Dos jóvenes que se conocen desde la infancia y no se profesan un especial cariño. Uno es uno de los campeones más sólidos de la actualidad y uno de los top libra por libra, aunque todavía no termina de enamorar al gran público. El otro es una estrella que llama muchísimo la atención fuera de los cuadriláteros, pero que todavía no ha dado la talla sobre el ring y hace lo imposible por boicotear su carrera. Devin Haney, el campeón superligero del Consejo Mundial de Boxeo, y Ryan García, un rey sin corona, se enfrentarán este sábado en el Barclays Center de Brooklyn.
En el duelo que podrá verse solo a través de la plataforma DAZN desde las 21 iba a ponerse en juego el cetro de Haney, pero García fracasó estrepitosamente en el pesaje del viernes, por lo que no podrá aspirar a la faja.
Bravuconadas, provocaciones, carpetazos, desprolijidades, empujones, rencillas familiares, comentarios racistas y sexistas. Y la lista quizás sea incompleta. Todos esos condimentos sazonaron la previa de un pleito de cuya realización muchos dudaron, entre dos hombres de apenas 25 años que se enfrentaron seis veces entre los 13 y los 16, cuando eran aficionados, con tres victorias para cada uno.
La última contienda fue en enero de 2015, en los cuartos de final del Campeonato Nacional Juvenil de Estados Unidos, y Haney ganó por decisión.
Desde entonces, muchísima agua corrió bajo el puente y los destinos profesionales de ambos se divorciaron tras un punto de partida también compartido: ambos atravesaron la frontera sur de Estados Unidos y debutaron como rentados en Tijuana cuando todavía eran menores de edad.
Haney hizo allí 10 de sus primeras 15 presentaciones, algunas en recintos cuyas comodidades distan años luz de las que ofrecen los inmuebles en los que hoy pelea. García hizo cuatro combates en tres meses en la ciudad más poblada del estado de Baja California.
Muy lejos han quedado las aventuras en el Billar El Perro Salado de Tijuana. Siete años después de su última actuación en suelo mexicano, el invicto Haney, nacido en San Francisco, es uno de los peleadores más sólidos del planeta. Ningún especialista lo ubica fuera del top 10 libra por libra, pese a que su nombre y su apellido resultan poco conocidos para quienes no están muy familiarizados con el boxeo.
En su vertiginosa carrera, The Dream ya incorporó a nombres muy importantes a su foja de servicios perfecta, que incluye 31 victorias (15 por la vía rápida): batió al ucraniano Vasiliy Lomachenko, al venezolano Jorge Linares, al cubano Yuriorkis Gamboa, al australiano George Kambosos y a los estadounidenses Regis Prograis y Joseph Díaz.
Además, en junio de 2022 se convirtió en el púgil más joven en unificar los cuatro cinturones de una división: lo logró cuando venció por primera vez a Kambosos en Melbourne y se apoderó de las cuatro coronas de la categoría ligero con solo 23 años y 170 días.
En noviembre pasado, Haney dejó vacantes esos títulos y ascendió a las 140 libras para desafiar a Regis Prograis, entonces monarca del CMB. La contienda en el Chase Center de San Francisco fue más parecida a una lección de boxeo que a una pelea competitiva: Haney expuso una superioridad pasmosa, derribó a su rival en el tercer episodio y terminó imponiéndose por puntos y muy holgadamente (los tres jueces lo vieron ganar los 12 rounds).
Tras ello, expresó su deseo de reunir también las cuatro fajas de los superligeros (los otros campeones son el puertorriqueño Subriel Matías -FIB-, el mexicano Isaac Cruz -AMB- y el estadounidense Teófimo López -OMB-). Pero antes de lanzarse a esa empresa, volverá a encontrarse con su viejo adversario de la era amateur en un espectáculo sumamente redituable.
Lo será, principalmente, por el arrastre que genera García, un muchacho carilindo de ascendencia mexicana, nacido en Victorville y afincado en Los Ángeles, quien tiene 10,5 millones de seguidores en Instagram y 7,1 millones en TikTok, ha firmado contratos de patrocinio con grandes empresas y ha oficiado de modelo desfilando para firmas como Fendi y Hugo Boss (lo hizo en la Semana de la Moda de Milán en 2023).
En cambio, sus actuaciones sobre el ensogado no han sido tan deslumbrantes. Si bien fue efímeramente campeón interino ligero del CMB, no ha tenido un nivel de oposición comparable al de Haney. La mejor de sus 24 victorias (21 por la vía rápida) fue en enero de 2021 ante el británico Luke Campbell, doble retador mundialista. Y cuando intentó elevar la vara, no la pasó bien.
El 22 de abril del año pasado protagonizó junto a Gervonta Davis la pelea más taquillera de 2023: esa noche, 20.842 espectadores llenaron el T-Mobile Arena de Las Vegas y generaron 22,8 millones de dólares de recaudación. Además, se vendieron 1,2 millones de paquetes de pago por evento. Gracias a ello, cada uno de los púgiles embolsó aproximadamente 30 millones de dólares.
Pero si el rédito económico fue jugoso para King Ry, el balance deportivo de aquel espectáculo resultó negativo: Davis lo noqueó con un lapidario gancho al hígado en el séptimo asalto, que puso fin al invicto del californiano.
Siete meses después de ese revés, García volvió a un cuadrilátero para firmar una victoria categórica en Houston ante el mexicano Oscar Duarte. Esa fue su última presentación antes de la que protagonizará este sábado, en la que no podrá quedarse con el título de su rival.
Ello se debe a que el viernes ocurrió lo que algunos temían desde hacía semanas, en base al sinuoso proceder del retador, y otros ya pronosticaban como un hecho inevitable en los días previos al último ritual que precede a cualquier combate: García superó por 1,450 kilos el límite de la división superligero (63,500 kilos), lo que le impedirá conservar su estatus de aspirante a la corona y lo obligó a pagar una multa de 1.500.000 dólares. Cualquiera sea el resultado de la pelea, el título quedará en manos de Haney, de acuerdo con las reglas del CMB.
El tropiezo con la báscula que sufrió el viernes fue el colofón de una preparación deficiente que había quedado a la vista de todos debido a la sobreexposición en las redes sociales, que fue parte fundamental en la construcción de la figura de Ryan y que en las últimas semanas le jugó una mala pasada. Varias veces se lo había visto en condiciones subóptimas para un atleta de alto rendimiento en transmisiones en vivo por Twitter, Instagram o TikTok, pero esta vez logró generar una preocupación extra.
Durante su preparación para el combate con Haney, realizó una serie de extrañas publicaciones, entre ellas una en la que advertía (sin prueba alguna) que su vida estaba en riesgo, otra en la que predecía que un terremoto destruiría Hollywood y Las Vegas, y una en la que aseguraba contar con evidencias sobre la existencia de seres extraterrestres. Eso hizo que a mediados de marzo la Comisión Atlética del Estado de Nueva York solicitara una evaluación de salud mental para verificar si el púgil estaba en condiciones de afrontar una pelea profesional.
Si bien esta conducta tan errática es novedosa, no lo son los problemas emocionales del californiano. En abril de 2021, canceló el combate que tenía programado para el 9 de julio de ese año ante el dominicano Javier Fortuna. “En este momento es importante gestionar mi salud y mi bienestar. Decidí tomarme un tiempo libre para concentrarme en convertirme en una versión más fuerte de mí”, justificó entonces.
Pasaron más de 15 meses hasta que finalmente regresó a un cuadrilátero (derrotó por puntos al ghanés Emmanuel Tagoe). Antes de su reaparición, en una serie de entrevistas contó que había sufrido ansiedad y depresión, que había incurrido en el consumo problemático de alcohol e incluso que había convivido con pensamientos suicidas, pero aseguró que había logrado deshacerse de esos fantasmas con asistencia profesional. Lo ocurrido en los últimos días les dio la razón a quienes habían puesto en duda aquella aseveración.
El imprevisible derrotero de estas semanas fue el caballito sobre el que se montó Haney para vituperar a su rival. García respondió con insultos de todo calibre. Además, ambos desempolvaron recuerdos de sus peleas como aficionados: se acusaron recíprocamente de mentir sobre el desarrollo de aquellos pleitos e incluso García aseguró que su rival y su equipo habían editado los pocos videos que se conservan de esas peleas.
A ellos se sumaron Bill Haney y Henry García, los padres de ambos, que tuvieron una activa participación en el intercambio de denuestos. El martes, en el cara a cara que mantuvieron en el mirador del Empire State, los contendientes cruzaron empujones y vulgaridades. Difícil es creer que ello le haya sumado mucho al espectáculo.
Cuando las palabras se agoten y hablen los puños, Haney, quien no tiene un estilo demasiado atractivo para quienes gustan de los combates frontales y de los intercambios sin cuartel, iniciará el pleito como claro favorito. Si bien es muy preciso en sus golpes, tiene un precioso jab y muy buenos desplazamientos sobre el cuadrilátero, su principal cualidad es su capacidad para neutralizar las virtudes de sus adversarios.
Una muestra clara de ello la dio en su última presentación ante Regis Prograis: el entonces campeón, que había ganado 24 de sus 29 peleas por la vía rápida, solo le conectó 36 golpes en 12 asaltos y así batió el récord de menor cantidad de impactos aterrizados en un pleito por un título mundial.
Las posibilidades de García, quien cambió de entrenador después de su descalabro ante Gervonta Davis (se separó de Joe Goossen y comenzó a trabajar con Derrick James, el técnico del excampeón wélter Errol Spence), descansarán sobre su velocidad y su capacidad para hacer llegar a destino su potente gancho zurdo. De todas maneras, todo ello estará supeditado a las condiciones en las que arribe al encordado después de tantas dudas durante su preparación.
Sobre ello, Óscar de la Hoya, el promotor que maneja los intereses de García, había intentado llevar tranquilidad. “Todo lo que vemos en las redes sociales es una cosa y lo que Ryan hace en el gimnasio es otra. Lo único que puedo decir es que está en la mejor forma de su vida”, había asegurado hace unos días el excampeón. El viernes, el púgil californiano no lo hizo quedar muy bien. “Todo el mundo me dice: ‘¿No podés controlarlo?’. No soy su niñera, soy su promotor”, lamentó De la Hoya tras el fracaso sobre la balanza.
Si bien los organizadores esperan que el Barclays Center esté lleno (tiene capacidad para 19.000 espectadores), el temor a una cancelación del combate ralentizó el expendio de entradas y obligó a reducir los precios de los boletos. Al respecto, García se quejó por el elevado costo de los tickets (que iban desde 167 hasta 7.055 dólares) y responsabilizó a Haney por el bajo nivel de ventas. “Nadie quiere ver a un tipo que no puede romper ni un huevo”, argumentó.