El 14 de abril del 2012, por la décima fecha del torneo Clausura, Independiente goleó 4-1 a Racing en el Libertadores de América y puso un abrupto final a la carrera de Alfio Basile como entrenador. Aquel día el Coco decidió no dirigir mas. Y no fue por la abultada derrota en un partido de tanta importancia como el clásico de Avellaneda, sino por una cuestión que excedió a lo futbolístico.

La historia es conocida. Teófilo Gutiérrez, quien había puesto en ventaja a la Academia a los 26 minutos del primer tiempo, fue expulsado infantilmente por «exceso verbal» contra el árbitro Sergio Pezzotta a los 23′ del complemento, cuando su equipo ya perdía 2-1, y en el vestuario se peleó a trompadas con Sebastián Saja. Luego, sacó un arma de su bolso.

Hace unos días Basile contó la anécdota completa. «Lo agarro yo (a Teo), con los compañeros y le decimos: ‘No se te ocurra pelearte porque te van a buscar y te van a echar, nosotros tenemos que ganar este partido'», recordó en una entrevista con F90, programa de ESPN. «Cuando llego veo a dos jugadores míos boxeándolo, entonces saca del neceser la maquina y me apunta a mí. Se armó un quilombo bárbaro», agregó sobre el momento del incidente. Y sentenció: «A partir de ese momento largué el fútbol».

La respuesta del colombiano no tardó en llegar. «Lloré mucho porque fui una injusticia lo que pasó. No encontraron nada. ¿Dónde está (el arma)? No hubo nada, sino lo hubieran mostrado», dijo a DSports el delantero del Real Cartagena, de 38 años.

En Racing convivieron las dos versiones de Teo Gutiérrez. Por un lado, la de un atacante con gran técnica y gol: cerró aquella tarde en la cancha de Independiente su primera etapa en el fútbol argentino con un interesante promedio de 20 tantos en 40 partidos jugados. Por el otro, su costado conflictivo. Fue expulsado cuatro veces y acumuló un sinfín de provocaciones.

«Fui goleador en Racing, pero la gente se queda con lo último, con ese episodio. A mi me vinieron a buscar dos, tres equipos de Europa y yo no me quise ir por agradecimiento a lo que habían hecho», analizó quien luego fue cedido a préstamo a Lanús y Junior de Barranquilla antes de que Cruz Azul compre su pase en diciembre del 2012.

«Racing fue una etapa de mi vida muy bonita. Me abrió las puertas en Argentina y a nivel mundial», agradeció el campeón de la Copa Sudamericana 2014 y Libertadores 2015 con River. Después del elogio vino la crítica: «Es un club muy sensible, su gente es muy sensible, quieren títulos. La calidad de jugadores que llegan ahí y no pueden explotar en todo sentido…».

«Es un club para observar mucho, para aprender mucho. Siempre me quedó con mi felicidad, con mis alegrías, con mis goles en Racing, lo que me quiso la gente y lo que construí con muchos amigos», cerró.





Fuente Clarin

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