter (@SC_ESPN) November 1, 2024
Los precursores de Martín Santoro
Hubo otros casos similares al de Santoro. En marzo de 2023, River derrotó 1 a 0 a Unión en el Monumental. El gol lo convirtió Nacho Fernández, pero la jugada la comenzó Delfina Lombardi, una de las alcanzapelotas que le cedió rápido un balón a Nicolás de la Cruz.
Más atrás en el tiempo, Juan Pablo Ferreyra, quien en 2003 atajaba en la Octava de Banfield, fue reconocido como el Jugador N°12. Debutó como alcanzapelotas de la Primera en el triunfo sobre Vélez 2-0 y, en ese partido, un córner del Taladro lo convirtió en protagonista de una jugada que derivó en la apertura del marcador.
«Acomodá la pelota que pateo, pibe», le dijo Iván Moreno y Fabianesi, casi en secreto, mientras trotaba hacia el banderín. Cuando el volante llegó al vértice, Juan Pablo -que jugó en Atlanta y Los Andes y es el hermano mayor de Facundo, delantero, hoy en Tigre- ya había ubicado la pelota y sólo tuvo que tirar el centro. ¿Resultado? Gol en contra de Vélez y todos los jugadores de Banfield corriendo a abrazar a quien ejecutó el tiro de esquina.
Lejos de llevarse los laureles, Moreno y Fabianesi corrió a buscar al mentor de la jugada. «Me dio la mano y me felicitó», decía el más famoso de los alcanzapelotas de la temporada 2003-2004. “Es bueno que los que están afuera se metan bien en el partido. A veces, los suplentes calientan a un costado y les pasa la pelota por al lado y no agilizan la cosa”, destacaba el inolvidable Luis Garisto, el director técnico de aquel equipo del Taladro.
Así como Garisto elogió al alcanzapelotas, Ángel Cappa una vez los denostó. «Cagones del orto, esconden las pelotas», se escuchó por uno de los micrófonos de ambiente que dijo el DT, por entonces en Huracán, en la recordada última fecha del torneo Clausura 2009 ante Vélez.
Es que se convirtió en una vieja treta, en esos partidos embromados en los que el local quiere asegurarse al menos un punto, la de mandar a los ball boys a esconder las pelotas que quedan afuera de la cancha. Así, cuando se va la que está en juego, el visitante pierde segundos valiosos en encontrar una. Esa no fue la intención de Ferreira. Tampoco la de Santoro, quien aportó lo suyo para que Racing llegue a la final de la Copa Sudamericana y sueña con que esa avivada quede en el recuerdo de un equipo campeón.