La final del torneo de Primera B que enfrentó al mejores del Apertura y Clausura, Los Andes y Colegiales respectivamente, tuvo condimentos extraordinarios que le pelearon el protagonismo a la definición. El equipo de Munro ganó 2-0 con los goles de Laureano Marra y Mauricio Camargo, se consagró campeón y jugará en 2025 en la antesala de la Liga Profesional. Pero hay más cosas para contar que el triunfo consagratorio.
El Milrayitas encaró el partido desenfocado: el día anterior al partido que definía el ascenso que quedó en manos del Tricolor, tuvo Lautaro Torres -su número 10, uno de los mejores- jugando la Copa Potrero que organiza Sergio Agüero y es televisada. Lo hizo como Luciano Torres, pero fue descubierto. El entrenador Leonardo Lemos optó por convocarlo de todos modos y luego lo confirmó como titular. Su futuro, con el Reducido por el segundo ascenso por delante, dependerá de la decisión de la dirigencia.
Con ese run-run, el equipo de Lomas de Zamora se fue a jugar su chance a Munro con la cabeza puesta en otras cuestiones. Tras el 0-0 de la ida, no había mucho margen para las especulaciones en el Libertarios Unidos: el que hacía más goles que el rival, pegaba el salto.
El que primero lo hizo fue Colegiales. A los 26 minutos del primer tiempo Laureano Marra, de cabeza, hizo la diferencia y estableció la manera en que se jugaría el resto del partido, porque Los Andes estaba obligado a revertir la situación. Esa presión hizo estragos en los jugadores de la visita a medida que se escurrían los minutos.
En el segundo tiempo arrancó con polémica. El delantero de la visita Manuel Brondo cubría una pelota y Joaquín Cancio lo molestaba para ganar la posición. El 9 le aplicó un codazo al mediocampista y el árbitro Edgardo Zamora mostró una amarilla -era roja-. Tumulto, discusión algunos empujones y la sensación que en esa acción, Los Andes podía salir perdiendo.
Eso fue lo que pensó el capitán del equipo de Lomas de Zamora, Sebastián López, que irrumpió en la montonera con vehemencia e identificó al compañero más desencajado y optó por captar su atención drásticamente: le pegó un coscorrón desde atrás para que entrara en razones y se alejara de la zona. Zamora vio el golpe y no lo dudó: expulsión para el arquero.
Durante unos tres minutos López intentó explicar su acción y hasta el cuarto árbitro Juan Cruz Robledo le aclaró a Zamora que el golpe había sido a un compañero y no a un rival. Pese a que el reglamento no distingue el color de la camiseta –el de Los Andes estaba bien expulsado-, el referí resolvió volver atrás y anuló la expulsión.
Si el Milrayitas había llegado a la definición con la cabeza puesta en otras cuestiones, la derrota parcial y la expulsión y contramarcha no contribuyeron para que se enfocara en lo que tenía en juego, a diferencia del local que poco después metió el segundo.
De tiro libre, Marcelo Camargo amplió la diferencia. Con poco tiempo por delante, Colegiales jugó el partido con la convicción del objetivo consumado. Más allá de algunos arranques de Los Andes, su victoria nunca estuvo en peligro. Solo tuvo que aguantar el 2 a 0 en el Libertarios Unidos de munro y consumar un ascenso a la categoría que se había despedido 68 años atrás.