«Su mayor impacto, por más que sea un magnífico jugador, no es el que genera adentro de una cancha, sino fuera de ella. Y esa es una de las cosas que más me gustan de él. Le importa lo que es correcto. Va a expresar su opinión. Y si no sabe algo, lo aprenderá». Así definió Brad Stevens, presidente de operaciones de Boston Celtics, a Jaylen Brown, una de las principales figuras de la franquicia que se adelantó 2-0 en las Finales de la NBA ante Dallas Mavericks y busca su 18° anillo para quedar en soledad como el máximo ganador -hoy está igualado en 17 con Los Ángeles Lakers-.

Brown, MVP de las Finales de la Conferencia Este en las que los Celtics barrieron 4-0 a Indiana Pacers, nació el 24 de octubre de 1996 en Marietta, ciudad de 60 mil habitantes ubicada en el norte del estado de Georgia, y desde sus comienzos fue señalado como uno de los mejores jugadores de su generación. Y se terminó convirtiendo en una súper estrella. Sin embargo, su forma de afrontar este deporte y el recorrido que atravesó para llegar a la elite lo diferencian de otros grandes talentos que brillaron en la liga estadounidense.

«El básquetbol no es lo que sos, sino lo que hacés«, le repetía una y otra vez su madre, Mechalle. Junto con su padre, Marselles, un boxeador que llegó a ser bicampeón en la categoría peso pesado de la World Boxing Union, le machaban la importancia de estudiar. Y ese mensaje caló hondo. Más allá de que las proyecciones ubicaban al pequeño Jaylen como una promesa con destino glorioso, son muchos los imponderables -lesiones, por ejemplo- que pueden cambiar el rumbo de una carrera y es por eso que sus padres querían que se preparara para tener un plan B, C o D.

Así es que se anotó en el Wheeler High School de su ciudad natal, donde podría jugar y estudiar a la vez. Allí fue campeón del campeonato estatal de la Georgia High School Association en su primer año senior dando muestras de esa frialdad mental, contundencia y consistencia que luego llevaría a lo más alto. Anotó dos tiros tiros libres decisivos a falta de siete décimas para el cierre del último cuarto de la final y promedió 28 puntos y 13 rebotes en toda la temporada. Su equipo cerró aquella campaña con un impresionante récord de 30 victorias por tan sólo tres derrotas.

Jaylen Brown se alzó con el premio MVP de las Finales de Este. Foto: Justin Casterline/Getty Images via AFPJaylen Brown se alzó con el premio MVP de las Finales de Este. Foto: Justin Casterline/Getty Images via AFP

Pasaban los años y era cada vez más evidente que iba a llegar y brillar al máximo nivel, pero eso nunca movió su foco de los estudios. En su primer semestre en la Universidad de California, en Berkeley, estudió química y llegó a pedirle a Derek Van Rheenen, profesor allí, asistir a su clase para realizar una materia que estaba dirigida únicamente a los alumnos de la Maestría de Estudios Culturales en Educación Deportiva. Además, habla diferentes idiomas con fluidez, entre ellos el español, y estudió Historia y Filosofía.

«Para mí y mi familia, la educación es algo fundamental», se explicó.

No quería que su talento natural y condiciones físicas favorables para destacarse en el plano deportivo fueran en detrimento de su desarrollo intelectual, lo que identificó como un problema serio que afectaba a muchos niños en todo el mundo. Por eso, se capacitó y hasta escribió un ensayo sobre el tema.

Jaylen Brown no es solamente un gran jugador de básquetbol, de los mejores del mundo en la actualidad, sino una persona con un amplio bagaje de conocimientos e interesada en temas que van mucho más allá de su capacidad para atacar la pintura o de su velocidad de manos para esconder la pelota y así romper defensas sólidas.

«Aún es habitual escuchar comentarios del tipo ‘callate, solo sos un jugador de básquet’ cada vez que un jugador expresa su opinión sobre, por ejemplo, Donald Trump. Quiero ayudar a cambiar eso», cuestionó en su momento.

También se involucró en luchas raciales. Por ejemplo, en 2020 manejó 15 horas de Boston hasta Atlanta para participar de una de las tantas manifestaciones en protesta por el fallecimiento de George Floyd, el hombre afroamericano que fue asfixiado hasta la muerte por el policía Dereck Chauvin en Powderhorn, Minneapolis. Se viralizaron las imágenes de Brown alzando en alto un cartel con las últimas palabras de Floyd, las que pronunció mientras Chauvin le presionaba el cuello con su rodilla: «I can’t breath (no puedo respirar)».

Y profundizó en el tema. «Quiero lanzar un proyecto para hacer un Wall Street negro en Boston, quiero atacar la disparidad de riqueza. Eso es algo de lo que nadie quiere hablar. Podemos unirnos con funcionarios del gobierno para crear nuevos puestos de trabajo, nuevos negocios apuntando a las minorías», dijo en la conferencia de prensa posterior a que se conociera la renovación de su vínculo con los Celtics por cinco años a cambio de 304 millones de dólares, el contrato más elevado en la historia de la NBA al superar los 270 millones de Nikola Jokic con Denver Nuggets.

Así es que en 2019, tras ser nombrado como miembro del prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts por sus siglas en inglés) Media Lab, colaboró para crear el Programa Bridge, que asesora a jóvenes de raza negra y estudiantes de secundaria de Boston interesados ​​en seguir carreras en programas STEM. Se trata de programas educativos comprendidos en un acrónimo: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

En la misma línea, su paso del Wheeler High School a la Universidad de Berkeley, aunque terminaría siendo el paso previo a llegar la NBA, no estuvo inspirado en una motivación deportiva, sino en valores alejados del deporte. Pudo jugar en Kentucky, UCLA, Kansas, North Carolina y Michigan, pero se inclinó por la ciudad en donde Martin Luther King dio un recordado discurso en plena Guerra de Vietnam, el 17 de mayo de 1967, en el que bajó a la sociedad norteamericana un mensaje de paz y buscó promover la buena convivencia entre blancos y negros.

«Es demasiado inteligente para la NBA»

Esas fueron las palabras de un General Manager de la NBA previo a su llegada a la liga estadounidense. «Cuestiona todo. Además de hacer algo, querrá saber por qué tiene que hacerlo. Él es así, aunque algunos crean que con esa actitud está cuestionando la autoridad. No le va a gustar a todo el mundo: hay ciertos entrenadores de la vieja escuela que no quieren que se los cuestione», explicó.

En Berkeley, Brown jugó al ajedrez, pasión que heredó de su abuelo. Se destacó como parte del equipo Chess Varsity de la universidad. «El ajedrez es un poco como la vida. Todas tus decisiones las tomas pensando en el futuro y en sus consecuencias», comentó al respecto. Además, toca el piano y la guitarra.

Paralelamente, continuó con su carrera deportiva y no la descuidó en ningún momento. Fue el tercer pick del Draft en 2016 para Boston Celtics, detrás de Ben Simmons (Philadelphia 76ers) y Brandon Ingram (Los Ángeles Lakers). En el medio, una nueva muestra de que hay en él mucho más que un basquetbolista de primera línea: en 2019, con 22 años, fue el vicepresidente de la Asociación de Jugadores de la NBA más joven de la historia.

Ahora buscará cerrar el círculo con su primer anillo, aunque eso nunca será lo más importante en su vida.





Fuente Clarin

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