Los hinchas de Estudiantes copan cada rincón de las tribunas. Hay tanta gente que se abren las puertas de la platea y se habilita un codo. Enfrente, un grupito de Barracas Central despliega el cotillón rojo y blanco. También, un trapo desafiante. “Vende Patria 11”, reza. Y se agitan banderas británicas. La devolución llega en forma de canción con insultos para el presidente de la AFA.

Sí, aquí en Vicente López hay mucho más en juego que un duelo de los cuartos de final de la Copa Liga Profesional. De un lado está el equipo de Juan Sebastián Verón. Del otro, el que impulsó Claudio Tapia. Y el debate de los capitales privados se mezcló la pelota, claro. Se trataba del partido del poder.

Todo fue muy conversado hasta que se abrió el fuego. Entonces, no hubo equivalencias. Estudiantes aplastó a Barracas Central con un gran primer tiempo, lapso en el que sacó ventaja, y lo liquidó con la contundencia de sus goleadores, Guido Carrillo y Javier Correa. Ahora, espera por el ganador del Superclásico.

El Pincha dominó de principio a fin en la etapa inicial, pero sobre todo se mostró muy superior en la primera media hora. A bordo de un fútbol dinámico, profundo por afuera, especialmente por la izquierda, desequilibró a todo el fondo de Barracas Central. En este contexto, Edwin Cetré fue una aplanadora para Carlos Mater. Y cuando el juego no se volcó por el sector del colombiano, despegó Eros Mancuso desde su lateral o se desprendió Tiago Palacios.

El gol no tardó un minuto en llegar. Fue a partir de una pelota parada que ejecutó Fernando Zuqui, que no pudo rechazar Nicolás Capraro y que Guido Carrillo transformó en oro. Fue una gran resolución del “9”, que se sacó de encima la marca de Mater y definió con categoría.

No cesó la supremacía de Estudiantes. Por el contrario, fue el impulso que necesitaba para arremeter a su rival. Y fue por más, claro. Tuvo tres situaciones más, todas muy claras. Primero, Mancuso sorprendió por la izquierda y sacó un disparo a tres dedos que pegó en el travesaño. Después, el propio Mancuso, ya desde la derecha, metió un centro venenoso que Cetré bajó con maestría, pero cuando giro para sacudir frente a Sebastián Moyano, se encontró con un cruce magistral de Capraro. Más tarde, José Sosa ejecutó un tiro libre desde el vértice izquierdo que nadie pudo cabecear, pero la pelota se perdió a centímetros del arco de Barracas Central.

Recuperaban Fernando Zuqui en el medio, con un gran despliegue, la manejaban Palacios y Sosa, despegaba Cetré y se mostraba amenazante Carrillos. Con esos atributos, bien sostenido atrás por Zaid Romero, Estudiantes acariciaba el segundo.

Barracas Central tuvo su mejor arma por la derecha, zona de influencia de Maximiliano Zalazar, que arrancó por la izquierda y cambió de punta. Por ese andarivel, complicó a Gastón Benedetti. Y a partir de un doble enganche y un centro pasado del juvenil que llegó a préstamo de Boca, casi consigue el empate. Sin embargo, Ramón Abila cabeceó por encima del travesaño. Estaba solo Wanchope y se arrojó de palomita. Le faltó puntería.

Hubo un duelo interesante en el medio, donde Barracas Central tiene a sus mejores valores, Siro Rosané y Rodrigo Herrera. Cuando Estudiantes aflojó el ritmo, pudieron fluir. Fueron muy pocos minutos en el primer tiempo, claro.

La alegría de los jugadores de Estudiantes, que esperan por River o por Boca. Foto: Juano TesoneLa alegría de los jugadores de Estudiantes, que esperan por River o por Boca. Foto: Juano Tesone

El que nunca sacó el pie del acelerador fue Cetré, que armó una jugada personal, a pura gambeta, dejando rivales en el camino y disparó un derechazo que Moyano tapó con gran esfuerzo. El colombiano se salvó de la expulsión por la ineficacia de Herrera. El árbitro lo había aplicado la amarilla después de una falta que no le cobraron al propio delantero de Estudiantes. Pareció exagerado. Sin embargo, ya amonestado, cometió una infracción que ameritaba la segunda tarjeta.

En el segundo tiempo, Barracas Central creció a partir de Zalazar, nuevamente a la izquierda, y Alan Cantero, habilidoso por el centro. Lo perdió Lucas Brochero abajo del arco. Y Cetré se volvió a salvar de la roja, inexplicablemente. Eduardo Domínguez habrá pensado que no hay dos sin tres y sacó al colombiano. También, a Zuqui, otro que estaba amonestado. Ingresaron Enzo Pérez y Pablo Piatti. Y fueron clave en el segundo gol.

Porque recuperó el mendocino, que filtró para Palacios, otro de los imparables. El uruguayo abrió para Piatti y el desborde y centro rasante dejó a Carrillo de frente a su segundo grito.

Alejandro Orfila también metió mano en el banco. Barracas Central se soltó y dejó espacios, claro. Mauro Méndez lo perdió increíblemente abajo del arco. Y el descuento estuvo muy cerca a través de un tiro libre de Rosané que reventó el palo.

Domínguez cerró con línea de cinco y el partido quedó a pedir del contragolpe, con Barracas Central jugado. Otra vez fue decisivo Piatti por la izquierda. Y lo volvió a perder Méndez, que remató al pecho de Moyano, pero Javier Correa no falló para configurar la goleada. Para ganar ese mano a mano que tanto ruido había provocado fuera de la cancha.



Fuente Clarin

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