Hay una faceta de Lionel Andrés Messi que, a nivel público, se desconocía casi por completo. Pocas veces antes de noviembre de 2022 se lo había visto en la intimidad de un vestuario a la Pulga. Era un lugar casi impenetrable, que solo quedaba en el imaginario popular. Hasta que la serie Sean Eternos mostró esos 78 segundos épicos en los que el capitán de la Selección Argentina pasó por todos los estadíos para sacar lo mejor sus compañeros -incluso el ‘No le pudo hacer upa’ para Emiliano ‘Dibu’ Martínez- y quedarse con el título de la Copa América en el estadio Maracaná, ante Brasil.
Y este martes, en una nueva locación como el estadio MetLife de Nueva Jersey, Messi eligió dedicarle la arenga previa a la semifinal contra Canadá a su amigo del mil batallas, con el que comparte lugar de nacimiento y una historia bien arraigada a la Selección Argentina.
«Hoy Leo dijo que querían llegar a la final por mí y eso me llenó de orgullo. Tener la posibilidad de lograr todo lo que logré en este último tiempo con todos ellos es un orgullo», contó Fideo.
Bajo el sofocante calor contenido por el cemento, Messi aceptó devolverle el cumplido a Di María, ante el micrófono de Clarín. «No me acuerdo bien qué dije, simplemente digo lo que siento en ese momento y era tratar que disfrute Fide. La intención era que le podamos regalar este partido y que él se despida en una nueva final como se merece después de todo lo que él nos dio. Fue una carrera que hicimos juntos en la Selección todos estos años, hemos sufrido por momentos mucho, los dos sabemos todo lo que pasamos y que termine de esta manera es hermoso», afirmó la Pulga sobre su compañero, con el que jugará su sexta final a nivel seleccionado.
Está en otra faceta Messi. Ya se le había notado en el Mundial de Qatar, más analítico, más largo en sus respuestas y entendiendo el rol que ocupa. En la zona mixta después de haber convertido su primer gol en la Copa América, ya no esconde su liderazgo y tampoco su humildad: se acuerda varias veces de las «camadas anteriores» a las que solo le faltó un título, porque ubicaron a la Selección Argentina en varias finales.
«Por ahí no se dan cuenta estos chicos lo que se está consiguiendo. Nosotros hemos vivido duras en la Selección, duras por la manera de verse, porque la camada anterior también supo jugar finales de Copa América, de Mundial, no tuvimos la suerte de consagrarlo y con esta camada se nos dio. Eso hace que todo sea diferente, porque lamentablemente siempre se mira el resultado y no se mira todo el recorrido. Esta camada no es consciente de lo difícil que es todo lo que viene logrando y mejor que sea así, que se disfrute todo», analizó.
Con su desvío al pase/remate de Enzo Fernández a los 51 minutos, Messi llegó a 14 goles en todas sus participaciones en este torneo y alcanzó las marcas del chileno Eduardo Vargas y el peruano Paolo Guerrero. En la final contra Uruguay o Brasil necesita hacer un gol para igualar al uruguayo Severino Varela y el peruano Teodoro Fernández, dos para superarlos y quedar solo con 16, y tres si quiere alcanzar al argentino Norberto ‘Tucho’ Méndez y el brasileño Zizinho, máximos goleadores históricos con 17.
«Me sentí mejor, la verdad que sí. El primer partido con Canadá me sentí muy bien, después pasó lo de Chile y los siguientes partidos ya no estaba tan cómodo, pero por suerte más allá del clima me sentí mucho mejor», explicó, al recordar esos momentos de zozobra con la fuerte contractura en el aductor derecho hace dos semanas.
«No es fácil jugar por diferentes motivos. También está el rival que cada vez es más difícil ganar, pero las ganas, la actitud que pone este equipo para sacar el partido adelante, nos hace llegar bien a la final y lo que está claro es que vamos a tratar de competir, sea cual sea el rival va a ser durísimo. Este grupo no se cansa de competir, puede jugar bien o mal, pero siempre compite y quiere más. Poder jugar una final más es algo increíble«, dijo.
Por último, el futbolista que más finales que jugó con su Selección nacional en todo el mundo (será la octava el próximo domingo) le devolvió tantas paredes que le lanzó siempre Rodrigo De Paul, quien lo catalogó como «un hermano mayor» y fue la figura de la semifinal con un despliegue espectacular y mucha incidencia en los dos tantos de la Albiceleste.
«La verdad que impresionante. Tanto él como todo el grupo, porque se puede jugar bien o mal, pero la entrega de todos es impresionante. Recién venía hablando con él y le venía diciendo del partido que había hecho, cómo había corrido, que estaba pesadísimo el clima, la cancha en la que no podés conducir porque se te mueve la pelota para todos lados y él siempre respalda a todos, siempre corre, siempre intenta ayudar, empujar y es lo que viene haciendo durante todo este tiempo», cerró.