A tres fechas del final del tramo más extenso del certamen, la Primera Nacional está definiendo en estas semanas qué equipos disputarán la final por el primer ascenso, cuáles competirán en el Reducido por el segundo boleto a la Liga Profesional y cuáles descenderán. La mayoría de los 38 clubes que participan en el torneo están involucrados en alguna de estas luchas que se libran con la calculadora en la mano. Sin embargo, el conteo de puntos quedó de lado en estas horas, relegado por las palabras del defensor de Atlanta Dylan Gissi, quien reavivó el debate sobre la incentivación en el fútbol argentino y le agregó una polémica al torneo que ya está bajo sospecha por los arbitrajes semana tras semana.
La discusión al respecto, a menudo oculta bajo la alfombra, pero nunca enterrada definitivamente, emergió otra vez el domingo, luego de que Atlanta perdiera 2 a 0 frente a Atlético de Rafaela en el Estadio Monumental de la Perla del Oeste. Este resultado alejó al Bohemio de los puestos de clasificación al Reducido (quedó a cinco puntos cuando restan solo tres fechas) y permitió que el elenco santafesino alcanzara a Brown de Adrogué en la pelea mano a mano que estos dos conjuntos mantienen por evitar el descenso directo.
Después del partido, Gissi se mostró muy descontento por el estado del terreno de juego del Monumental y también aseguró que el árbitro Lucas Cavallero, nacido en San Lorenzo, formado en la Cooperativa de Árbitros Deportivos de Rosario (CADEP) y contratado por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) desde 2021, había condicionado el desarrollo del juego por la expulsión por doble amarilla del mediocampista Carlos Arce a los 21 minutos del primer tiempo, cuando Atlanta ya perdía 2 a 0. En medio de su exposición ante periodistas partidarios y sin que nadie lo consultara al respecto, el defensor de 33 años se autoincriminó (e incriminó a sus compañeros) en una situación de incentivación.
“El réferi condicionó. En la expulsión de Carlos (Arce), (cuando le mostró) la segunda amarilla no hubo ni contacto. Son cosas raras que pasan en el fútbol, cosas que se van del alcance de nuestras manos. Sabemos, por ejemplo, que existe el incentivo a favor. Por ejemplo, ellos (Atlético de Rafaela) nos dieron cinco millones de pesos por ganarle a Brown de Adrogué y eso está bueno. Ojalá sea siempre por ganar”, reveló el futbolista
El partido al que hizo referencia el jugador nacido en 1991 en Ginebra (su padre, el exmediocampista Oscar Gissi, jugaba entonces en el Chênois suizo) fue el que Atlanta le ganó 1 a 0 a Brown en el estadio León Kolbowski el 2 de septiembre por la 30ª fecha del torneo de la Primera Nacional con un gol de penal de Ivo Costantino.
En su llamativa declaración, el defensor también instaló dudas sobre el funcionamiento del fútbol argentino, aunque sin dar detalles al respecto. “Yo creo en la integridad y la honestidad de los futbolistas, pero hay cosas que pasan y de las que uno no se entera. Son cosas que se nos escapan. Yo creo en la lealtad de la gente, pero no pongo las manos en el fuego por nadie”, advirtió Gissi, quien no es un recién llegado a este deporte: suma más de un centenar de partidos en la Primera División con las camisetas de Banfield, Unión, Atlético Tucumán, Patronato, Defensa y Justicia, Rosario Central, Olimpo y Estudiantes.
Lo más extraño fue que a partir de sus palabras, Gissi quedó expuesto a una dura sanción. El artículo 181° del Reglamento de Transgresiones y Penas (RTP) de la AFA contempla una suspensión de entre seis meses y tres años para el jugador “que reciba recompensa o acepte la promesa de ser recompensado sujeta a la condición de que el equipo que integre empate o derrote al adversario, siempre que el ofrecimiento tenga por finalidad estimular su empeño en el juego para que el resultado del partido beneficie a un tercer equipo en la tabla de posiciones”. Ni más ni menos que aquello que, según el jugador de Atlanta, él y sus compañeros hicieron por la victoria frente a Brown.
Si las palabras de Gissi fueran ciertas y pudieran probarse, también cabrían sanciones para las personas, no identificadas por el defensor, pero supuestamente vinculadas con Atlético de Rafaela, que habrían pagado esos cinco millones de pesos. El artículo 284° del RTP establece una suspensión de uno a cinco años para quien “dé u ofrezca recompensa a jugador, sujeta a la condición de que el equipo que integre, empate o derrote al adversario, siempre que el ofrecimiento tenga por finalidad estimular su empeño en el juego para que el resultado del partido beneficie a un tercer equipo en la tabla de posiciones”. Para el club involucrado en el pago, el artículo 74° fija penas de cuatro meses a dos años de suspensión.
¿Hay posibilidades de que este hecho termine con sanciones? Más allá de esta exposición a cielo abierto de Gissi, parece poco probable que la AFA actúe de oficio. Si bien abundan las sospechas al respecto (e incluso hubo algunas admisiones off the record), la entidad ha aplicado solo una vez penas por un caso de incentivación. Y sucedió hace más de seis décadas.
El 19 de noviembre de 1961, Quilmes venció 1 a 0 a Excursionistas con un gol de Rubén Porporatto por la 31ª fecha de la Primera B. Antes del partido, los jugadores de Excursio revelaron ante un grupo de periodistas que los dirigentes del club habían recibido una oferta de 350.000 pesos de Newell’s (que peleaba el título con el Cervecero) en caso de victoria y que pretendían quedarse con ese dinero.
El 21 de febrero de 1962, 74 días después de que Newell’s se consagrara campeón y lograra el ascenso, la AFA consideró que el intento de incentivación había provenido del club rosarino, por lo que le descontó 10 puntos y le quitó el título, que quedó en manos de Quilmes, y suspendió a dos dirigentes por tres meses y al entrenador José Osvaldo Curti por tres años.
Además, expulsó a cuatro dirigentes de Excursionistas y suspendió por un año a otros dos, y al club por un mes. También les tocaron sanciones a 11 futbolistas del conjunto del Bajo Belgrano (20 fechas) y al técnico José Pedro Batagliero (140 días). Desde entonces, ha corrido muchísima agua bajo el puente y nunca se ha repetido una decisión así.
Una definición abierta
Las conjeturas (nunca probadas) sobre situaciones de incentivación son moneda corriente en el último tramo de cualquier certamen. No es la excepción este de la Primera Nacional, que comenzó el 2 de febrero y en el que casi todo está todavía pendiente de resolución, con 38 equipos jugándose el trabajo realizado en estos ocho meses.
Dos ascensos a la Liga Profesional están en disputa. El primero se resolverá en un mano a mano en terreno neutral entre los ganadores de ambas zonas, que además definirá al campeón de la temporada (ese duelo está pautado para el fin de semana del 2 y 3 de noviembre). El otro se dirimirá en el Reducido, al que accederán los conjuntos que se ubiquen entre el segundo y el octavo puesto de cada grupo (en la segunda ronda se sumará el perdedor de la final por el primer ascenso).
En la final por el primer ascenso ya aseguró su presencia San Martín de Tucumán, líder de la zona A, que aventaja por 12 unidades a San Martín de San Juan. En ese grupo, la puja por acceder al Reducido involucra a muchísimos aspirantes: entre el cuarto, All Boys, y el 12°, Alvarado, solo hay una brecha de seis puntos.
En la otra zona, cuatro equipos tironean por el otro boleto a la final: Nueva Chicago (61 puntos y +14 de diferencia de gol), Aldosivi (60 y +16), Deportivo Madryn (59 y +11) y Gimnasia de Mendoza (59 y +10). San Telmo (56 y +23) y Colón (56 y +15) no se bajan de esa lucha, pero quedaron relegados este fin de semana tras perder con Almirante Brown y empatar con Chaco For Ever, respectivamente. En la carrera por acceder al Reducido, el último que está ingresando es Gimnasia y Tiro (52 y +2), pero Mitre (50 y +5) y Estudiantes de Río Cuarto (49 y +1) no se rinden.
Tanto en la disputa por el primer puesto de cada zona como en la carrera por acceder al Reducido, en caso de igualdad de puntos entre dos o más equipos, las colocaciones se resolverán por diferencia de goles y, de ser necesario, por cantidad de goles convertidos y por los resultados registrados en los partidos entre los conjuntos involucrados.
En el otro extremo de la tabla, los colistas de ambas zonas caerán directamente a la Primera B o al Torneo Federal A (según sean directa o indirectamente afiliados a la AFA), mientras que los penúltimos jugarán un mano a mano en el que se resolverá el tercer descenso. En caso de igualdad en puntos al completarse las 38 fechas, no entrará en juego la diferencia de goles, sino que deberá disputarse un desempate entre los involucrados para definir las posiciones finales.
En la zona A, el más complicado es Guillermo Brown de Puerto Madryn, colista con 32 unidades, mientras que Arsenal (34) también está penando. Apenas un poco más aliviados están Talleres de Remedios de Escalada (35) y Patronato (37). Entre esos cuatro conjuntos se repartirán los dos lugares que nadie desea ocupar. Más acotada está la pelea en la zona B, en la que Atlético de Rafaela y Brown de Adrogué (ambos suman 25 unidades) resolverán mano a mano el asunto: uno descenderá directamente y el otro deberá jugar el desempate para eludir el tercer descenso.