El partido que instaló este viernes a Jack Draper en los cuartos de final del Masters 1000 de Cincinnati tuvo un final cinematográfico, que incluyó un extenso debate a cuatro bandas entre el vencedor; su rival, el canadiense Felix Auger-Aliassime, el juez de silla y el supervisor del certamen acerca del punto que terminó definiendo el duelo. Al final, nadie se fue demasiado contento del estadio Grandstand del complejo Lindner Family Tennis Center.

El zurdo Draper, que venía de levantar un partido complicadísimo en la ronda previa ante el griego Stefanos Tsitsipas, había cedido el primer set ante Auger-Aliassime por 7-5, pero había ganado 6-4 el segundo y estaba sacando 5-4 y 40-30, después de dos horas y media de labor, cuando ocurrió la jugada que generó la discusión: tras un servicio abierto y una devolución de revés de su rival, el inglés voleó a la altura de sus pies. La pelota hizo una parábola alta, tocó en la faja y cayó en el campo de su adversario.

Para entonces, Auger-Aliassime ya se estaba preparando para recibir nuevamente, pues había visto, como la mayoría de los presentes en el estadio, que la pelota, luego del impacto en la raqueta de Draper, había rebotado en el suelo, había tomado altura y había atravesado la red. Sin embargo, el juez de silla, el estadounidense Greg Allensworth, consideró que la volea había sido válida y le concedió el punto y la victoria al británico. Entonces comenzó la discusión.

Al escuchar la decisión, el perjudicado se acercó a reclamar al experimentado Allensworth (es uno de los 33 jueces de silla con insignia de oro, la certificación más alta del Programa de Certificación Conjunta de la ATP, la WTA, la ITF y los Grand Slams), quien tres días antes, en el partido de la primera ronda que Brandon Nakashima le había ganado a Taylor Fritz, también había estado envuelto en una discusión con el derrotado por un punto que no le otorgó por haber hecho un pedido de revisión fuera de tiempo.

“Es horrible lo que acabás de hacer. ¿No viste que la pelota rebotó en el suelo?”, le preguntó Auger-Aliassime al umpire, quien se mantuvo en sus trece. Mientras tanto, Draper hacía equilibrio entre una caballerosidad algo impostada y su deseo de victoria. “No la vi. Yo te estaba mirando a vos (a Auger-Aliassime). Si hubiera una repetición, lo repetiría (el punto), pero no lo sé”, argumentó. “No importa dónde estabas mirando, jugaste lo suficiente como para saber adonde va (la pelota) cuando le pegás”, le replicó su rival.

Respetuoso, aunque visiblemente molesto por la situación, el canadiense convocó a Roland Herfel, uno de los supervisores del torneo, para que laudara. “Si me dijeras que (la pelota) tocó el suelo, volvería a jugar el punto, pero no lo sé”, planteó nuevamente Draper, esta vez a Herfel. Pero el supervisor no validó esa propuesta.

Ya bastante resignado, Auger-Aliassime apeló a un último recurso ante Allensworth. “Te voy a preguntar por última vez si estás 100% seguro, si no tenés ni un ápice de duda de que esa fue una volea limpia ganadora. Si me decís que sí, le daré la mano (a Draper) y se acabará el partido”, lo desafió. “Tengo que decirlo como lo vi, Felix. Si tuviera alguna duda, te lo diría. Pero podemos volver a mirarla después del partido y si la veo mal, te lo admitiré. Ahora no puedo volver a mirarla”, respondió el juez de silla. “Sí, pero será demasiado tarde”, replicó el canadiense. “Lo entiendo, pero así es como lo vi”, cerró Allensworth, que dejó abierta la puerta para volver a instalar la discusión: ¿puede haber asistencia de video en el tenis?

Felix Auger-Aliassime y Jack Draper se saludan después de su largo debate. Foto: Susan Mullane-USA Today SportsFelix Auger-Aliassime y Jack Draper se saludan después de su largo debate. Foto: Susan Mullane-USA Today Sports

Recién entonces, después de un conciliábulo de casi cinco minutos y con tintes teatrales, Auger-Aliassime le tendió la mano y abrazó a su adversario, y así asumió su derrota. Draper ensayó una última justificación y luego saludó fríamente a Allensworth y al público mientras desde las tribunas bajaba un coro de silbidos.

De esta manera, el británico de 24 años, que está ubicado en el 28° puesto en el ranking de la ATP, se clasificó a los cuartos de final de este certamen, que se juega sobre canchas duras y reparte 6.795.555 dólares en premios, y accedió por segunda vez en su carrera a esa instancia de un Masters 1000 (la primera había sido en Montreal 2022). Su próximo rival será el danés Holger Rune (16°), quien superó por 3-6, 6-3 y 6-4 al francés Gael Monfils (46°) en su duelo de los octavos de final.



Fuente Clarin

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