Las autoridades de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) reconocen que hacía mucho tiempo no tenían una demanda tan alta de entradas: en cuatro días se agotaron los boletos (los precios iban desde los 25 hasta los 80 dólares) para ver Uruguay-Argentina. La sensación de que sería el último partido de Lionel Messi en Montevideo movilizó a los locales, que hicieron largas colas virtuales en los primeros días de febrero. Por eso la lesión de la Pulga se lamentó en las dos costas del Río de la Plata. «Queríamos ver a Messi y ahora parece que vamos a ver al Cholito Simeone. Porque juega el hijo del Cholo, ¿no?», preguntaba un chico de 12 años que asistió a ver la llegada de la Scaloneta al hotel de concentración.
Y la respuesta para el niño charrúa sería afirmativa: Lionel Scaloni aprovechará el soñado momento de Giuliano y lo mandará a la cancha para compartir minutos con su amigo Julián Álvarez, compañero en Atlético de Madrid. La mala para el Cholito es que no estaría su ladero Rodrigo De Paul, que arrastra molestias musculares y sería reemplazado por Leandro Paredes o Thiago Almada.
A Giuliano, vestir la camiseta de la Selección argentina le cambió la suerte. Y un partido especial se puede nombrar como el punto de quiebre en su corta carrera: ante Paraguay en el Ducó en un amistoso de la Sub-23 del año pasado. En ese tiempo, el entrenador Javier Mascherano estaba definiendo la lista de jugadores para competir en los Juegos Olímpicos de París y la citación del hijo del Cholo fue una sorpresa porque recién se estaba recuperando de una larga lesión ligamentaria.
Jugaba en Deportivo Alavés a préstamo de Atlético de Madrid, que antes lo había mandado a Zaragoza. Pues bien: aquella tarde Giuliano la rompió ante los paraguayos, marcó dos goles y viajó a Francia. Después, en suelo francés jugó bien y su papá, Diego Pablo, avisó que lo iba a tener en cuenta para la actual temporada. La historia desde ese momento hasta acá ya es más conocida.
Simeone explotó esta temporada en el Colchonero: acumula 36 partidos con 4 goles y 7 asistencias. «El presente de Giuliano es bueno. Está yendo de menor a mayor. Es un chico que le gusta a cualquier entrenador, como lo era su padre cuando jugaba. Es el fiel reflejo de él. Para nosotros es de gran ayuda. Puede tener posibilidades de jugar, como cada vez que ha venido. En la última lo hicimos jugar. Puede hacerlo por derecha o por la izquierda, pero como extremo tiene que defender también. Hoy por hoy, el lateral extremo, el lateral quinto, tiene que hacer las dos fases y él lo hace bien. Es una alegría que esté en este momento y para nosotros es una gran ayuda», lo mimó Lionel Scaloni en la conferencia de prensa.
La enorme capacidad atlética y el temperamento son las mejores cualidades de Giuliano. No es de los más dúctiles con la pelota, pero tiene muchísima disciplina táctica. Y, tal como dijo Scaloni, puede jugar por ambas bandas: en Alavés jugaba por izquierda y ahora en el Colchonero lo hace por la derecha.
«Mis hermanos han llevado en las camisetas el nombre ‘Simeone’, y yo, después de pensarlo, me dije que siempre quise que me reconocieran por mi nombre. Así que decidí usar ‘Giuliano’ para crear mi propio camino», reconoció el Cholito en varias entrevistas.
Así, el de esta noche en el Centenario podría ser un partido especial para Giuliano: debutaría desde el inicio en la Selección, donde acumula 9 minutos ante Perú en la Bombonera. Y acá, en Montevideo, los uruguayos que agotaron todo para ver a Lionel Messi se encontrarán con un chico de 22 años que corre y deja la vida en cada jugada, tal como lo dicta su herencia paterna.