Rafael Nadal se despidió de Barcelona. Se despidió de la presente edición luego caer ante Alex De Miñaur, número 11 del mundo, por 7-5 y 6-1 en la segunda ronda, para poner fin a su aventura de regreso a las canchas, tras una inactividad de 102 días. Pero también se despidió para siempre de este torneo que supo ganar doce veces, porque sus declaraciones tras la derrota ante el australiano dejaron ver que para el mallorquín el final del camino está muy cerca. Y aunque no lo haya confirmado cien por ciento -lo dijo hace unos meses, no quiere hacerlo porque «nunca se sabe qué puede pasar»- todo indica que Roland Garros será escenario de su adiós definitivo.
«Hoy no era el día en que tenía que darlo todo y morir. Tengo que darme la opción de hacer eso en unas semanas, al menos de intentarlo. Si hoy hubiera muerto a nivel general, nunca tendría la oportunidad de hacerlo dentro de unas semanas, así que tengo que jugar según ese objetivo. Es lo que hay. Voy a tratar de ir jugando más y en París, que sea lo que Dios quiera. Allí espero ser competitivo. Ese sí que es el momento», reflexionó tras la derrota.
«Lo normal es que haya sido mi último partido como jugador en Barcelona. Saben lo importante que ha sido para mí este torneo. Tiene una gran tradición y los mejores jugadores de la historia pasaron por acá. Siempre disfruté mucho y viví momentos muy bonitos. Todas las ediciones, o la gran mayoría, fueron positivas y lo gané doce veces, algo que era inimaginable. Seguiré mi camino y al final esto es tenis, deporte, van pasando las generaciones y vendrán otras. Tuve la suerte de escribir una bonita historia en este torneo, que no se había hecho. Tengo la tranquilidad de haberlo dado todo siempre. Soy consciente que todo tiene un principio y un final, no es un drama. Y le dijo adiós al torneo jugando. Hace una semana pensaba que no podría volver a jugar aquí”, continuó.
El resultado del partido no fue sorpresivo, por el momento de ambos jugadores. De Miñaur, uno de los tenistas más rápidos del circuito, venía de alcanzar los cuartos de final en Montecarlo (perdió con Djokovic) y acumula un récord de 23-7 en esta temporada. Y Nadal había jugado -y ganado al italiano Flavio Cobolli- el martes su primer partido desde enero. Aunque lo que sí llamó la atención fue el marcador del segundo set, tras un primer parcial bastante peleado.
En el capítulo inicial, el español levantó un 1-3 e igualó 3-3; y el australiano recién pudo sacar ventaja otra vez en el 11° game (6-5) y lo cerró luego con su saque. El segundo fue otra historia: Rafa sostuvo su saque en el primer game y luego todo fue un monólogo de De Miñaur, que ganó los seis juegos siguientes y selló la victoria sin problemas.
«Me sentí un poco más cómodo que los otros días, ya que aumenté la velocidad. Hay que gestionar un poco cuándo puedo apretar, pero no puedo pasar de no haber hecho un saque en tres meses y hacerlo aquí de manera normal durante dos horas. Hay que ser realistas. No me puedo permitir jugar un partido de tres horas a un nivel competitivo. Me duele, me habría gustado poder luchar el torneo. Pero es lo que hay«, analizó el español.
«A veces es difícil jugar cuando sabés que no vas a poder luchar todo el partido, pero esto es hoy, quizá dentro de unas semanas, sí. Hoy, tras todo lo que pasé estos últimos meses, no es el momento para buscar heroicidades. Hay que ser realista, hacer las cosas de la manera más prudente y lógicas. La realidad es que después de perder el primer set, el partido se acaba. El 6-1 en el segundo set era lo que tenía que pasar, pero es que he dado un paso adelante. A nivel personal te diría que salgo reforzado».