No tuvo eco, al parecer, la «opinión impopular» del escocés Andy Murray, quien días atrás había reclamado la llegada de un Masters 1000 a Sudamérica. Sucedió todo lo contrario: se decidió bajar al ATP 250 de Córdoba, que se jugaba sobre polvo de ladrillo, y su lugar en el calendario lo tomó el de Mallorca (césped), dejando a la región con apenas tres torneos para 2025. Es un nuevo golpe a una de las zonas más olvidadas por el tenis.

América del Sur sólo albergará la próxima temporada al Abierto de Buenos Aires, del 10 al 16 de febrero, Río de Janeiro (17 al 23 de febrero) y Santiago de Chile (24 al 30 de marzo). El certamen argentino y el chileno son de la categoría 250, la más baja de la ATP, mientras que el que se disputa en Brasil es un 500, un escalón por debajo de los Masters 1000.

«Se confirma la decisión de sacar un 250 a Argentina y a toda la región. De cuatro a solamente tres. Sacar los torneos y posibilidades a toda Sudamérica no veo que sea una gran decisión. Una pena», se lamentó el argentino Diego Schwartzman, campeón en Río en 2018 y en Buenos Aires en 2021.

Este sector del mundo nunca albergó a un M1000, que se disputan todos en países con economías desarrolladas como Estados Unidos, Francia, España, Italia, Canadá y China, y fue perdiendo gradualmente torneos a lo largo de los años. Atrás queda el extinto Abierto de Brasil, que se disputó primero en Costa do Sauipe (2001-2011) y después en San Pablo (2012-2019), y el de Bogotá, que se despidió con un bicampeonato del australiano Bernard Tomic en 2014 y 2015.

El ítalo-argentino Luciano Darderi, el último campeón del Córdoba Open. Foto: @CordobaOpenEl ítalo-argentino Luciano Darderi, el último campeón del Córdoba Open. Foto: @CordobaOpen

El Golden Swing, como se conoce a los torneos sobre polvo de ladrillo que se juegan en Sudamérica entre el fin de la temporada en Australia y el arranque de gira norteamericana, quedó en un segundo plano y tuvo que hacer enormes esfuerzos económicos para atraer figuras extranjeras como Carlos Alcaraz y Cameron Norrie.

De hecho, la participación del español en Río de Janeiro este año, que terminó al cabo de dos games y una torcedura de tobillo, fue la última que tenía estipulada por contrato. Lógicamente, la organización del evento brasileño tiene el interés de renovar el acuerdo con el actual número dos del mundo, pero cada vez son más los tenistas top que optan por pasar esas fechas jugando en canchas rápidas bajo techo como Róterdam o Marsella.

Jugar en Sudamérica supone pasar del cemento al polvo de ladrillo y volver al cemento antes de que comience la gira de canchas lentas en Europa. Es decir, un desgaste y un esfuerzo mayor para unos premios que, además, son inferiores. Un ejemplo: el campeón este año en Río de Janeiro, el argentino Sebastián Báez, embolsó 392.000 dólares, por los 550.000 dólares que se llevó el francés Ugo Humbert por triunfar en Dubai.

Los tres eventos que se jugarán en Sudamérica en 2025 contrastan con los nueve que se disputarán en Estados Unidos, contando tres M1000 y un Grand Slam, o el cargado calendario de torneos en Europa, que aglutina casi el 50% de los certámenes ATP. Junto a África, que solo ve tenis en Marrakech, Sudamérica es la gran olvidada del calendario tenístico.

En un deporte claramente dominado por el Viejo Continente. El último no europeo en ganar un Grand Slam fue Juan Martín Del Potro en 2009, con su inolvidable US Open ante Roger Federer, y actualmente hay cinco sudamericanos en el top 50: Sebastián Báez (19), Francisco Cerúndolo (21), Nicolás Jarry (23), Tomás Martín Etcheverry (30) y Alejandro Tabilo (44), además de otros ocho en el Top 100.

Pese a esto, la ATP sigue optando por no mirar a estas latitudes y concentrar el tenis, su expansión y su riqueza en las mismas zonas. Y todo, además, a la espera de la resonante entrada de Arabia Saudita.

El estadio principal del lujoso complejo donde se disputa el Miami Open. Foto: Lynne Sladky/APEl estadio principal del lujoso complejo donde se disputa el Miami Open. Foto: Lynne Sladky/AP

Otro de los cambios oficializados por la ATP es que los Masters 1000 de Cincinnati y Canadá, del mismo modo que se hizo con Miami e Indian Wells, tendrán un cuadro de 96 jugadores y 12 días de duración, mientras que Dallas, Doha y Munich lograron el upgrade y pasarán a ser ATP 500.

Además, junto con Córdoba, el torneo de Estoril saldrá del calendario, abriendo un lugar para que el ATP 500 de Hamburgo (ex M1000) pase a jugarse en la semana previa a Roland Garros. Y el evento de Los Cabos salta de febrero a julio. Todo es tentativo.



Fuente Clarin

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