El tenis italiano está viviendo 2024 increíble y Jasmine Paolini es una de las grandes responsables de ese enorme momento. La número siete del mundo, de 28 años, se clasificó a su segunda final de Grand Slam consecutiva -hace un mes perdió la de Roland Garros- y se convirtió en la primera jugadora de su país en meterse en el duelo decisivo del Wimbledon.
Diestra y con apenas 1,63 metro de altura, venció este jueves por 2-6, 6-4 y 7-6 (10-8) a la croata Donna Vekic, en un partido de dos horas y 51 minutos, que se transformó en el choque de semis femeninas más largo de la historia del torneo. Y el sábado, ante la checa Barbora Krejcikova -que sorprendió a la kazaja Elena Rybakina, cuarta favorita, al ganarle 3-6, 6-3 y 6-4-, buscará hacer historia en el All England.
Paolini, que creció admirando a Roger Federer y con una generación dorada de tenistas italianas como modelos (Flavia Pennetta, Francesca Schiavone, Roberta Vinci y su amiga y mentora Sara Errani), arrancó el 2024 con objetivos modestos: quería entrar a un Grand Slam como preclasificada y ganar un torneo. Pero lo que consiguió en lo que va de la temporada superó las expectativas.
En Australia cumplió aquella primera meta, al ingresar como la 26ª cabeza de serie; pero no se quedó ahí y se dio el gusto de hilvanar más de una victoria en un «grande» por primera vez en su carrera al alcanzar los octavos de final. Un mes más tarde se consagró en el WTA 1000 de Dubai con triunfos en el camino al título ante la griega Maria Sakkari (11ª) y Rybakina (4ª). Y el mes pasado, fue una de las grandes revelaciones en Roland Garros, donde jugó su primera final en un Major (perdió con la polaca Iga Swiatek), actuación con la que rompió la barrera del top 10 por primera vez.
Cuando desembarcó en Londres hace poco algo más de diez días, tras hacer semis en Eastbourne, la italiana figuraba entre las primeras cabezas de serie. Pero como nunca había logrado superar el debut sobre el césped del All England, su sólido avance en el cuadro sorprendió. Llegó a la cuarta ronda sin ceder sets, en esa instancia perdió el primero ante la estadounidense Madison Keys (12ª). En cuartos bajó a Emma Navarro (19ª), que llegaba confiada tras eliminar a Coco Gauff, número dos del mundo. Y necesitó otra vez tres sets para superar a Vekic, en un partido «muy, muy duro mental, física y tenísticamente».
«Jugamos casi tres horas, con razón estoy cansada», dijo entre risas, con esa simpatía que la hizo ganarse muy rápido al público inglés. «Me costó mucho al principio. Me hacía correr por toda la cancha. Pero yo me decía que siguiera adelante, que creyera que el partido podía cambiar en cualquier momento. ¡Y funcionó!».
Con la victoria, Paolini se aseguró escalar al quinto lugar del ranking y escribió su nombre en varias impresionantes estadísticas del tenis. Además de ser la primera italiana en llegar a la instancia decisiva de Wimbledon y en anotarse definiciones en «grandes» diferentes, se convirtió en la quinta jugadora desde 1999 en alcanzar las finales de los dos Majors europeos en un mismo año. ¿Quiénes fueron las otras? Steffi Graf en 1999; Serena Williams en 2002, 2015 y 2016; Venus Williams también en 2002; y Justine Henin en 2006.
Y también se transformó en la segunda tenista de la Era Abierta en meterse entre las dos mejores del cuadro femenino del Abierto Británico, sin tener triunfos en el main draw antes de esa edición, después de Henin en 2001.
«Los últimos meses han sido una locura. Creo que todavía no me doy cuenta de todo lo que pasó… Estoy tratando de mantenerme enfocada en lo que tengo que hacer en la cancha y en disfrutar, porque amo jugar al tenis. Es increíble estar acá, jugando en este estadio. Es un sueño», comentó.
Y agregó: «Haber jugado dos finales de Grand Slam en tan poco tiempo es muy loco. Me sorprende un poco el momento que estoy viviendo y cómo lo estoy llevando. Me sorprende vivir todo esto con un humor realmente relajado. Siento que soy la misma persona que antes, estoy haciendo las mismas cosas. Pero no quiero decir más porque quizás en la final voy a estar muy nerviosa, temblando».
El sábado, Paolini irá por otro hito en su carrera y por un triunfo histórico para el tenis italiano. Porque intentará transformarse en apenas la tercera jugadora de esa nacionalidad en coronarse en un torneo de singles femenino de Grand Slam, para seguir los pasos de Schiavone, ganadora de Roland Garros 2010, y Pennetta, dueña del trofeo del US Open 2015.
«Esa generación de jugadoras me inspiraron mucho y me siguen inspirando. Recuerdo las finales de Grand Slam que hicieron. Pero no quiero compararme demasiado porque estoy escribiendo mi propia historia», afirmó Paolini, la Peque italiana que sigue sorprendiendo al mundo del tenis.
Zeballos, no; Fernández, sí
Horacio Zeballos se quedará otra vez con las ganas de levantar un trofeo de Grand Slam. El marplatense -que será el gran ausente del tenis argentino en los Juegos Olímpicos de París– y el español Marcel Granollers, que desde el lunes volverán a ocupar el primer escalón del ranking mundial de dobles, no pudieron avanzar a la final del torneo de parejas de Wimbledon, al caer por un doble 6-4 ante los australianos Marcel Purcell y Jordan Thompson, 15ª preclasificados.
La dupla argentina-española, cabeza de serie número uno en el Abierto Británico, jugó por novena vez las semis de un torneo de esta categoría y no pudo avanzar a su cuarta final. Había alcanzado la definición en el US Open 2019 y en el All England en 2021 y 2023; siempre con derrota en los duelos decisivos. Hace un mes, cayó en las semis de Roland Garros.
Quién sí festejó en el césped inglés fue Gustavo Fernández. El cordobés, tercer preclasificado del torneo de silla de ruedas, se metió en semis al superar por 7-5 y 6-2 al neerlandés Tom Egberink. Este viernes, a las 8:00, enfrentará al británico Alfie Hewett, segundo favorito y campeón de las últimas dos ediciones.