«Huracán está en modo Sudamericana», respondían en estos extraños días «de previa» en el área de prensa del club cuando se los consultaba por la agenda del plantel, con un compromiso internacional entre semana, contra Corinthians, pero con la mente en otro lado, la final del Torneo Apertura del próximo domingo frente a Platense, en Santiago del Estero.

Antes del choque con los brasileños, Platense no estaba todavía en el radar del Globo. A menos que desde la Liga Profesional convoquen a una conferencia de prensa obligatoria, los jugadores no hablarán con la prensa hasta, al menos, llegar a Santiago del Estero. Sino, lo harán después de la final y sin mucho tiempo para festejos o lamentos, con la continuidad de la competencia de Conmebol asegurada.

De los dos finalistas domésticos se puede destacar el ingenio de los clubes para armar un plantel competitivo con una billetera tan (poco) cargada. Por una cuestión de recursos, podría decirse que son dos clubes parecidos, pero el presente del Globo confirma lo que sus hinchas reclaman como parte de su identidad: su lugar entre los grandes que no deben dar explicación de sus dimensiones.

El entrenador Frank Kudelka convenció de eso a los jugadores. De que ese lugar que el club reclama en la realeza, depende de ellos. Les dijo algo parecido a los dirigentes -que la grandeza demanda competencia-, luego de que a fines de 2024 se concretaran numerosas ventas para sanear finanzas y levantar inhibiciones, pero a costa desmembrar al equipo rendidor que había peleado el torneo pasado.

«Nuestra institución se desmadró por completo allá por diciembre y se tuvo que rearmar en un 60 por ciento en enero, usufructuando ideas, capacidades de búsqueda y sin gastar lo que no se podía gastar. Esto echa por tierra eso de que el que más gasta, más posibilidades tiene. El que más idea tiene, es el que más posibilidades tiene», se jactó Kudelka tras asegurarse la final del Apertura.

El entrenador se refiere a los 12 jugadores que trajo en el verano y por los que pagó 980 mil dólares. Solamente el colombiano Kevin Castaño le costó a River 13 millones en la misma moneda, y Boca desembolsó 10 millones de la divisa estadounidense por Alan Velasco.

Así puede pintarse a Huracán, que no puede apelar a su grandeza con plata, sino con ideas. Porque el club de Parque Patricios confirma su estirpe en un recorrido que ya cosechó 13 títulos, pero invierte en el mercado de pases como cualquier de un rebaño menor. Tal vez en las cuatro veces que perdió la categoría, también gastó algo de la pátina de su título nobiliario.

Tal vez es por eso algunas generaciones futboleras no advierten el estirpe del Quemero, pese a que si se lo reconocen a Racing, Independiente o River, que también conocen la experiencia del descenso.

El «modo Sudamericana», entonces, Huracán deja en segundo plano a la definición del torneo local, un lujo de grande que le gustaría tomarse Boca, pero que en esta ocasión le resulta imposible. El Globo, en cambio, sí.

Huracán tiene la agenda cargada. Trabajó para preparar el partido del lunes por la noche ante el Timao que definió el orden de participación en lo que sigue de la Copa y recién después Kudelka tuvo tiempo de avaluar «tocados» para presentar un equipo en la final del domingo.

Con sus asuntos internacionales como prioridad, le da a su rival el tamaño más pequeño en esta historia. Así es Huracán, como un noble que perdió el carruaje y viaja con con la plebe, pero no es igual: se distingue por su ropa, aunque esté remendada.

«El nivel del equipo lo marca la competencia interna que hay. Hay hambre de competir. Es un equipo organizado y con hambre. No es individualista, el equipo está por sobre todo y todos, y estos chicos lo tienen muy claro. Tenemos que seguir sosteniendo este lindo momento que vive el club en ambos torneos», soltó Kudelka, el padre de esa criatura que puede parecerse a cualquiera, pero que reclama su alcurnia.



Fuente Clarin

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