Franco Colapinto no tuvo el fin de semana deseado. Es que, San Pablo se volvió un infierno para los pilotos de Fórmula 1, pero sobre todo para el argentino. Es que, el domingo arrancó con una mala noticia que llegaba desde Bahía Blanca por la muerte de su abuelo. Y luego, las condiciones climáticas hicieron imposible la pista y Franco terminó el Gran Premio de Brasil con su primer abandono desde su llegada al Gran Circo.
Todo arrancó temprano con una clasificación que se pasó para las 7.30 del domingo por la tormenta del sábado. Franco se despistó y chocó su Williams en la S de Senna, en una Q1 que había comenzado con un gran tiempo (1m31s270 milésimas), que lo había puesto noveno. Se bajó del auto y lo observó con tristeza hasta que un comisario lo tomó del brazo y lo sacó de la escena.
«No sé bien qué pasó, fue irrecuperable. Fue un error, mil disculpas, fue 100 por 100 mío», pidió perdón por radio. «Muy triste, perdón al equipo, no sé si van a llegar a la carrera. Vamos a ver si podemos hacer algo para después. Mi miedo más grande es no llegar a largar», comentó después.
A pesar del fin de semana para el olvido que tuvo toda la escudería Williams (con los dos pilotos fuera de carrera y Alpine metiendo los dos coches en el podio y escapándose en el campeonato de constructores), tras el final de la carrera, Colapinto cumplió con los siete mil fans argentinos que viajaron especialmente a verlo correr en Brasil y se prestó a hacer selfies y firmar autógrafos. Sin embargo, su rostro dejaba en claro que no la había pasado bien en la parada brasilera.
«Finde durísimo si los hay. Me hubiera encantado disfrutar más de estos días tan especiales con tanta gente apoyándome. Sé el esfuerzo que hicieron para estar conmigo, y de verdad muchas muchas gracias a todos por venir, no paran de sorprender al mundo ❤️🩹🇦🇷», escribió en su cuenta de Instagram.