El 23 de septiembre de 2022 se terminó una época dorada del tenis. Ese día, en un O2 Arena londinense explotado de gente, Roger Federer colgó la raqueta tras disputar su último partido, un dobles en la Copa Laver con Rafael Nadal como compañero. El suizo, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, había pasado 14 meses alejado del circuito enfocándose en tratar de recuperar una rodilla derecha en la que ya había sufrido dos operaciones, en febrero y en junio de 2020. Cuando se dio cuenta que era momento del final, eligió ese torneo que el mismo había concebido y convocó a sus más grandes amigos y rivales para acompañarlo. A casi dos años de esa inolvidable jornada, y a días del estreno del documental sobre sus últimos días como jugador, el ex número uno repasó todo lo que vivió en su despedida y reconoció que la retirada es «una especie de funeral de tu propia vida».
«Es una sensación muy extraña, para ser honesto. Estás completamente alerta y vivís un gran desenfoque a cámara lenta de todo lo que está pasando. Los deportistas que todavía no se han retirado no saben lo que de verdad significa. Es como una operación: solo sabés lo que se siente una vez que has pasado por ella. Nunca hubiera pensado que el final estaría tan cargado de experiencias. Por eso, ver el documental es como una terapia; de hecho, es muy duro verlo porque sé lo que sentí entonces, y vuelvo a pasar por ello», reflexionó en una charla con el diario español El País, en el marco de la promoción de «Federer: Twelve Final Days» (Federer: Últimos Doce Días) que se estrenará el jueves en Amazon Prime.
El suizo recordó todas las emociones y las sensaciones de sus últimos meses como jugador. Repasó cómo fue el proceso de aceptar que era hora de alejarse definitivamente de las canchas, lo mucho que trabajó para ponerse en forma y fortalecer la rodilla para llegar a ese último baile y todo lo que ocurrió en la previa de aquella inolvidable jornada que quedó marcada en la historia.
«Decir ‘Se acabó’ genera una combinación de sentimientos. Estás triste, porque sabés que está acercándose y que es inevitable, pero al fin y al cabo todos sabemos que va a terminar en un momento u otro. Entonces intentás encararlo de la forma más agradable posible y confiás en que sea bonito, no solo un proceso de sufrimiento. Traté de convencerme de que debía ser un momento feliz de mi carrera, no algo triste», comentó.
«Trabajé durante no sé cuánto tiempo, un año o más, para poder jugar ese último partido de dobles. Fue una locura. Así que cuando tenés en cuenta todo esto, el desenlace fue hermoso y disfruté de muchos momentos», agregó. «El momento verdaderamente difícil del proceso es cuando te das cuenta de que te queda una última ascensión hasta la cima y ves que no está sucediendo. Aceptar todo eso fue un poco triste porque. Me hubiera gustado tener una última oportunidad para jugar, pero al mismo tiempo sentí alivio por no tener que pasar de nuevo por todas esas emociones brutales del dolor, del estar al cien por cien y del tener que jugar delante de la multitud. Sentía que eso ya no iba a ocurrir otra vez. Así que decidí parar y, de hecho, me siento muy feliz de haber tomado la decisión. Soy feliz y estoy super contento».
Federer jugó su último partido en el circuito ATP el 7 de julio de 2021, cuando cayó en los cuartos de final de Wimbledon ante el polaco Hubert Hurkacz. Era apenas su quinto torneo en una temporada en la que había vuelto a las canchas tras perderse casi toda la 2020 por ese problema en la rodilla. Un año después, volvió al All England para la celebración por el 100° aniversario de la Cancha Central, en la que había conquistado ocho de sus 20 Grand Slams. Y poco después de esa visita, entendió que ya no volvería a jugar competitivamente.
«Cuando salí ahí a la cancha fue como ‘Oh, Dios mío’. La ovación fue increíble. Entonces me preguntaron si esperaba volver el año siguiente para jugar y yo todavía seguía creyendo que sí totalmente. Sin embargo, pasaron un par de semanas y me di cuenta de lo que no estaba sucediendo, de que iba constantemente de arriba abajo. Entonces me fui de vacaciones, creo que a Ibiza, y me di cuenta de que se había acabado. Dije ‘Ok, no pasa nada’. Y no hablé demasiado sobre ello. Simplemente estaba disfrutando de mi vida sin el tenis, sin entrenamientos ni rehabilitación», relató.
Federer recordó que primero le contó la decisión a su familia y a las personas más cercanas a él, pero que la mantuvo en secreto de sus fanáticos mientras decidía cuándo y dónde se despediría del tenis. Finalmente, el 15 de septiembre de 2022, se lo comunicó al mundo.
«Tuve que gestionar todas las emociones. Primero grabé ese mensaje (difundido por medio de sus redes sociales) para dar las gracias a todo el mundo y anunciarlo, y después llegó la hora de comunicárselo a mis amigos, lo cual fue un paso muy, muy duro. Después de eso pude volver a jugar, a entrenar y hacer vida de un tenista de cara a la Laver y fue realmente agradable», contó.
«Los últimos doce días fueron geniales, los disfruté de principio a fin. La conferencia de prensa en Londres fue muy, muy emotiva. Sentí el peso de ese momento. No fue una más. Estás a un solo paso de retirarte y de que tu vida no sea nunca más la misma, pero al final fue muy especial. Quería capturar esos doce últimos días, pero nunca con la intención de hacer este documental, sino para que pudieran verlo mis hijos y mi equipo. Pero cuando lo revisamos, decidimos que era demasiado bonito como para guardarlo, así que decidimos compartirlo», agregó.
Durante la charla con El País, el suizo se emocionó al hablar de su mujer Mirka. «Nos conocimos en los Juegos Olímpicos de Sydney, cuando todavía no había ganado ningún título, así que ella ha estado conmigo casi en cada paso del camino. Me enseñó qué es la disciplina, me ayudó mucho en los momentos complicados y jugó un papel muy importante para que mantuviera la motivación», aseguró.
Afirmó que es «increíble cómo Novak Djokovic ha sido capaz de desarrollarse como jugador y también como persona». Dijo que por un momento tuvo miedo de que Nadal se retirara antes que él: «Hubiera sido un shock para mí. Soy feliz de haberme ido primero, para que ellos también tengan una fase en sus carreras en las que no esté yo, porque yo tuve ese momento antes de que aparecieran Rafa, Novak y Andy Murray«. Y reconoció que lo que vivió con el mallorquín en Londres fue muy especial.
«Él fue a Londres porque lo llamé. Y una vez que aterrizó creo que se dio cuenta de que la situación era como una olla a presión. Era un nivel de intensidad emocional completamente diferente. Fue hermosa la manera cómo expresó lo que significó la ocasión: ‘Cuando Roger se va, una parte de mi vida también se va’. Para mí también va a ser muy interesante ver cómo viviré la retirada de cualquiera de ellos (NdR: Además de Nadal, Djokovic y Murray, también presentes en su despedida); verlos terminar va a ser duro. Lo de Londres fue muy especial. Estar todos juntos fue como si el tiempo se detuviera durante un segundo. Fue realmente bonito», recordó.
Aquella inolvidable jornada en el O2 Arena dejó una postal imborrable: la imagen de Roger y Rafa llorando, tomados de la mano. Una foto que el suizo guardó en un lugar muy especial.
«La tengo en casa, enmarcada, en un espacio donde tengo algunas imágenes de mi carrera. No quiero fotos por todos lados, así que las tengo en una zona específica. Y cuando paso por delante de ella, siempre me llama la atención porque refleja nuestra camaradería, nuestra amistad y también la rivalidad, todo en una sola imagen», contó.
Y agregó: «Es un momento en el que ambos pudimos reflexionar sobre todo lo que acabábamos de vivir, recordando nuestra carrera y lo afortunados que fuimos de ser tenistas, de haber podido convertir nuestra pasión en una profesión de ensueño. Eso es lo que significa para mí esa foto. Fue un gran momento, corto; tomar su mano durante un segundo y, básicamente, mostrarle mi agradecimiento a través de ese toque».