Siete veces campeón, capitán y emblema de Vélez, y consagrado también como juvenil en la Selección Sub 20 de José Pekerman que ganó el Mundial de Malasia 1997: Fabián «Poroto» Cubero vuelve a su hábitat natural, una cancha de fútbol. A los 46 años, y a casi cinco de su retiro como jugador, el marplatense debuta como DT en Sportivo Italiano, tradicional equipo del Ascenso que milita en la Primera B. En el medio, la farándula.
El exdefensor velezano quedó en la historia por ser el segundo jugador con mayor intervalo de tiempo en ganar títulos con el mismo equipo. Símbolo de su amor y fidelidad al Fortín, Fabián levantó el trofeo por el Clausura 1998 y quince años después volvió a festejar con el Campeonato de 2012/2013, quedando a un año de los 16 que registró una leyenda como Ángel Labruna en River Plate, entre 1941 y 1957,
Más allá de un breve paso por Tigres de México, en 2007, la carrera de Poroto fue dedicada por completo a Vélez, aunque también en cierto momento su nombre comenzó a aparecer en las revistas llamadas «del corazón».
Ese mundo paralelo nació cuando se enamoró y formó pareja con Nicole Neumann, una de las modelos más famosas y reconocidas del país.
En tiempos en que las pasarelas argentinas se dividían casi como en un Superclásico entre Pampita y Nicole, la rubia fue al Fortín a realizar una transgresora campaña fotográfica en la previa del Mundial 2006 junto a un pequeño grupo de futbolistas y allí se dio el flechazo con Cubero, que tiempo después incluyó matrimonio, tres hijas y 11 años juntos, hasta su separación, en 2017.
En un ambiente machista y prejuicioso como el fútbol, Cubero pudo surfear siempre con una sonrisa su «doble vida», por un lado como marido de Nicole y por el otro siendo capitán de uno de los equipos más poderosos del fútbol argentino.
Sin embargo, la ruptura de ese vínculo amoroso trajo consigo algunos conflictos propios de los divorcios denominados mediáticos, que se hacen todavía más intensos cuando hay hijos de por medio.
Era el ocaso de la carrera de Cubero en el fútbol, finiquitada a los 41 años de edad, y coincidía con su presencia cada vez más frecuente en ciclos como Intrusos o el Bailando. ¿El motivo? El exfutbolista se puso de novio con Mica Viciconte, con un perfil todavía más explosivo y cercano al universo de las redes sociales.
En este tiempo de botines colgados, y a la par de los conflictos con Nicole, Cubero vio prosperar su amor con Mica, con quien tuvo su primer hijo varón, Luca, que esta semana cumplirá dos años. De fútbol muy poco, apenas un cargo vinculado a las «relaciones internacionales» de Vélez, que se terminó en diciembre pasado.
Esta semana Cubero volvió a aparecer en TV pero ya no para hablar de su ex o comentar alguna de las recetas de su esposa en Masterchef, tampoco para palpitar la gran final de Vélez contra Estudiantes en Santiago del Estero: Poroto vuelve a su gran amor, las canchas del fútbol argentino.
Esta tarde, Cubero debutará como DT en Primera B Metropolitana cuando su flamante equipo visite a Liniers. El club azzurro necesita sumar puntos para evitar el único descenso que tendrá la categoría. Poroto lo agarró en el puesto 19, con 14 puntos en 14 partidos, y ya dejó clara la impronta que planea darle a sus dirigidos.
«Me gusta jugar bien al fútbol. Quiero un equipo intenso, pero mi idea principal es ganar. ¿Mi estilo de juego? Los once tienen que terminar con amarilla, jaja», bromeó en diálogo con TyC Sports. El ex Vélez no reniega de otro dato clave de su carrera como futbolista: fue expulsado en 22 ocasiones, recibiendo una tarjeta roja cada 24 partidos.
«Me gustaría jugar como Bielsa, pero también tener el orden de Gareca… Tengo un matete en la cabeza entre tantas cosas buenas que puedo sacar de todos los buenos entrenadores que tuve», se sinceró Cubero.
Surgido en Cadetes de Mar del Plata, con pasos por Almagro Florida y Kimberley de esa ciudad, y captado por Vélez cuando era muy chico, Cubero también le dedicó parte de su vida a la formación de juveniles, con la idea de devolver tanto aprendizaje recibodo. Por eso abrió varias sedes de una escuela de fútbol para chicos y chicas de 7 a 18 años, con sedes en Mar del Plata, San Isidro y San Pedro.
«Me picó el bichito de dirigir«, explica hoy, con esa voz tan característica que jamás lo privó de hacerse patrón y líder de equipos con pesos pesados de toda edad.
Y ya avisó que no le tiene miedo a la reprobación de los hinchas: «Estoy preparado para cualquier cosa. Yo a la gente no le contesto… Pero que no se olviden que soy el más expulsado del fútbol argentino, ja».
Vuelve Cubero al fútbol, un verdadero personaje que nunca debió haberse ido. A disfrutarlo.