Naohiro Takahara se levanta muy temprano, sale de su casa y lo primero que ve son las tiendas de sus viveros (algunos con chapas transparentes, otros con mediasombras) en medio de una vegetación frondosa. «Estaba preocupado por el tifón pero la cosecha está bien. Se viene una buena producción de magos», dice con satisfacción. Así es el día a día del japonés que hace más de veinte años revolucionó el mundo Boca con más simpatía que fútbol. Hace un tiempo volvió a Prefectura de Shizuoka, su pago chico. Una islita perdida (entre 160 archipiélagos) al noroeste de Taiwan donde se dedica a la cosecha de mango y café, todo un desafío para estas tierras. ¿El fútbol? Lo abandonó este año, a los 42, después de fundar su propio club donde fue jugador, técnico y presidente. Obviamente, el Okinawa SV la camiseta es con los colores del Xeneize.
Fue hace mucho tiempo, pero todavía lo recuerdan. El japonés Naohiro Takahara llegó al club de la Ribera en agosto de 2001 como un fichaje extravagante bajo la presidencia de Mauricio Macri que quería llevar la marca Boca al Asia. Fue el segundo nipón en jugar en nuestro país. Quince años antes había pasado Yasushi Kawakami que en 1982 llegó a Banfield de la mano del Bambino Veira.
Taka vistió la azul y oro durante seis meses: jugó 7 partidos y le hizo un gol a Lanús para coronar un 6-1 en La Bombonera. Sin embargo, a pesar de su paso fugaz dejó una huella imborrable en el fútbol argentino y se volvió fanático de Boca.
Buen Sábado ☔️
Hoy Juega Boca
Recordamos
Que un 23 de setiembre del 2001 Boca Juniors también enfrentaba a Lanús el resultado por 6 a 1
Con el gol de Takahara pic.twitter.com/OyMu3u5phr— Doc Mingroni (@DocMingroni) September 23, 2023
Takahara se volvió un verdadero trotamundos. De Boca se fue al Necaxa mexicano. De allí volvió al Jubilo Iwata de su país donde era figura. Otra vez a México y dos escalas en Alemania: tres años en Hamburgo, de 2003 a 2006 (ese año jugó el mundial germano con Japón) y uno en el Eintracht Frankfurt. Tras un breve paso por el Houston Dynamo en la MLS, los últimos años (largos años) los pasó jugando en Japón, aunque los últimos cinco fueron en el club que fundó él mismo, el Okinawa SV de la quinta división japonesa.
A finde de 2023, el delantero nipón se retiró del fútbol y se dedicó de lleno a la cosecha de mangos y café en su pueblo natal.
El crossover de Takahara se da Prefectura de Okinawa, la pequeña isla donde nació y donde se dedica a la agricultura. «Cultivo mangos en pleno apogeo y para el próximo año planeamos cosechar 2000 o 3000», cuenta el nipón.
El ex delantero le dedica mucha pasión a su nuevo emprendimiento pero también debe enfrentar y padecer las condiciones naturales que dificultan la cosecha. Sobre los fuertes vientos que afectaron al país insular, manifestó: «El café plantado en primavera está creciendo bien hasta ahora. Esperaba una cosecha del árbol que planté hace dos años, pero debido al tifón la cosecha ha sido bastante pequeña».
El nuevo trabajo del ex futbolista es un desafío muy grande más allá de los acontecimientos climáticos. El suelo de Okinawa es sumamente complicado para el cultivo de café pero el jugador que pasó por el fútbol alemán no se rinde y hace todo lo posible. «Me las arreglé para terminar el vinilo. Puse una red a prueba de viento. Va a llevar un tiempo, pero poco a poco la posibilidad de que crezca café en Okinawa se está volviendo realidad», expresó.
Hace algunos años, el japonés creó un club de fútbol donde jugó sus últimos años como profesional: Okinawa SV. En homenaje a su paso por Boca, Takahara decidió ponerle los mismos colores y por ese motivo la camiseta es azul y amarilla. Y el SV es un guiño al Hamburgo, el club en Alemania donde jugó más de 160 partidos y convirtió 16 goles.
Fiel a su calidez humana, Naohiro forjó una gran relación con los jugadores del club que además se involucraron en su negocio y tienen un rol fundamental en la plantación de mango y café, porque colaboran continuamente tal como él lo refleja en su cuenta de Instagram.
La principal ayuda de los futbolistas de Okinawa se vio en el inicio del proyecto. Sin embargo, cada vez que el clima le juega una mala pasada al emprendimiento, ayudan al nipón. En sus comienzos con las plantaciones, el japonés publicó en su cuenta de Instagram: «Revisando las recién plantadas y comprobando el medio ambiente. Si crece bien, veremos la cosecha en tres años».
Naohiro, que también pasó por equipos de Estados Unidos y México durante su carrera, empezó a ver los frutos de lo que soñó durante muchos años: «¡Señal de cosecha de mango! Parece que podremos cosechar y enviar. Por favor, esperen un poco más para sus pedidos, todavía seguimos recibiendo órdenes», posteó Takahara sobre las primeras cosechas.
Aunque el ex delantero de Boca, Hamburgo y Eintracht Frankfurt sigue siendo el director técnico de Okinawa SV, la mayor parte del día la dedica a trabajar las tierras del fondo de su casa. Pese a las dificultades, el nipón pudo hacer realidad su misión de vivir esencialmente de la agricultura, como la gran mayoría de la población su pueblo natal.
Cómo fue la llegada de Takahara a Boca
En los tiempos en que Mauricio Macri era el mandamás del conjunto de la Ribera, además del éxito deportivo tenía como objetivo principal expandir la figura de Boca por todo el mundo. Aunque gran parte del logro se dio por los incontables títulos que conquistó el Xeneize, otra pieza fundamental fue el marketing. En base a eso y para abrir un nuevo mercado, el ex presidente contrató a Naohiro Takahara.
Taka llegó a la Argentina en agosto de 2001, previo a la explosión de diciembre que explotó en el gobierno de Fernando de la Rúa. La economía azul y oro no era ajena al problema, por ese motivo, desde la parte más importante de la dirigencia propusieron el fichaje del japonés.
Takahara arribó a Boca durante ese segundo semestre de 2001, en condición de préstamo. El equipo de Carlos Bianchi venía de ser bicampeón de la Copa Libertadores y campeón del mundo tras ganar la Intercontinental frente al Real Madrid. El impresionante presente que vivía el club, le jugó en contra al delantero que disputó una acotada cantidad de minutos.
«Hace unos días, Mauricio (Macri) me comentó la posibilidad de traer a un futbolista de Japón. La lista la conformaban tres jugadores. Después de ver varios videos, llamé a mi amigo Philippe Troussier, el técnico de la Selección japo nesa, para que me aconseje. El francés me marcó a uno particularmente, pero resultó ser un lateral izquierdo y yo ese puesto lo tengo bien cubierto con Jorginho y con Clemente (Rodríguez). Entonces, le pedí que me tire el nombre de un goleador. Y ahí citó a Takahara», contó el propio Carlos Bianchi cómo se dio la contratación del delantero.
Takahara llegó unos días después de las palabras de Bianchi. Y su llegada fue por lo menos llamativa. Serían 7 partidos en una aventura que lo marcó por el resto de su vida. Arribó a Boca a cambio de 300 mil dólares, mucho menos que los cinco millones que Lanús pedía por Diego Klimowicz.
Debutó el 19 de agosto frente a Belgrano en cancha de Boca por el Pelado Pérez. No anduvo bien y los 15 minutos de Taka coincidieron con los dos goles del Pirata cordobés. Volvió a entrar frente a Colón y quizá ese partido haya sentenciado su suerte en Boca. El Xeneize empataba con el Sabalero y Taka tuvo una pelota para empatar el partido pero le pegó al pasto y perdió la chance. El día siguiente, el diario Olé tituló con el recordado «Van Pasten».
Se quedó con las ganas de ser el primer japonés en jugar un Superclásico. Pero el gol, «su gol» en Boca, llegó finalmente en la abultada goleada frente a Lanús. Aquella tarde frente a La 12, luego de desperdiciar algunas chances, el nipón se anotó en el marcador y entró en la historia del Xeneize. Lo festejó con los brazos en alto, mirando al cielo y comenzó un cariño imborrable con el hincha del club argentino.
Esa misma tarde noche, en La Bombonera, Carlos Bianchi se peleó con Macri en plena conferencia de prensa. Eso no opacó la que para Taka fue la mejor tarde de su vida en su corta aventura con la camiseta de Boca.