Daniil Medvedev tuvo un paso fugaz por el Masters 1000 de Montecarlo. Venció en el debut a Gael Monfils, tras quedar libre en la primera ronda como cuarto favorito, pero no pudo superar los octavos de final, en los que cayó por 6-3 y 7-5 ante Karen Khachanov. Una victoria y una derrota en un torneo en el que el ruso volvió a hacer de las suyas. En el duelo frente a su compatriota, un fallo polémico lo enfureció, revoleó una raqueta y terminó discutiendo con el umpire y con el supervisor de la ATP. Y, claro, abucheado por el público.
La explosión del ex número uno comenzó cuando Khachanov le quebró el saque en el tramo final del segundo set, para quedar 6-3 y 6-5 arriba, con la chance de sacar para el partido. Medvedev, ofuscado, arrojó la raqueta como si fuera un frisbee contra la lona del fondo de la cancha y se dirigió hacia su silla.
Al llegar, se percató de que los médicos se acercaban a él y empezó a reclamarle a los gritos a Carlos Bernardes, el umpire del partido. «¿¡Pedí el fisio!? ¿¡Pedí el fisio!?», exclamó.
El juez brasileño, uno de los más respetados del circuito y quien se retirará a finales de esta temporada, le contestó con calma: «Les pedí que vinieran por el sangrado», le dijo, señalando el corte en la mano que había sufrido Medvedev.
«¡¡¡Carlos, ¿pedí el fisio?!!!», volvió a quejarse el ruso. Y se enfrascó luego en una acalorada discusión con Cedric Mourier, el supervisor de la ATP, que se acercó justo cuando los médicos salían de la cancha.
«Cedric, andá a mirar la marca. La marca está afuera. Ya no saben cómo arbitrar. ¡La marca está afuera! ¡¿Quién va a tomar medidas?! Ayer, la pelota fue mala y la cantaron buena. ¿Quién va a tomar medidas? Esta pelota está también afuera», exclamó claramente enojado con algún fallo reciente.
«¡¿Quién se va a hacer responsable por el error?! No es mi responsabilidad arbitrar los partidos. Es de este tipo con anteojos. No necesita anteojos, porque no ve nada. No debería ser juez. Es justo enfrente de él. Es una pelota lenta, 15-30 y 5-5. Es un mal juez. Debería estar afuera del circuito. Es polvo de ladrillo, no es cancha dura. Está afuera», continuó refiriéndose a una pelota de Khachanov que, según su criterio, había sido mala, pero que fue validada por los jueces para darle al ganador del partido dos chances de quiebre.
Mourier trató de calmarlo, pero sus intentos no fueron exitosos.
«Respondeme. La cámara está mirando. ¿Quién va a asumir la responsabilidad. Vos sos el supervisor. ¿Quién va a asumir la responsabilidad después del partido?, porque la pelota era mala, podés chequearla. Acabo de perder un game por esto. Era 15-30, se convirtió 15-40. Carlos llamó al fisio cuando yo no lo pedí. Cuando no lo necesitaba. Y él (señalando al juez de línea) no ve la pelota afuera», siguió Medvedev.
Y cuando el supervisor ya se había retirado, cerró: «Están eludiendo la regla. Abran sus malditos ojos. Ábranlos. Siéntense ahí y hagan algo. Abran los ojos ahora. Es mala».
Bernardes entonces anunció que Medvedev había sido sancionado con un punto por sus actitudes, por lo que Khachanov arrancó el siguiente game 15-0 arriba y solo necesitó ganar tres puntos más para sellar la victoria.
En medio de su encolerizada protesta, Medvedev recordó una situación similar que había vivido la jornada previa, en su partido ante Monfils, cuando Mohamed Lahyani, el umpire de ese encuentro, cambió un fallo de un juez de línea y cantó buena una pelota del francés que había sido mala.
«Fue afuera, fue afuera», reclamó el ruso en el descanso. «Yo la vi adentro. Quizás me equivoqué. Si me equivoqué, me voy a disculpar», contestó el juez sueco, mientras Daniil descargaba su bronca con el techito de su silla.
«¡¿Cómo te vas a disculpar?! ¡Perdí el maldito game! Esto es un maldito deporte. No sé cómo… ¡Dios mío! Esto es ridículo, no ven nada», siguió.
Tras sellar la victoria, ya más calmado, el ruso siguió la polémica y escribió en el lente de la cámara de la transmisión oficial: «¿Adentro o afuera?»
Antes del comienzo del torneo, en una entrevista con el medio M-Sport de su país, Medvedev había asegurado: «Soy una persona completamente distinta en la cancha y fuera de ella. Como no tengo un aspecto competitivo en mi vida personal, vivo más tranquilo me concentro en mí mismo. En la cancha, esta concentración va mucho más allá. Quizás mi problema sea que allí no puedo concentrarme sólo en mí mismo. Y por eso me convierto en una persona completamente diferente«.
Su paso por Montecarlo demostró que esa lectura no es errada. Y mientras cuando no está jugando se lo vio relajado y sonriente; adentro de la cancha volvió a aparecer ese Daniil explosivo, que no puede controlar su bronca.
La sufrida victoria de Tsitsipas
Stefanos Tsitsipas sufrió mucho para meterse en los cuartos de final de Montecarlo. El griego sobrevivió una inesperada remontada del alemán Alexander Zverev, que levantó un 0-5 y match point en contra en el segundo set, y se impuso por 7-5 y 7-6 (7-3) en algo más de dos horas de juego.
Tsitsipas, 12° preclasificado, tenía el partido dominado y parecía que cerraría el encuentro sin problemas. Sin embargo, Zverev, quinto favorito, no se rindió. En el sexto game, evitó que el griego le rompiera el saque y cerrara el segundo parcial en cero; ganó luego cinco juegos consecutivos (con dos quiebres incluidos) y terminó forzando el tie break. Y recién en el desempate, Stefanos pudo volver a jugar como al principio y se llevó la victoria.
“Fue la aventura de mi vida”, bromeó Tsitsipas tras el encuentro. “Es algo a lo que no me enfrento todos los días y la dinámica cambió dramáticamente en unos puntos. Iba en una dirección y luego, completamente en la contrario. No sé, estoy intento averiguar qué ocurrió. Estaba 5-0 en el segundo set, sin embargo, las cosas salieron bastante bien en el tie break especialmente cuando conseguí el mini-break».
Su próximo rival será Khachanov, verdugo de Medvedev.
En otros partidos de octavos del día, el noruego Casper Ruud, octavo cabeza de serie, venció por 6-4 y 6-2 al polaco Hubert Hurkacz, décimo, y el francés Ugo Humbert, 14°, le ganó 5-7, 6-3 y 6-1 al italiano Lorenzo Sonego, lucky loser. Los dos vencedores se cruzarán en cuartos.