Un partido para el recuerdo de Lamine Yamal, con 16 años y 362 días, impulsó el carácter ganador de una generación hambrienta de gloria, remontando con un gol de récord extendido por Dani Olmo en cuatro minutos de furia. España es uno de los finalistas de Berlín. Kolo Muani había abierto la cuenta de Francia, el día que se esperaba la resurrección de Kylian Mbappé, ya sin máscara.
Nada arrebatará a España la convicción de haber encontrado un camino. El retoque adecuado a un estilo que debía evolucionar tras tocar fondo en el último Mundial. La ilusión representada en jóvenes valores que compiten con grandeza e iluminan de optimismo grandes retos. Una Eurocopa repleta de buenas sensaciones con dos retos mayúsculos en el camino a la final.
Cualquier atisbo de esperanza francesa recaía en Mbappé, que arriesgó el físico. Cansado de jugar condicionado con una máscara que lo alejó de su identidad letal, se quitó la protección para encarar un duelo desigual ante Jesús Navas. Probablemente su último baile como internacional ante la peor pareja.
A la personalidad, al descaro, a la ausencia de miedos de España le faltó el gol porque Fabián perdonó en el arranque, abajo del arco. Con todo para cabecear, le erró al arco tras un centro bárbaro de Yamal.
Mbappé decidió aceptar el reto de Lamine. Convertir la semifinal en un duelo de grandeza entre dos jugadores llamados a protagonizar muchos pulsos durante años en La Liga. Y de un centro de Kylian, ganó de arriba Kolo Muani.
El primer gol en jugada de Francia llegó en semifinales, tras dos gritos en contra y uno de penal. Y lo obligó a España a un nuevo desafío. Aún con la resaca emocional de superar a Alemania en el último minuto de la prórroga, tenía que ir por otra hazaña con la duda del físico por despejar, claro. Contra una selección que apenas había concedido un gol y de penal. Por si faltaba poco, Navas fue amonestado por frenar una transición. El panorama español se complicaba.
Por segunda vez en la Eurocopa, España se veía forzada a remontar. El nivel del rival engrandeció la gesta. De Georgia a Francia. De Rodri a Yamal. Deschamps encontraba el plan perfecto para la especulación que marcó su torneo. Esperar y golpear con la velocidad letal de su ataque. Amparado por una firmeza defensiva que se derrumbó con un gol para la historia Yamal.
Con el mismo descaro con el que colocó de zurda ante la propia Francia en una final Sub 17 que jugó con menos edad, lo repitió en el momento en el que aparecen los elegidos siendo un niño en un partido de mayores. Cuando aumentaba el miedo en cada aparición de Mbappé, con un recorte de salida en corto hacia su lado izquierdo y un disparo espectacular desde fuera del área, venció a Maignan. Su estreno goleador en un gran torneo no podía estar reservado para mejor momento.
Levantó Yamal a España de la lona y desató unos minutos de locura que premiaron a la selección que mejor fútbol desplegó en la Eurocopa. En cuatro minutos, la resistencia francesa era historia. Un control mágico de Dani Olmo a un rechazo lo convirtió en gambeta antes de un disparo de derecha, cruzado, que Koundé no pudo evitar introducir en su propio arco. Y se convirtió en el máximo referente goleador de una selección que reparte el mérito entre nueve futbolistas.
España mostró la personalidad de un equipo lanzado que cuenta sus partidos por triunfos, sin que nadie –hasta ahora- haya podido encontrar la manera de ponerle freno. Ni el aviso en forma de patada de Theo frenó a Yamal. España respiró desde la posesión con el objetivo de reservar fuerzas para lo que estaba por venir.
Francia necesitaba quitarse las ataduras, cambiar su identidad. Con más variantes en el banco de Deschamps que De la Fuente, buscó darle un giro al duelo. Con España aceptando el escenario confiado en la velocidad al contragolpe de sus alas, Nico Williams y Yamal.
El astro francés estuvo a tiro del empate, pero Unai Simón tapó abajo. Más tarde, el arquero del Atlhetic de Bilbao bloqueó a mano firme un centro envenenado de Dembélé.
España necesitaba la pelota y anestesiar el partido. No debía caer en los errores cometidos en el segundo acto ante Alemania, que le terminaron costando la prórroga cuando el duelo con los locales moría. Nunca supo jugar en el torneo a dejar pasar el tiempo. Rodri y Fabián debían imponer su criterio cuando el físico francés se imponía.
La entrada de Barcola aumentó el vértigo. La de Griezmann no lo alejó de la intrascendencia. España terminó con Nacho exigido de lateral ante Mbappé. Pero no lastimó Francia, con la excepción de un cabezazo de Upamecano y un tiro de Theo Hernández con su pierna menos hábil, la derecha.
Mientras, Yamal seguía haciendo su partido. El mejor como internacional en un día para la historia. Hubo un tiro parecido al que derivó en el primer gol, pero sin puntería. Y terminó con una amarilla producto del corte de un contragolpe en el final.
Una nueva proeza estaba sellada en el camino más complejo a la gran final de Berlín, la quinta de su historia, en la que ya espera a Inglaterra o Países Bajos.