El sábado, durante la entrada en calor de una competencia del Campeonato Nacional de Natación que se celebró en el Parque Roca, Matías Bottoni sufrió una grave lesión cervical tras chocar con otro joven cuando ensayaba una partida. Detrás del accidente hay una vida entera dedicada al deporte. Hijo de un nadador federado, se metió por primera vez en una pileta a los tres años y desde entonces la disciplina se convirtió en su pasión. En 2020 comenzó a entrenarse bajo la mirada de Gustavo D’Andrea, quien hoy, en estas horas de bronca y también de esperanza por sus avances en la recuperación, acompaña a Matías y cuenta su historia con admiración y afecto.
“Inteligente, tenaz, aplicado, educado, buen compañero y muy querido en el ambiente y en el equipo”, define D’Andrea a Matías, que heredó de su padre, Luciano, el amor por la natación. Un compromiso que se transformó en pasión y que, a lo largo de los años, se volvió cada vez más intenso.
“Él nadaba en Gimnasia y Esgrima de Rosario, y por una cuestión de comodidad, de cercanía, ya que empezó a competir y tenía que venir más días, se pasó a nadar al club Echesortu”, recuerda el entrenador.
Pero los cambios para apostar todas las fichas a una carrera como deportista no se agotaron en esa mudanza de pileta. “En 2025, se anotó para hacer quinto año en una escuela virtual para deportistas, y así poder entrenarse mucho más tiempo para alcanzar los objetivos deportivos que se había propuesto”, explica D’Andrea.
Matías, que tiene 17 años, cursaba sus estudios en el colegio Dante Alighieri. En febrero, viajó a Italia junto a sus compañeros durante un mes como parte de una experiencia escolar. “La idea era poder entrenarse todos los días y algunos días doble turno y aparte ir al gimnasio”, revela para explicar por qué había decidido cambiar de colegio y de modalidad de estudio para dedicarle más horas por día a la natación.

Los buenos resultados avalaban sus decisiones. En 2023 había sido convocado a la preselección nacional juvenil y viajó a competir a Brasil. También había subido a un podio en el Campeonato Argentino en la categoría juvenil 1. Este año había pasado a la categoría juvenil 2: “Él llegó donde llegó y obviamente iba a llegar a más por la perserverancia que tiene y por el entrenamiento. Él sabe que el entrenamiento es arduo y son muchas sesiones semanales. Tiene también su preparador físico y nutricionista. Su entrenamiento, prácticamente, es como si fuese de alto rendimiento”, detalla D’Andrea.
“Es un chico muy tenaz”, repite el entrenador. Es que el vínculo entre ambos va más allá del ámbito deportivo. “Mi relación con mis nadadores federados es muy intensa porque vivimos mucho tiempo juntos, muchas horas, viajamos mucho, competimos cada dos fines de semana”, describe.
Desde que ocurrió el accidente el sábado a la tarde, el club Echesortu y los compañeros de Matías están consternados: “Tengo todo el equipo revolucionado con lo que pasó, ahora hay que hacer un trabajo psicológico muy importante. A este torneo había venido con 17 nadadores en una combi y cuando sucedió nos mantuvimos todos juntos. Conmocionó a todos. “Están armando mil grullas para llevárselas este fin de semana al sanatorio”, cuenta.

Y revela que está reorganizando su rutina para poder estar el mayor tiempo posible al lado de Matías. “Estoy armando mi vida para ver si todas las semanas por lo menos dos días voy a verlo a Buenos Aires hasta que se recupere”, explica Gustavo, mientras se sigue lamentando, azorado, por lo que pasó: «En mis 35 años como entrenador no recuerdo que haya pasado una cosa así, no estamos hablando de rugby».
Eso sí, D’Andrea celebra la cadena de solidaridad que no para de sumar eslabones desde aquel sábado fatídiico. Es que la comunidad de la natación respondió con una enorme muestra de solidaridad. Compañeros de club, amigos, familiares, atletas de otros deportes y hasta gente de la política se pusieron a disposición para brindar ayuda. “Estoy sorprendidísimo. En un día juntamos la plata que pensamos que no se iba a juntar. La gente lo hizo desinteresadamente y para colaborar”, se enorgullece el entrenador.
La salud de Matías Bottoni
Matías Bottoni sigue internado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Italiano, pero en las últimas horas los médicos lograron que, con la ayuda de un cuello ortopédico, pudiera sentarse. Así tomó agua e ingirió alimentos en base una dieta líquida. “Puede tragar bien, respira bien. Por ahora seguirá con dieta líquida, él tenía mucho hambre y que coma gelatina o helado es bueno”, describe Valeria Grimaux, la mamá de Matías, en diálogo con el diario La Capital de Rosario.
El chico,a quien ya le quitaron el respirador, está consciente y su familia lo acompaña día y noche. “Tenemos que estar siempre a su lado ahora porque está despierto”, explica la madre. Tampoco se aleja de él Martina, la novia de Matías. “Es un ángel, ella viene y lo cuida para que podamos salir a descansar”, suma orgullosa Valeria.
Donaciones para la familia Bottoni
Titular: Luciano Martín Bottoni
CBU: 0720101788000035926254
Titular: Valeria Alejandra Grimaux
CBU: 0720101788000035926018