Desde hace siete años, Lautaro Martínez está afianzado en la elite del fútbol europeo y es una pieza fundamental del seleccionado argentino, con el que fue campeón del Mundial de Qatar y de dos ediciones consecutivas de la Copa América. Con Inter consiguió siete títulos locales y en estos días, después de dos intentos fallidos, está en la puerta de la primera corona continental: el sábado comandará a su equipo en la final de la Champions League que disputará contra París Saint-Germain en Múnich.
Martínez, que aterrizó en Milán en julio de 2018, luego de que Inter pagara alrededor de 25 millones de euros por su ficha, ya estuvo en una situación similar a la que protagonizará el sábado, esta vez con la cinta de capitán ceñida a su brazo izquierdo. Hace dos años, el Nerazzurro, ya bajo el mando de Simone Inzaghi, cayó 1 a 0 frente a Manchester City en la final de la Champions disputada en el Estadio Olímpico Atatürk de Estambul.
“La gente decía que el Manchester City era el favorito y que el Inter iba a perder por muchos goles. Jugamos un partido igualado y merecimos más. Ese partido nos dio mucha fuerza y mucho conocimiento de lo que podíamos hacer como grupo, como equipo”, aseguró el delantero esta semana en una entrevista publicada en el sitio de la UEFA.
Tres años antes, el joven Lautaro, que entonces tenía solo 20, pero ya era una fija en el ataque de su conjunto, había sorbido la hiel de la derrota en otra definición de un certamen continental. El 21 de agosto de 2020 y con las tribunas del Estadio de Colonia vacías como consecuencia de las restricciones que imponía la pandemia de covid-19, el Inter, que era dirigido por Antonio Conte, cayó 3 a 2 frente a Sevilla en la final de la Europa League.
Esas finales perdidas fueron los momentos más ingratos del bahiense en su experiencia europea, que ha incluido muchas satisfacciones. No solo por los dos títulos de la Serie A (2020/21 y 2023/24), los dos de la Copa Italia (2021/22 y 2022/23) y los tres de la Supercopa de Italia (2021, 2022 y 2023) que consiguió ni por los 151 goles en 330 partidos, sino también por la admiración y el respeto que se ganó de los simpatizantes.

Pero no solo los hinchas lo valoran como un hombre infaltable. También sus compañeros y los integrantes del staff que conduce al equipo desde hace cuatro años destacan el liderazgo que asumió en el grupo. “Nuestro capitán es un ejemplo para todos. Ver sus ganas dentro y fuera de la cancha cada día es un gran estímulo para todos. No solo para sus compañeros, sino también para nosotros, el cuerpo técnico”, remarcó Simone Inzaghi esta semana.
Este período brillante en su club, que le permitió ser nominado al Balón de Oro tres veces (en la elección final, fue 21° en 2021, 20° en 2023 y 7° en 2024), coincidió con su derrotero en el seleccionado argentino. Si bien debutó durante el mandato de Jorge Sampaoli y cuando aún vestía la camiseta de Racing (el 27 de marzo de 2018 en una derrota 6 a 1 con España en el Estadio Metropolitano de Madrid), su consolidación llegó de la mano de Lionel Scaloni.
Con el seleccionado recorrió un camino ascendente. Fue tercero en la Copa América Brasil 2019 (en ese torneo hizo dos goles) y tuvo revancha dos años después, nuevamente en Brasil (marcó tres goles). También gritó campeón en el Mundial de Qatar, aunque en ese certamen no tuvo un buen rendimiento y perdió la titularidad a manos de Julián Álvarez después del partido con México en la fase de grupos.

“Antes del Mundial, jugué con el tobillo inyectado con analgésicos. No llegué a Qatar como hubiese querido. Entonces entró un compañero (Álvarez) que lo hizo mejor que yo y estoy muy contento. Lo di todo incluso desde afuera”, sostuvo el Toro después de la consagración.
De Qatar se fue sin haber podido marcar siquiera un gol. Esa sequía, que había comenzado dos meses antes del inicio de la Copa del Mundo, duró 551 días y se cortó en un amistoso contra Costa Rica en Los Ángeles. Pero la gran revancha se produjo en la Copa América de 2024: fue el máximo anotador del certamen, con cinco, y convirtió el gol en la final ante Colombia que le dio a Argentina su 16° título sudamericano.
En la temporada que está terminando, Lautaro, en sintonía con su equipo, no tuvo un rendimiento óptimo en el ámbito doméstico, pero se lució en la competencia internacional. Inter perdió la final de la Supercopa de Italia ante Milan, también fue eliminado por su vecino en las semifinales de la Copa Italia y debió conformarse con el subcampeonato en la Serie A, detrás de Napoli. En la liga, el delantero marcó solo 12 tantos, su cosecha más magra desde su primera campaña en la península (había hecho 6 en la 2018/19).

En cambio, el Nerazzurro brilló en la Champions League: fue cuarto en la fase de liga y luego eliminó a Feyenoord, en los octavos de final; a Bayern Múnich, en los cuartos de final, y a Barcelona, en las semifinales. El sábado jugará su séptima final de este certamen en busca de su cuarta consagración (se quedó con el título en 1964, 1965 y 2010).
En esta edición de la Champions, Martínez marcó nueve tantos en 13 partidos. De esa manera, igualó el récord para un jugador de Inter, que había establecido Hernán Crespo en la temporada 2002/03. Además, con estos nueve gritos llegó a 21 y así se convirtió en el futbolista que más goles convirtió en el certamen con la camiseta del conjunto milanés. Esos números adquirirán un valor mucho mayor si el elenco de Inzaghi bate al PSG de Luis Enrique el sábado.
“Viví la final de Estambul y la del Mundial de Qatar, y son momentos únicos que se te quedan grabados para siempre. Vivir otra final de esta magnitud, en esta competición, va a ser increíble”, aseguró Lautaro esta semana. Y añadió: “Es un sueño que vuelve a estar a nuestro alcance. No quiero pensar si voy a conseguir este objetivo que todos deseamos y que le ha faltado al Inter durante tanto tiempo. Quiero disfrutar del momento, de esta final, de este partido. Luego, si llegamos a buen puerto, será un sueño hecho realidad”.