En la prueba que reinó el cubano Javier Sotomayor, con una marca de 2,45 metros que se mantiene vigente como récord mundial de salto en alto desde el 26 de julio de 1993, el italiano Gianmarco Tamberi, afectado por un cuadro de cólicos renales por el que debió internarse antes de la competencia, no pudo evitar las lágrimas cuando hizo su tercer salto nulo en los 2,27. El nuevo campeón olímpico fue el neozelandés Hamish Kerr, tras no aceptar compartir el oro con el estadounidense Shelby McEwen cuando ambos habían superado los 2,36.
La lucha por las medallas se desprendió en los 2,36, altura que no pudo superar el italiano Stefano Sottile. Entonces, el neozelandés Kerr -récord continental con esa marca-, el estadounidense Shelby McEwen, logrando su mejor marca personal, y el campeón olímpico con Tamberi hace tres años, el qatarí Mutaz Essa Barshim, solo debían definir qué metal le tocaba a cada uno.
Eso comenzó a decirse cuando Barshim, que anunció que en París disputa sus últimos Juegos Olímpicos, no pudo pasar esa altura en dos intentos e hizo nulo su salto de 2.38, por lo que quedó plantado en el bronce -sumó su cuarta medalla olímpica y el atleta de la especialidad más laureado de la historiaa-. McEwen y Kerr, que sí habían saltado los 2.36, fueron entonces a luchar por la dorada. Pero tres nulos en el siguiente desafío, los 2,38 metrps, los dejó empatados, como había ocurrido en Tokio con Barshim y Tamberi.
Lejos de aceptar esa condición, fueron al desempate y empezaron a bajar la vara. McEwen falló en su salto de 2.36, el mismo que lo había llevado a esa definición, al igual que Kerr, que saltó después. Entonces, los jueces volvieron a bajar la barra, esta vez a 2.34. Visiblemente cansados, la pausa obligada fue la posta masculina de 4x400m. El estadounidense, otra vez, fue el primero en intentarlo y no lo pasó. Pero sí lo hizo Kerr, que salió corriendo a festejar su oro olímpico.
Las lágrimas de Tamberi, que compitió contra todos los pronósticos
Antes de esa angustiante definición, el italiano Gianmarco Tamberi quedó eliminado en la final de salto en alto de los Juegos Olímpicos de París en la que defendía el oro conquistado en Tokio 2020 y a la que llegó precedido por un cuadro de cólicos renales que obligó a internarlo horas antes de la competencia.
Tamberi falló en su tercer intento por superar los 2,27 metros y se despidió de los Juegos con amargura y lágrimas habiendo dado todo lo que tenía y saludando a un público que lo aplaudió, mientras el qatarí Essa Mutaz Barshim, con quien compartió el oro en la pasada edición, se acercaba para consolarlo.
Los Juegos de París se terminaron del peor modo para el abanderado italiano en la ceremonia de apertura. Para Tamberi llegó la hora de hacer las valijas en un día que comenzó convulsionado desde la madrugada, cuando debió ser trasladado en ambulancia a un hospital tras sufrir cólicos renales que lo afectan desde hace días, pese a lo cual se presentó a defender su corona, aunque no en las mejores condiciones.
El propio atleta italiano comunicaba más temprano que había vomitado sangre en dos ocasiones y que soportó dolores durante diez horas por lo que fue derivado a un centro asistencial donde lo sometieron a distintos exámenes y al que arribó acompañado por su esposa, Chiara Bontempi, tras lo cual recibió el alta.