El Inter Miami de Lionel Messi recibió un baño de realidad. Rayados de Monterrey demostró que, todavía, el fútbol mexicano está por encima de la MLS de Estados Unidos. El 3-1 en la revancha de este miércoles y 5-2 global en la serie, matices al margen, fue inapelable para lo que se vio adentro (y afuera) de la cancha durante los 180 minutos que duraron los cuartos de final de la Copa de Campeones de la Concacaf. Solo el Columbus Crew -el vigente campeón de la MLS- se pudo meter en semis de estas Concachampions, donde también estarán Pachuca y América.
En el imaginario popular, el cambio de formato de la máxima competencia de clubes a nivel continental -pasó a jugarse a eliminación directa y sin fase de grupos- se había instalado que estaba ‘armado’ para el conjunto de las estrellas de Fort Lauderdale. Alrededor de la llegada de Messi estaba el vínculo con la supuesta necesidad de su presencia en el Mundial de Clubes 2025, el primero que tendrá 32 clubes y se jugará, claro, en Estados Unidos.
Pero la eliminación de este miércoles en Monterrey, en la primera excursión a México del Inter Miami, deja a Las Garzas necesitando de otro camino para estar en esa cita ecuménica. Todavía queda determinar un cupo para el país anfitrión, que se descuenta será para el campeón de la actual temporada de la MLS, la cual el entrenador argentino Gerardo Tata Martino se encargó de remarcar que era el máximo objetivo del club en varias oportunidades.
La revancha de este miércoles en el estadio ubicado en el municipio de Guadalupe, ante una multitud en las tribunas, estuvo marcada por las declaraciones previas, los cruces en el durante y la impotencia de Messi y sus laderos en este nuevo desafío como Sergio Busquets, Luis Suárez y Jordi Alba, que se fue expulsado.
Por eso lo abuchearon y silbaron a Messi en Monterrey. Por eso y también por aquel golazo en el estadio Lusail por el Mundial de Qatar, una herida que los mexicanos evidentemente tienen abierta y de la que la Pulga es completamente responsable.
No hay que olvidar cómo empezó esta historia para Las Garzas. Con Messi en el palco del Chase Stadium de Fort Lauderdale, ganaban 1-0 hasta los 70 minutos. La expulsión infantil de David Ruiz y la remontada de Rayados hicieron estallar a la Pulga, que protagonizó un picante cruce en la zona de vestuarios revelada por el cuerpo técnico de Fernando Ortíz, uno de los consagrados entrenadores argentinos en el país azteca.
Y este miércoles, con la ilusión de una virada inolvidable en el marcador, el arquero Drake Callender se encargó de sepultar toda opción. Quiso salir jugando, le regaló la pelota a Brandon Vázquez y el delantero estadounidense, con amague incluido, no perdonó ese fatal blopper.
Tuvo dos chances Messi en la primera mitad, una justo antes de ese 1-0 de Rayados y la otra sobre el cierre. A los 25 minutos, se la rebotaron dentro del área y, apurado, sacó el zurdazo con poco recorrido que no pudo controlar y mandó por arriba del travesaño del arco defendido por el argentino Esteban Andrada, que después le contuvo una pirueta, asistido por Suárez.
Fue otro argentino Gonzalo Berterame, el que sentenció la historia con un derechazo formidable, inatajable, a lo que siguió el cabezazo de Jesús Gallardo.
El juvenil paraguayo Diego Gómez puso un descuento, tras centro de Messi, que solo sirvió para la estadística.
La primera excursión internacional del Inter Miami apenas le permitió pasar un turno, el de Nashville. Monterrey lo ubicó en el mapa futbolero, haciéndole entender que si quiere competir a nivel internacional no solo le alcanzará con el rejunte de nombres, sino que necesita un equipo que, todavía, a Gerardo Martino le cuesta encontrar. Fue el quinto partido sin ganar. En fin, un baño de realidad.