Pudo haber sido su último Superclásico en el Monumental. Y lo jugó como si fuese el último. Nació para afrontar estos partidos. Con el corazón del hincha en la mano, con la cabeza fría y los pies calientes y mucha sangre en las venas. Enzo Pérez, ese que palpita por y para River, volvió a dejar todo en la cancha. Y así fue uno de los mejores del triunfo Millonario sobre Boca.
Enzo Pérez tiene 39 años pero una vez más se mató de risa del DNI. En la cancha, jugó como rejuvenecido y corrió como si fuera un pibe. Y a su vez le agregó la inteligencia, sabiduría y experiencia para llegar a tiempo a cada cruce, para estar bien ubicada, para relevar cuando tuvo que hacerlo o para frenar contras de Boca, como en la que lo corrió de atrás a Kevin Zenón y se tiró a los pies para barrer la pelota al lateral.
“Enzooo, Enzooo”, bajó la ovación de las tribunas acompañada de fuertes aplausos. Pérez mandó en la mitad de la cancha. Lo intentaron tapar con el chileno Palacios pero ni así pudieron con él. El mendocino se sobrepuso. Para salir jugando o para cortar pelotas cuando Boca pasaba por su zona.
ENZO PEREZ CARAJO, 39 AÑOS pic.twitter.com/NY8nMsYWky
— mateorp 🇵🇱 (@mateoorp12_) April 27, 2025
Enzo Pérez juega de modo especial los partidos contra Boca. Ya le pasaba cuando vestía la camiseta de Estudiantes. Es fanático de River. Y tiene un sentido de pertenencia grande por más que no haya surgido de la cantera de Núñez.
Contra el eterno rival, los números le son muy favorables. De 18 partidos jugados con la banda roja sobre el pecho, ganó 8, empató 6 y perdió solo 4. No convirtió goles, aunque alguna vez declaró que no sabía cómo podría llegar a reaccionar en el festejo si le anotaba al eterno rival. Y disputó las dos finales que River le ganó a Boca, en 2018, la de la Supercopa Argentina y la histórica de la Copa Libertadores en Madrid.
Enzo está en el puesto número once de los jugadores de River que más veces ganaron el Superclásico, detrás de Franco Armani que se metió en el top 10.
A los 27 del segundo tiempo, ya cansado, Enzo fue reemplazado por Rodrigo Aliendro. Y volvió a recibir una merecida ovación. Se fue al trotecito, levantó los brazos para retribuir el afecto y se infló el pecho de la satisfacción por haber jugado otro Superclásico con el corazón. Y al final festejó como un hincha más.