Obviedades: ganar siempre es bueno. No tan obvio: ganar sin jugar del todo bien, no es tan bueno. Tercera y última obviedad, hermana lejana de la anterior: acaso sea mejor ganar sin tanta pirotécnica en el partido inaugural.
Vaya a saber uno si en la cabeza de los jugadores estaba aquella de las derrotas en los estrenos de la Copa América anterior y del Mundial. Como fuera, ninguno hubiera dicho “total después somos campeones”. Ingenuidad infantil. Por eso, arrancar derecho en la tabla calma los nervios por tener los tres puntos en el bolso antes de Perú y Chile.
Ahora, ¿qué es eso de ganar sin jugar del todo bien? Bajas actuaciones individuales, lagunas en los circuitos de juego y demasiada parsimonia, como si hubieran esperado que los goles cayeran por gracias del espíritu santo. Ordenada, Canadá cerró todos los caminos, no dejó espacios. Y los espacios se crean si hay movilidad. Casi no la hubo en la primera parte. Excesiva paciencia del campeón del mundo.
Apareció en el arranque de la segunda parte con el gol de Julián. Y casi en seguida con un segundo frustrado. En las dos intervino Mac Allister, casi invisible en el primer tiempo. Quizá no por culpa propia, sino por la posición. Tirado sobre la izquierda perdió importancia. Tampoco mostró mucha rebeldía que digamos
Si el espacio se crea moviéndose, también se provoca con presión tratando de causar el error rival.No importa en que sector del campo. Todo el primer tiempo fue un plomo con los pases laterales entre los cuatro del fondo y de vez en cuando, solo de vez cuando, algún atrevimiento de De Paul.
Sólo cuando la pelota caía en la zona que más o menos compartían Di María y Messi daban ganas de levantarse del sillón y acercarse a la pantalla de la tele.
Sería ofensivo hablar de abulia. Sería una acusación sin fundamento suponer subestimación. Pero la Selección tuvo zona de confort de la que recién salió en la segunda parte cuando pareció haber tomado alguna copa de adrenalina en el vestuario durante el entretiempo y salió a buscar lo que merecía pero por lo que había hecho poco. Tuvo suerte. Encontró el gol rápido. Y después si tuvo pasajes que recordaron lejanamente a los mejores momentos de Qatar. Fue suficiente para sostener el 1-0, para encontrar el gol de Lautaro al final y casi algún tercero. Hubiera sido una exageración.
Ganó bien Argentina. Demostró que está vigente y dará combate y que será una de las candidatas en esta Copa América aun en una noche en que mostró su chapa de campeón pero no tuvo su traje de luces. Acaso sea mejor. Acaso aquiete expectativas y se vaya, como decía ya saben quien, progresando paso a paso.
Sacará conclusiones Scaloni, seguramente. De la formación que puso, del dibujo y de las individualidades. Puede irse tranquilo. La Selección no contrajo ninguna deuda, pero dejó a los hinchas con ganas de ver su mejor versión. Estuvo lejos Tiene tiempo de lograrlo. Y entonces sí, tirar bengalas.