El Semillero del Mundo y la Cuna de Cracks volvieron a unirse. Después de casi 28 años de una dolorosa separación, Argentinos Juniors y el club Parque, una de las instituciones más destacadas en la formación básica de futbolistas, juntarán fuerzas nuevamente como lo hicieron en otro tiempo para llevar a la elite a jugadores como Fernando Redondo, Claudio Borghi, Sergio Batista, Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso o Juan Pablo Sorín.
Las máximas autoridades de los dos clubes firmaron el pasado lunes en el Centro de Fútbol Profesional Sergio Daniel Batista un convenio de exclusividad por cuatro años, renovable por otros cuatro, para que Argentinos tenga la exclusividad para fichar a jugadores formados en Parque. Además, el vínculo establece que la dirigencia del Bicho decidirá quién será el coordinador deportivo de la institución de Villa del Parque.
Este acuerdo permitirá que Argentinos reconstruya un puente que le resultó sumamente fructífero en las décadas de 1970, 1980 y 1990 con el club cuya sede está en la calle Marcos Sastre al 3200 y en el cual también empezaron a patear una pelota Fernando Cáceres, Néstor Lorenzo, Diego Cagna, Federico Insúa, Leonel Gancedo y, más acá en el tiempo, Carlos Tevez, Fernando Gago, Leandro Paredes y Alexis Mac Allister, entre otros. Por allí también pasaron pibes que luego se destacarían en actividades muy distintas al fútbol como Stuka, guitarrista de la señera banda punk Los Violadores, y el cantor de tangos Hernán Cucuza Castiello.
El vínculo entre ambas instituciones se había interrumpido en octubre de 1996. Dos factores confluyeron para que eso sucediera. Por un lado, el atraso de algunos pagos por parte de Argentinos por las ventas, entre otros, de Sorín, Sebastián Pena, Leonel Gancedo y Carlos Javier Netto (Parque debía percibir un porcentaje cada vez que el Bicho transfería a alguno de los futbolistas que había formado).
Ese atraso abrió las puertas para que Boca metiera la cuchara. La dirigencia encabezada por Mauricio Macri (había ganado las elecciones 10 meses antes) acercó una oferta que le permitió quedarse con la exclusividad de los jugadores de Parque. El contrato que se firmó entonces era inicialmente por cinco años y, además de un porcentaje por la venta de futbolistas, contemplaba un aporte mensual de 10.000 pesos (entonces convertibles a dólares) y el pago de los salarios de los entrenadores, que ascendían a un monto similar. Entre ellos estaba Ramón Maddoni, la cabeza de la estructura deportiva del club de Villa del Parque.
“Es un gran paso y un orgullo porque Parque es uno de los clubes más importantes de fútbol infantil”, celebró entonces Jorge Bernardo Griffa, quien había asumido como coordinador de Divisiones Inferiores de Boca en enero de ese año. El histórico entrenador elogió a los formadores de la institución con la cual comenzaría a trabajar: “Tienen mucha experiencia, sacaron muchos y muy buenos chicos”.
En la otra vereda, la dirigencia de Argentinos intentó disimular el impacto de la pérdida. “Parque fue algo circunstancial en la vida de Argentinos. Sin nosotros, Parque no habría existido”, sentenció Alberto Pérez, vicepresidente del Bicho, quien reconoció que el detonante del divorcio había sido puramente económico: “A Maddoni se le debía mucho dinero y encima llegó la propuesta de Boca. Como cualquier profesional, se fue donde mejor le pagaban. Nosotros no podíamos retenerlo”.
Maddoni era el símbolo de la segunda generación de grandes formadores que había tenido Parque, una institución fundada en mayo de 1949. La primera la integraron José Batista (padre de Sergio y de Fernando), Tito Patiño y Oscar Refojo. Con ellos a la cabeza, el club se convirtió en dominador de los campeonatos organizados por FAFI, la liga de baby fútbol más competitiva del país en esa época. Su hegemonía en esos certámenes era tan marcada que a mediados de la década de 1990, FAFI decidió expulsar a Parque porque su participación le quitaba competitividad al torneo, puesto que ningún club estaba en condiciones de vencerlo.
El convenio con Boca le dio buenos ingresos a Parque, sobre todo por la venta de jugadores. Una de ellas, la de Fernando Gago a Real Madrid, le permitió comprar una propiedad vecina a su histórica sede de Marcos Sastre 3268, frente a la plaza Aristóbulo del Valle, con el fin de ampliarse. La obra, que incluyó la demolición de sus instalaciones, comenzó en 2010. Para avanzar con ella, la dirigencia contaba con el dinero que ingresaría por la transferencia de Nicolás Gaitán a Benfica (alrededor de 800.000 dólares).
Esperaban recibir el dinero en un pago, pero el acuerdo contemplaba que se abonaría en cuotas. En el medio, el vínculo con Boca se interrumpió, el pago mensual dejó de fluir, el dinero por el pase de Gaitán se retrasó y el proceso inflacionario fue encareciendo la obra, que quedó paralizada en 2011. Ello hizo que el club, sin instalaciones propias, tuviera que mudar sus actividades (la escuelita de fútbol, el baby fútbol, el futsal y el cestoball) a los clubes Pacífico de Villa del Parque y Amanecer de Villa Real, y al complejo deportivo de Leonel Gancedo en Villa Devoto.
Recién en 2013 el club encontró una solución a su problema. El exmediocampista de Argentinos y Boca César La Paglia, que también se había formado en Parque y era vecino del barrio, y un grupo inversor que lo acompañaba acercaron una propuesta para hacerse cargo de la reanudación de la obra y de la gestión de la institución. La dirigencia aceptó firmar un convenio de gerenciamiento por 25 años. “A pesar de todo, seguiremos siendo un club de barrio, está todo aclarado. Así como antes Boca explotaba los servicios del club, ahora lo hará la empresa”, explicó entonces el vicepresidente Bernardino Ladeo.
El club finalmente fue reinaugurado el 21 de marzo de 2017 y un día después sus equipos volvieron a jugar en la sede de Marcos Sastre, que cuenta con un microestadio, cinco canchas de baby fútbol, gimnasio, aulas, quincho, parrillas, cocheras, restaurante y salón para eventos. Siete años después de ese resurgir, Parque y su fábrica de talentos volverán a nutrir a Argentinos Juniors.