Hay una montaña de jugadores sobre Fernando Zuqui, otra sobre Matías Mansilla, los héroes de un nuevo título. La explosión en el estadio Madre de Ciudades tiene colores rojo y blanco. Después de dos horas y cincuenta minutos de fútbol, de dos goles, de dos expulsiones, de casi ganarlo, de casi perderlo, la tanda de penales definió al campeón de la Copa de la Liga. Mansilla atajó tres remates y otra vez el héroe de la película.
“Sí, sí, señores, yo soy del Pincha, porque este año desde La Plata, desde La Plata, salió el nuevo campeón”, festeja la gente de Estudiantes extasiada, después de tanto sufrimiento. “Borombombón, borombombón, es el equipo del Narigón”, y otra vez el recuerdo para un símbolo del club como Carlos Bilardo.
Aunque le tocó el trayecto más largo para llegar a Santiago del Estero y algunos tardaron muchas más de las horas previstas, fueron los hinchas de Estudiantes los que lograron colmar los sectores que tenían que ocupar. Y fueron los últimos en irse porque pasadas las siete de la tarde, no dejaban de cantar, saltar y disfrutar de un nuevo título, el 16°, y alcanzar en el sexto lugar de la tabla histórica justamente a Vélez.
El Estadio Único Madre de Ciudades es una locura, mientras los jugadores de Estudiantes festejan, los de Vélez reciben la medalla de subcampeón y el reconocimiento de su gente. Después llegó el momento de los jugadores de Estudiantes. Después llegó la entrega para el campeón y desde las pantallas gigantes ubicadas en las dos cabeceras, la gente advirtió que estaba entregando el presidente de la AFA. Y hubo insultos para Claudio Chiqui Tapia. La disputa abierta con el presidente Juan Sebastián Verón, en especial por parte de Pablo Toviggino, no pasó inadvertida.
El título es de todos, pero también de Javier Altamirano, el chileno sufrió una convulsión en el partido contra Boca y estuvo a punto de la muerte. En plena recuperación, regresó a trabajar con el plantel de manera liviana y viajó hasta Santiago del Estero para estar con sus compañeros. Cuando levantó la copa, fue uno de los momentos más emotivos de la tarde.
🇨🇱😍 | Estudiantes de La Plata se proclamó campeón de la Liga Argentina, al momento de levantar el trofeo José Sosa invitó a Javier Altamirano para que juntos lo alcen en lo más alto.
Hermoso gesto 👏⚽ pic.twitter.com/pPzFBuOJ9T
— Despliegue Fútbol (@DespliegueFutCL) May 5, 2024
En medio de los festejos, hablaron los jugadores. Primero el capitán José Sosa, quien reconoció que no es de hablar mucho, pero agradeció toda la gente “por haber hecho el esfuerzo de llegar hasta aquí”. Después le pasó el micrófono a Fernando Zuqui, “el verdadero comandante”. Y el estado estalló al grito de “Fernando Zuqui, lalalalala, Fernando Zuqui, lalalalala”, el canto que fue hit cuando el volante estaba por renovar contrato.
«ME PONE MUY FELIZ ESTAR ACÁ. ME HACEN SENTIR PARTE DE TODO ESTO»
Javier Altamirano también dijo presente en la consagración de Estudiantes en Santiago del Estero#LPFxTNTSports pic.twitter.com/GNIdAtD2Ri
— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) May 5, 2024
Con las tribunas y plateas todavía colmadas por la gente de Estudiantes, con los jugadores y los familiares adentro del campo de juego, llegó el turno para el hacedor de este equipo, el técnico Eduardo Domínguez. Distraído entre los festejos, le volcaron un balde de agua y lo dejaron todo empapado. Hubo risas cómplices con un plantel al que supo sacar adelante.
Cuando asumió como técnico, en marzo del año pasado, se encontró con un equipo en plena renovación y llegaron jugadores que, cada uno en su momento, se convirtieron en la columna vertebral del equipo: Mansilla, Mancuso, Fede Fernández, Enzo Pérez, Altamirano, Correa, Palacios y, especialmente, el colombiano Cetré.
De a poco, Estudiantes volvió a ser protagonista, ganó la Copa Argentina 2023 y ahora la Copa de la Liga 2024, que lo clasificó a la Libertadores 2025. Es cierto que a veces no luce, como en la semifinal y final, pero es contundente. Recupera la pelota, tenerla poco y golpear rápido. Un estilo que dio frutos.
En la alegría, hubo bromas para Gimnasia, exigencia de ser reconocido como cuarto grande y el orgullo de ser otra vez campeón.