En un partido de locos, Platense metió el último bombazo de los cuartos de final del Torneo Apertura, que tuvo todas victorias visitantes. El Calamar dio el golpe en el Monumental, eliminó a River por penales después del polémico 1-1 en los 90 minutos y jugará las semifinales contra San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. El equipo de Marcelo Gallardo jugó un flojo partido, se le detuvo el envión y se quedó sin chances de vuelta olímpica en el primer semestre, salvo que haga historia en el Mundial de Clubes contra los poderosos europeos.

El penal de Schor, el que le dio la clasificación a Platense, apagó la efusión del Monumental. Y dio rienda suelta a un largo festejo en el campo de juego de los futbolistas vestidos de marrón después de una serie en la que Cozzani le atajó uno a Driussi, pero el quiebre se dio cuando Castaño estrelló el suyo en un palo y a Armani, que había parado uno antes, le cobraron adelantamiento en el de Zapiola, que en la revancha convirtió.

El Monumental fue un hervidero. Platense tenía la clasificación en el bolsillo hasta la última bola de la noche, esa que Marcos Acuña envió con un pelotazo largo y cruzado, que Mastantuono cabeceó al área y que Borja no llegó a capturar porque Salomón levantó la pierna y le hizo penal. El chico de 17 años se hizo cargo y mandó el partido a la definición desde los 12 pasos, mientras los jugadores de Platense explotaban contra el árbitro Yael Falcón Pérez porque le reclamaban un lateral en el arranque de la jugada. También, el tiempo adicionado.

Tenían razón los jugadores visitantes en el primer ítem, ya que la pelota había dado en Martínez Quarta antes de irse afuera. En lo otro no, porque los 9 minutos agregados (primero 6 y después 3 más) fueron lógicos ya que Platense aletargó mucho el juego. De cualquier modo, el arbitraje fue muy malo.

Es bravo este Platense. Ya lo había demostrado al vencer a Racing en Avellaneda. Y este miércoles en Núñez, el desarrollo del encuentro se dio fue como lo planeó la dupla técnica Orsi-Gómez. Con los 10 jugadores detrás de la línea de la pelota y preparados para combatir y resistir, Platense se plantó en el Monumental ante un River que tuvo un par de marchas menos a los últimos partidos. El equipo de la dupla corrió, metió y disputó cada pelota como si fuera la última.

También apeló a las artimañas de siempre: hacer tiempo y jugar, por momentos, al filo del reglamento. De todos modos, no necesitó un francotirador para marcar a Franco Mastantuono y compañía como habían bromeado Orsi y Gómez en la semana pero sí metió pierna fuerte Platense. Tuvo orden, sacrificio y disciplina, aunque se llenó de faltas. Eso sí, también aprovechó la floja noche de River.

El equipo de Gallardo sintió el trajín de la seguidilla de partidos. La pelota no fluyó con la velocidad de otros encuentros, faltó movilidad y escasearon las ideas. A su vez, el mediocampo no tuvo la dinámica de otros partidos. Nacho apareció con intermitencias y Castaño estuvo desconectado.

La dupla técnica de Platense tomó nota en la semana de lo que más lo complica a River y encontró el momento para lastimarlo. Las pelotas largas entre medio de la zaga central son un dolor de cabeza para River. Y cuando salió el pelotazo de Herrera, se sucedieron una serie de movimientos fallidos en el equipo local que terminó en la definición de Taborda -a préstamo desde Boca- en el cara a cara contra Armani.

En el segundo tiempo, el local fue con más ímpetu que fútbol. Y acumuló gente arriba. Pero no le alcanzó. Como tampoco el 74% de posesión. “Movete, River, movete”, bajó desde las tribunas más en tono de aliento que de reclamo. Pero al equipo le costó responder. Y Platense se sentía seguro respaldado en su arquero y en los centrales. Hasta esa última jugada en la que Mastantuono rescató a River. Pero en los penales, el Millonario volvió a padecer su karma.



Fuente Clarin

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