Un combo de moderada alegría y enorme alivio acompañó la celebración del 100° partido de Gareth Southgate al frente del seleccionado de Inglaterra. La fiesta no fue estridente en el Arena Düsseldorf, pero sí resultó muy valioso el regalo que le hicieron sus discípulos, que derrotaron 5 a 3 por penales a la durísima Suiza, tras haber igualado 1 a 1, y así consiguieron el pase a las semifinales de la Eurocopa que se está disputando en Alemania. La próxima prueba para este equipo que llegó con chapa de candidatazo a este certamen será el miércoles a las 16 en Dortmund frente a Países Bajos o Turquía en Berlín.
Sobre una muy delgada soga camina desde hace meses Southgate, cuestionado a troche y moche por los exigentes simpatizantes ingleses. El entrenador contribuyó a esmerilar la cuerda antes del inicio de este torneo, cuando anunció que abandonaría el cargo si no regresaba al país con el trofeo, lo que hizo que algunos, con la servilleta al cuello y los cubiertos en las manos, esperaran su caída.
Tampoco han hecho demasiado hasta aquí sus jugadores para ayudarlo. Después de un debut apenas aceptable con una victoria ante Serbia, el combinado británico había dejado muchísimo que desear en sus empates frente a Dinamarca y Eslovenia. Y se había salvado del escarnio ante Eslovaquia en los octavos de final gracias a un gol sobre la campana de Jude Bellingham y otro de Harry Kane en el tiempo suplementario. Este sábado tampoco sobró el lujo, sino que el seleccionado de los Tres Leones debió apelar a la fórmula que ofreció Winston Churchill en su primer discurso como primer ministro ante la Cámara de los Comunes el 13 de mayo de 1940: sangre, trabajo, lágrimas y sudor. De buen fútbol, casi nada.
En un primer tiempo aceptablemente jugado, aunque sin incursiones de riesgo en las áreas (al punto que no hubo un solo remate a alguno de los arcos en esos 45 minutos), el conjunto de Southgate fue paciente para manejar la pelota y procuró explotar la velocidad y la habilidad de Bukayo Saka por la banda derecha. Si bien el atacante de Arsenal complicó constantemente a Michel Aebischer, su equipo no terminó de sacarle provecho a ello. Del otro lado, por decisión o por imposición de su contraparte, Suiza fue más conservadora y no manejó las acciones como lo había hecho en su última presentación. Claro, en aquella ocasión lo había hecho frente a una Italia tan insulsa como una galleta de arroz.
Tras el descanso, el seleccionado helvético regresó al campo más vigoroso y atrevido para disputar el segundo tiempo. Inglaterra, en cambio, perdió vivacidad y padeció el escaso aporte de Phil Foden y Jude Bellingham, y la fantasmagórica prestación de Harry Kane. Ante ese adversario aletargado, el elenco dirigido por Murat Yakin sacó ventaja a la media hora del complemento, cuando un buscapié de Dan Ndoye se desvío en John Stones y eso facilitó que Breel Embolo anticipara al dubitativo Kyle Walker y empujara a la red.
Recién entonces sonó el despertador en el banco inglés: Southgate pateó el tablero y mandó al campo a Eberechi Eze y Cole Palmer para devolverle algo de brío a su conjunto. Rapidísimo llegó la respuesta, pero no de sus hombres de refresco, sino del mejor jugador del elenco de uniforme blanco, Bukayo Saka, quien a los 35 enganchó desde la derecha hacia el centro y despachó un zurdazo que se clavó contra el poste derecho del arco defendido por Yann Sommer y envió el partido al tiempo extra.
En la prórroga, Inglaterra fue pura cautela y Suiza estuvo cerca de ganar con un malicioso córner ejecutado por Xherdan Shaqiri que se estrelló contra el ángulo izquierdo y con un bombazo de Zeki Amdouni que despejó Jordan Pickford. Después de 120 minutos de tensión, el boleto a las semifinales se dirimió en los penales. En ese juego de destreza y estoicismo, de pericia y aplomo, Pickford le ganó a Manuel Akanji en el primer intento de los suizos, los británicos fueron infalibles en sus cinco ejecuciones y terminaron festejando.
“Estoy muy orgulloso de cumplir 100 partidos, pero la estadística hoy es lo que menos importa porque lo que importa es llevar a Inglaterra a una nueva semifinal”, había avisado Southgate antes de esta sufrida victoria ante un rival complicadísimo. Desde que DT tomó el timón en septiembre de 2016, su seleccionado accedió al menos a los cuartos de final de todos los grandes torneos que disputó. Ya superó la vara en esta Eurocopa, en la que intentará quitarse la espina de la final perdida por penales ante Italia en la pasada edición y así contribuir a que el entrenador conserve su empleo.